domingo, 30 de marzo de 2014

OCHO APELLIDOS VASCOS



Un sevillano haciéndose pasar por vasco es algo grotesco

Los topicazos más burdos tienen peligro de incurrir en injusticias, pero resultan la mar de divertidos. Es el caso de la reciente y exitosísima Ocho apellidos vascos, dirigida por Emilio Martínez-Lázaro (El otro lado de la cama) y escrita por los guipuzcoanos Diego San José y Borja Cobeaga (Vaya semanita, de la ETB).

Fui a ver anoche esta producción de Telecinco que ha logrado situarse el pasado fin de semana en el ranking de las 15 películas más vistas del mundo, recibiendo exaltados elogios de diversos personajes del cine y la cultura. Solo puedo decir que casi me descuajeringo de las carcajadas, si bien reconozco que su humor está basado en unos cuantos clichés de brocha gorda sobre el pueblo vasco que entiendo perfectamente que puedan ser ofensivos.

El argumento lo sabéis casi todos. Es una comedia de enredo sobre las peripecias de Rafa, un joven del sevillano barrio de Santa Cruz, que decide viajar a las Vascongadas para enamorar a Amaia, una abertzale que ha conocido fugazmente en su ciudad. A su llegada al pueblo de la muchacha (el municipio ficticio de Argoitia), una serie de malentendidos le obligan a hacerse pasar, durante una semana, por vasco de pura cepa para engañar al padre de ella, un nacionalista exacerbado. Tal situación da lugar a toda clase de mordaces sketchs sobre las costumbres, la vestimenta, la alimentación y el carácter de los oriundos de esta bella región española, sin olvidar el vascuence y el activismo abertzale, que también son objeto de burlas varias. 

El cuadro resulta de lo más hilarante (sobre todo para un vallisoletano), pero en mi opinión se ofrece un retrato demasiado amable de los andaluces en contraste con la caricatura inmisericorde que se hace de los vascos (y no solo de los nacionalistas), a los que se pinta como brutos, extremistas en todo, racistas, tragaldabas, horteras, borrachines y con nulo sentido del humor, entre otras lindezas.

Salí del cine sospechando que era difícil que Ocho apellidos vascos triunfara en Bilbao o en San Sebastián, pero mirando Internet acabo de enterarme de que ha tenido una acogida fantástica en las salas de estas ciudades. Miles de guipuzcoanos, vizcaínos y alaveses han coincidido en que es una peli genial, nada política, que rompe tabúes, ayuda a desdramatizar los conflictos y favorece una autocrítica muy necesaria para “reírse un poco de sí mismos”, lo que confirma la nobleza de los vascos, por los que yo siento un cariño especial. 

Sin embargo, como cabía esperar, a los separatistas la cinta les ha sentado como una noche en el cuartel de Intxaurrondo. El diario antiespañol y antivasco Gara la ha acusado de franquista, de estar infestada de “costumbrismo español” y de que "los personajes vascos no están interpretados por vascos".

También me he hecho una preguntilla capciosa sobre el humor de Ocho apellidos: ¿Qué habría sucedido si en vez de hacerse una peli con estos chistes sobre los vascos llega a estrenarse otra pitorreándose de los rasgos sociales, culturales y lingüísticos de los andaluces? ¿Le habría hecho tanta gracia a la gente o se habrían producido las manidas protestas acomplejadas de los políticos de turno por semejante agravio a la comunidad andaluza al poner en entredicho su laboriosidad y hacer escarnio de su "dialecto"? Y ya si el choteo fuera sobre los catalanes y sus bolsillos sellados a cal y canto, apaga y vámonos. Parece que muchos están dispuestos a celebrar cualquier estocada al pueblo vasco, al que identifican injustamente con la ETA y sus aledaños, pero son muy susceptibles con las generalizaciones sobre otras regiones.

ENCUESTA DEL CONFLICTO DE CRIMEA


Pregunta: ¿Cuál es tu opinión sobre el conflicto de Crimea? (puedes marcar varias respuestas)
Nº de votantes: 37
Duración: 22 días

Respuestas:

a) Crimea debería conservar su actual estatus (república autónoma integrada en Ucrania): 7 votos (18%)
b) Crimea debería reintegrarse en Rusia por razones históricas y culturales. 9 votos (24%)
c) Crimea debería reintegrarse en Rusia y Ucrania también. 8 votos (21%)
d) Crimea debería convertirse una república soberana e independiente. 2 votos (5%)
e) Crimea debería tener un régimen especial, con doble nacionalidad rusa y ucraniana para sus habitantes 3 votos (8%)
f) Debería celebrarse un referéndum y hacerse lo que diga la mayoría. 10 votos (27%)
g) La situación de Crimea debe decidirse en una guerra. 2 votos (5%)
h) Es una vergüenza que España haya reconocido el nuevo gobierno ucraniano. 8 votos (21%)
i) España ha hecho muy bien reconociendo el nuevo gobierno ucraniano 2 votos (5%) 
j) Estados Unidos debe intervenir en el conflicto para salvaguardar el derecho internacional y la paz. 2 votos (5%)
k) Estados Unidos no debería intervenir, pues solo lo hace por sus intereses económicos y militares. 13 votos (35%)
l) No tengo ni idea sobre el tema. 5 votos (13%)
m) Otras respuestas. 1voto (2%)

NOTA: En las encuestas en las que pueden votarse varias opciones, el % no representa el porcentaje de votos que ha obtenido cada respuesta sobre el total de los emitidos, sino el porcentaje de votantes que ha escogido esa opción.

jueves, 27 de marzo de 2014

REGLAS DE USO DEL GUASAP

No negaré que es una gran ocurrencia. Pero no me voy a dedicar a cantar las alabanzas de un invento que, además, no es tal puesto que previamente ya existían otras aplicaciones de mensajería instantánea también gratuitas. Simplemente querría explicar unas sencillas normas de sentido común que, si todos las aplicáramos, no transformarían una excelente herramienta en una máquina de tortura.




  1. La gente normal no tiene por qué andar de fiesta a las cinco de la mañana y, sin embargo, está en todo su derecho de dejar encendido su teléfono, sin darte explicaciones, ya sea para emergencias, asuntos familiares,... NO ENVIARÁS MENSAJES A HORAS INTEMPESTIVAS.


  2. Los grupos de trabajo son para trabajar; bombardear grupos de este tipo con fotos de gatitos solo conseguirá que los mensajes importantes pasen inadvertidos. NO ENVIARÁS GILIPOLLECES A GRUPOS CREADOS PARA ASUNTOS SERIOS.


  3. Como bien explicó Al Neri en su día, se pueden enviar varias frases en un único mensaje de tal forma que el teléfono no suene diez veces seguidas y el receptor no deje lo que esté haciendo pensando que es algo importante. NO ENVIARÁS MÁS DE UN MENSAJE PARA TEMAS NO URGENTES.


  4. Las personas normales tienen una vida que no está centrada en su teléfono. Quizás reciban tu mensaje o incluso estén «en línea» y no contesten. No pasa nada; no es que te ignoren. Si tan importante es para ti la contestación, gástate unos céntimos en llamar. NO ENVIARÁS ASUNTOS QUE CONSIDERES IMPORTANTES Y ESPERARÁS ASFIXIADAMENTE LA RESPUESTA MIENTRAS PIENSAS COSAS RARAS.


  5. Es ridículo mantener una conversación de más de cinco minutos con una persona a base de mensajitos. Si de verdad te interesa, llama. ¿O acaso eres un despreocupado para el cual el dinero vale más que el tiempo? NO MANTENDRÁS CONVERSACIONES INTERMINABLES POR GUASAP PARA NO GASTARTE TREINTA CÉNTIMOS.


  6. En Internet existen otras formas de red social como los foros o los blogs, usados por quien de verdad desea conocer opiniones e intercambiar pareceres. NO CONVERTIRÁS LOS GRUPOS DE GUASAP EN TU BLOG PARTICULAR.


  7. Si es de mala educación dejar a cualquiera con la palabra en la boca, podemos imaginarnos lo que supone estar de tertulia con los amigos y no atenderlos para mirar la última chorrada que nos hayan enviado. NO USARÁS EL GUASAP EN EL BAR EN CUALQUIER MOMENTO U OCASIÓN.


  8. Millones de personas en el mundo carecen de alimentación básica. Por ello, el momento de la comida debe ser respetado. NO USARÁS EL MÓVIL EN LA MESA.


  9. Tan importante para un buen profesional es serlo como parecerlo y existe una gran diferencia entre acudir al trabajo e ir a trabajar. NO USARÁS EL GUASAP EN HORAS DE TRABAJO PARA ASUNTOS NO LABORALES.


  10. Uno de los pilares de cualquier relación sentimental seria, sana, madura y estable es la mutua confianza entre el hombre y la mujer. Además, alguien a quien le comprometa un mensaje de móvil y no lo borre, es tan tonto que sus genes no merecen prevalecer en el mundo. NO COTILLERÁS EL TELÉFONO DE TU CÓNYUGE.

Estas diez sencillas reglas se resumen en otras más simples aún: USARÁS ANTES EL SENTIDO COMÚN QUE EL MÓVIL; INTENTARÁS TENER UN VIDA PLENA DISTINGUIENDO LAS NECESIDADES REALES DE LAS CREADAS y LA PUNTUALIDAD Y LA FORMALIDAD SON VALORES ETERNOS CUYO DESPRECIO NO SE PUEDE DISCULPAR PULSANDO UNAS TECLAS.

martes, 25 de marzo de 2014

DESPIDIENDO A SUÁREZ


Tras dos días de exaltación y de tristeza ante la lamentable manipulación mediática de la figura del ex presidente Suárez y la amnesia borreguil de la inmensa mayoría de mis compatriotas, ya me siento con fuerzas para redactar una nota sosegada sobre su figura. 

Dicen que está muy feo lanzar críticas sobre quien acaba de fallecer, pero a mí me parece imprescindible hacerlo cuando los medios de comunicación dominantes se dedican a ensalzar a bombo y platillo, con la desproporción de ayer y de hoy, a un personaje otrora despreciado por gran parte de los españoles, mintiendo además abiertamente sobre su trayectoria y sus logros, e incurriendo en una deformación bochornosa de nuestra historia. Ante tal situación, no cabe otra que trazar una semblanza crítica del mandatario ucedista para refrescar memorias o al menos favorecer el debate frente a la propaganda barata de las grandes cabeceras y emisoras, más propia del régimen castrista que de la maravillosa democracia que se supone nos regaló el Robin Hood abulense.      
                              
Lanzo así varias reflexiones rápidas sobre la labor del señor Suárez, dejando claro, antes que nada, que me es difícil hacer valoraciones de fondo sobre una persona que se encuentra, de raíz, en las más absolutas antípodas de mis ideales y de mi forma de entender la política, la sociedad y la democracia, más que nada porque su estilo de gobierno tuvo como premisa que podía comerciarse con todo y cederse en todo en aras del consenso (que no logró) mientras que para mí hay valores innegociables por los que vale la pena plantear los más severos conflictos.

1.- El primer político profesional.

Se ha criticado mucho a Moreno Bonilla por ser un político profesional sin oficio ni beneficio, mientras que todos se callan que Suárez aprobó a duras penas la carrera de derecho y desde jovencito no tuvo más trabajo que la política, a la que accedió gracias al enchufe, y a su carisma y don de gentes.

2.- Elegido a dedo

¡Suárez, traidor, cantaste el Cara al sol!
El Rey lo eligió discrecionalmente para formar gobierno en el 76 convirtiéndose en el último presidente del franquismo. Después ganó dos elecciones por poco margen y solo gracias a la inercia y al temor al cambio de los españoles, a los que engañó vilmente.

3.- Un trepa y un perjuro sin honor

Del ala más azul del Movimiento, en el que desempeñó cargos importantes directamente designado por Franco previo juramento de los Principios Fundamentales, pasó alegremente y sin solución de continuidad a la acera opuesta, transformándose en un demócrata de toda la vida y liquidando el régimen en el que había medrado.

Suárez se inventó el centro político para huir de toda ideología y poder conchabarse o bajarse los pantalones con unos y con otros sin el menor rubor. No era más que un oportunista empedernido con hambre de poder.

4.- Encantador de serpientes

El ex presidente no sabía hacer la “o” con un canuto, pero era un astuto seductor y un vendecacerolas de lo más eficaz que decía a cada uno lo que quería oír con tal de mantenerse a flote. 

5.- Antiespañol

Suárez diseñó el modelo autonómico a gusto de los separatistas, cavando así la tumba de la unidad de España como estamos viendo hoy. El invento de las comunidades autónomas ha sido el mayor lastre para el desarrollo y para la igualdad de derechos en España.

En 1977 indultó a cientos de etarras con la famosa Ley de Amnistía. Como esta norma no amparaba la excarcelación de miembros de la banda que hubieran participado en actos terroristas, el presidente se valió de la figura del extrañamiento o destierro para liberarlos impunemente en Francia.

Legalizó el entorno de ETA (Euskadiko Ezkerra) y lideró la política antiterrorista más blanda de la historia, favoreciendo los atentados. Durante sus mandatos los etarras asesinaron a 300 personas, más del triple por año que en cualquier otro período. En contraste, reprimió sin contemplaciones a sus antiguos correligionarios falangistas y a la llamada extrema derecha.

6.- Legalizó un PCE antidemocrático

El líder de UCD legalizó el Partido Comunista en el 77, cuando aún no se había despojado de sus servidumbres soviéticas y financiaba a diferentes grupos terroristas en España y en el extranjero.

7.- Enemigo de los trabajadores

Sus célebres reformas laborales, diseñadas para la patronal, flexibilizaron de forma inhumana el mercado de trabajo y dieron al traste con infinidad de derechos sociales consagrados en las leyes franquistas. El paro en el país pasó de medio millón a casi tres en muy poco tiempo.

8.- Contra la familia

Aprobó la ley del divorcio invadiendo abiertamente competencias de la Iglesia respecto a los matrimonios canónicos y sentando las bases de la actual crisis de la familia en España.

Suárez era un político muy versátil
9.- No logró el consenso

Pese a lo que nos repiten machaconamente, Adolfo Suárez no llegó a alcanzar un auténtico consenso entre las fuerzas políticas y sociales del país, ni evitó una Transición sangrienta. Lo único que logró fue aglutinar los diferentes egoísmos partidistas alrededor de una Constitución insustancial y meramente declarativa en sus aspectos más sociales. También sofocó provisionalmente el volcán de los nacionalismos a cambio de hipotecar nuestra patria con el tinglado de las autonomías, una auténtica bomba de efecto retardado que ahora mismo está a punto de estallar. 

El pobre legado político del que no fue más que un hombre de paja se desmoronó muy pronto ante un PSOE cada vez más pujante. La farsa de golpe de estado del 23-F, de la que él mismo movió los hilos junto al Rey, no le sirvió para salvar los muebles.

10. Despreciado

Ha sido uno de los políticos más vilipendiados de nuestra historia. Tuvo que dimitir ante la clamorosa indignación de casi todos los sectores de la sociedad, no solo del PSOE, sino de la propia UCD y del ejército. Ningún presidente ha recibido tantos insultos ni provocado tanta crispación como él.

Su apego al poder le llevó a fundar un partido patético (CDS) que abandonó en 1991 a la vista de los reveses electorales y de la indiferencia y el desprecio de los españoles hacia un proyecto político camaleónico que viraba de izquierda a derecha en función de las conveniencias de cada instante. Recomendable la lectura de los últimos programas de este partido bajo la presidencia de Suárez para perderle el respeto que ahora parece obligado profesarle.

11.-Alzheimer

Por último deberíamos preguntarnos honradamente cuánto ha tenido que ver la lastimosa enfermedad que venía sufriendo este político desde hace once años con el sentimentalismo extremo que se ha desplegado ante su muerte.


Adolfo Suárez González, descanse en paz. La pluma viperina ruega una oración por su alma.


(Puede que el post sea ampliado durante los próximos días)

Más sobre Adolfo Suárez en La pluma viperina: Había que ser de algo

domingo, 23 de marzo de 2014

OPERACIÓN B.S.O. (28): EL TIEMPO ENTRE COSTURAS



No he leído la novela, pero la serie El tiempo entre costuras (2013) despertó mi interés desde el primer episodio. Es una producción lujosa y bastante bien ambientada que aborda las tensiones políticas internacionales en la España de la postguerra, cuando los servicios secretos ingleses y alemanes maniobraban para impedir o favorecer respectivamente nuestra entrada en el conflicto mundial.  Las dos cosas que más me gustan son la aparición del enigmático Ministro de Asuntos Exteriores Juan Luis Beigbeder y la deliciosa banda sonora de César Benito, compuesta por más de veinticinco temas, casi todos para piano, de la que dejo cuatro muestras para vuestro deleite.





viernes, 21 de marzo de 2014

CLASES SOCIALES



En los últimos meses he tenido ocasión de tratar y observar más detenidamente a personas situadas en los polos opuestos del escalafón social y mis conclusiones han sido tristes. Iguales ante Dios y en dignidad, todos estamos llamados a respetarnos, a entendernos y, desde una perspectiva cristiana, a amarnos como hermanos. Es sin duda un noble objetivo además del pilar fundamental de nuestra Fe, por lo que deberíamos tener marcada como prioridad en la hoja de ruta de nuestra vida el trato cálido y el diálogo cercano con todos aquellos con los que nos cruzamos con independencia de su condición social y de su formación cultural. Por desgracia este propósito nos cuesta cumplirlo en demasiadas ocasiones.

Uno de los motivos por los que es tan difícil la sintonía entre los seres humanos es precisamente la fuerte estratificación social a la que me refiero. Por razones de corrección política solemos obviar cualquier consideración clasista a la hora de plantearnos las relaciones interpersonales, llegando a tener la falsa sensación de que todos estamos al mismo nivel y podemos valorar y comprender las mismas cosas, compartir los mismos intereses, aspirar a idénticas metas o tener una sensibilidad similar hacia determinadas cuestiones. La realidad por desgracia es bien distinta: en la práctica las personas pertenecientes a estratos sociales muy alejados no tienen absolutamente nada en común y sus esquemas mentales están tan condicionados por sus respectivos prejuicios, necesidades y expectativas que casi me atrevería a decir que hablan idiomas opuestos y que es imposible que lleguen a entenderse y mucho menos a amarse (más allá de la mera declaración formal católica) o a compartir ningún aspecto de sus vidas.

Cuando escucho una conversación entre un hombre culto y acomodado, y alguien muy humilde, de un barrio popular y sin estudios, siempre tengo la sensación de que cada uno tiene sintonizado un canal distinto del walkie-talkie. Estas charlas suelen estar empañadas de desconfianzas o complejos, y desenvolverse a un nivel superficial, entre el tópico y la cortesía, percibiéndose a la legua que los interlocutores no tienen apenas temas en común de los que hablar y que las opiniones de uno se encuentran en las antípodas de las del otro. La mayor o menor fluidez de estos contactos depende casi siempre de la habilidad, de la educación y de la sensibilidad del más formado, que por obvias razones sociológicas que a veces nos negamos a ver, casi siempre es el más rico. 


Creo que nunca estaremos cerca los unos de los otros, ni nos amaremos como nos mandó Cristo, si no se acortan las distancias sociales y culturales. Para amarse hay que entenderse y desterrar todo prejuicio. Para sentirse hermanos hay que tener, si no los mismos puntos de partida, sí las mismas oportunidades para acceder a la educación, al trabajo y a los recursos. Como dijo el Papa Francisco, un cristiano en estos tiempos está obligado a ser revolucionario, y ello implica apostar con palabras y con hechos por una sociedad mucho más igualitaria, por un reparto equitativo de la renta, por una educación y una sanidad públicas y universales, y por un trabajo y un sueldo dignos para todos. Y la única manera de alcanzar todo esto es tijeretear sin contemplaciones por arriba y fulminar los privilegios de los de siempre; reivindicar un estado fuerte y unas políticas sociales valientes que, respetando la iniciativa privada y los méritos personales, neutralicen el egoísmo capitalista. Debemos aspirar a que nadie tenga su destino escrito en la frente en función de la calidad de su cuna.

Se trata solo de rescatar lo esencial del Evangelio, lo que nuestros padres inculcaban machaconamente en nuestros corazones infantiles: ¡compartir!

Cuando en este cochino mundo se comparta, tendremos todos mil cosas en común y las relaciones irán como la seda. Solo entonces aprenderemos a querernos de verdad. 

miércoles, 19 de marzo de 2014

LOS PEROS DE UNAMUNO

Unamuno fue abucheado e insultado a la salida del Paraninfo de la Universidad de Salamanca el 12 de octubre del 36

Miguel de Unamuno ha sido, nadie lo duda, uno de los intelectuales españoles más brillantes. Lo que no está tan claro es que su capacidad y su clarividencia hayan sido útiles a nuestra Patria, pues su soberbia intelectual le impidió comprometerse a fondo y, por lo tanto, tirar del carro en las encrucijadas más decisivas. Un verdadero desperdicio.

A los treinta años, Don Miguel se afilió al PSOE de Bilbao, del que sale bufando al poco tiempo. Después se convierte al liberalismo y se pasa la dictablanda de Primo de Rivera dando por saco hasta que se exilia a Francia. En 1931 regresa a Salamanca y es elegido concejal y diputado por la conjunción republicano-socialista, pero a los dos años ya está echando pestes contra la República y sus principales políticas. En 1935 habla maravillas de José Antonio y acude ilusionado a un mitin suyo en la ciudad. En 1936 se suma al Alzamiento e invita a los intelectuales europeos a apoyar a Franco en defensa de la civilización occidental, pero cuando los nacionales comienzan a fusilar a sus amiguetes, se enfurruña y monta el famoso pollo del Paraninfo de la Universidad salmantina, del que salió vivo solo por su edad y su prestigio, y que le costó un humillante arresto domiciliario hasta el final de sus días.

El del Paraninfo fue un episodio más que memorable que tuvo lugar el 12 de octubre del 36 durante el acto de apertura del curso académico. A los exaltados discursos patrióticos de los asistentes, Don Miguel, que era el Rector, respondió tocando los cojones como era habitual en él, solo que en esta ocasión se le fue la mano y no lo fusilaron de chiripa. “Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis, porque para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España (…) Llevo toda mi vida enseñando la lengua española, que no sabéis (…) Aquí está [el Obispo] para enseñar la doctrina cristiana que no queréis conocer.”

La foto de su salida del Paraninfo lo dice todo. Se le ve inquietillo, como un crío que acaba de cometer una travesura gorda. 

Hay quien dice que estaba como una auténtica regadera, pero lo cierto es que al filósofo vizcaíno, que tenía un cerebro privilegiado, le perdió la vanidad, el prurito de ser diferente a todos y el no callarse ni debajo del agua. Ya lo dijo su bisnieto en una entrevista en 2009: su problema fue hablar en exceso. 

No puede negársele la razón en muchas de las cosas que afirmaba. En efecto, la llegada de la República abrió una etapa llena de ilusiones y buenas perspectivas que muy pronto se frustraron debido al sectarismo de las izquierdas, de modo que parece legítimo estar a favor primero y en contra después. El Alzamiento representó asimismo la única salida a una situación insostenible de caos y de deriva, por lo que defenderlo no fue ningún disparate; otra cosa es que un señor tan inteligente como Don Miguel viera en Franco a un regeneracionista o que se le pasara siquiera por la cabeza que los insurgentes iban a derrochar misericordia cristiana con los rojos durante la guerra.

Tenía razón, ya digo, pero hay veces en la vida que hay que quedarse a una carta y olvidarse de las apreciaciones personales si de verdad se desea contribuir a un proyecto común. Los más cultos, trabajadores, hábiles, lúcidos o capaces jamás aportarán nada a la sociedad si en determinadas situaciones no tienen la humildad de aparcar, aunque sea de momento, sus peros y sus matices, y de arremangarse y remar como los demás en pos del interés común.

Hay ocasiones en que por muchas pegas que uno tenga que poner a las únicas alternativas existentes, no queda otra que tomar partido por una de ellas y dejar de dar la murga con los detalles si de verdad se quiere alcanzar el objetivo propuesto. A veces no hay tiempo de analizar ni de meditar, y, ante la premura, se impone elegir deprisa, incluso improvisadamente.

Los que no se decantan porque se creen demasiado listos como para simplificar, porque se niegan a dar un paso sin que todo encaje al milímetro en sus ideas y en su conciencia, al final se quedan en el medio, incomprendidos, cuando no despreciados, por unos y por otros, y –lo más grave– en la práctica acaban por ser inoperantes, por no servir para nada. Entiendo muy bien al general Millán-Astray cuando le grita a Unamuno en Salamanca: “¡Muera la intelectualidad traidora!”

Y yo también me tendría que aplicar el cuento.

lunes, 17 de marzo de 2014

URNAS Y LEYES

Presionados ciudadanos crimeanos decidiendo ayer su futuro a punta de pistola

Estos demócratas son unos cachondos.

Uno se pregunta cómo la Unión Europea y los Estados Unidos pueden tener los huevos de arremeter contra el referéndum de ayer de Crimea con el argumento de que es ilegal (por no ser conforme con la constitución ucraniana) después de haber bendecido el año pasado el de las Islas Malvinas, la separación de Kosovo de Serbia en 2008, y, sobre todo, el golpe de estado en Ucrania de hace unas semanas, que dio lugar a la destitución anticonstitucional de Yanukóvich, presidente elegido en unas elecciones democráticas y legales.

Puede que en breve asistamos a otro suceso paranormal en Venezuela, cuando el pueblo pegue una patada a Maduro y los ricos pongan en el poder a otro elemento igual o peor, pero sin pasar por las urnas ni nada (luego ya, si eso). Veremos a USA y a las potencias de la UE aplaudir con las orejas este golpe de timón a pesar de que los chavistas ganaron por mayoría el año pasado.

Es que esto de la democracia es muy flexible, así da gusto. Si de las urnas sale lo que tiene que salir, las elecciones son legítimas y el pueblo ha demostrado un alto grado de madurez, pero si ganan los que no conviene, entonces es que ha habido pucherazo, “contaminación propagandística”, o el referéndum o la elección no han sido más que “el disfraz civil de una ocupación militar”.

¡Lo que habrían dicho Washington y Bruselas de la consulta de ayer si llegan a ganar los partidarios de quedarse en Ucrania! Habrían defendido su legitimidad con uñas y dientes considerando el resultado la máxima expresión de la voluntad del pueblo crimeano, aunque los soldados de Kiev hubieran hecho votar al personal a punta de metralleta.
Pobres alemanes manipulados e ignorantes aclamando a un tirano

Podríamos recordar otros casos sonrojantes de la historia más o menos reciente y ver qué opinaban los gurús ultrademocráticos de las elecciones que ganaba Hitler masivamente, del intento de golpe de estado en España en 1934, del también golpe del 36, o del acceso al poder del chileno Pinochet y del argentino Videla, impulsado directamente por Estados Unidos sin hacer ascos a los recortes de libertades ni a las violaciones de derechos humanos.

En el fondo, y aunque no lo parezca, sí tengo algo en común con americanos y europeístas, y es que a mí, como a ellos, la legalidad y la voluntad popular me las paso por el forro cuando hay en juego valores o intereses superiores. Las normas son demasiado volubles, se cambian a capricho y pueden conculcar la justicia y la verdad histórica. El criterio de la mitad más uno es maleable como la plastilina y no hay por qué respetarlo por encima de todo.

La diferencia está en que los demócratas fingen divinizar la ley y las urnas, y yo en cambio las relativizo siempre. Ellos aseguran moverse en todo momento dentro del ordenamiento jurídico y con el apoyo del pueblo, pero cuando les conviene se inventan que la ley estaba mal hecha o que los votantes habían sufrido presiones o manipulación informativa. Yo, por el contrario, afirmo sin rodeos que el consenso y los instrumentos legales y pacíficos deben prevalecer en la medida de lo posible, pero como el derecho da de sí lo que da, y no digamos las urnas, pueden plantearse escenarios en los que no vas a quedarte de brazos cruzados, dejando que te pisoteen a ti o a tu Patria, solo porque unos leguleyos, pagados a saber por quién, dictaminen que no puede actuarse, o porque se haya ganado o perdido una votación

El noble y concienciado pueblo venezolano se lanza a la calle en defensa de su libertad

Yo estaría dispuesto a cualquier cosa, fuera la que fuera, para que Cataluña siguiera siendo española, por encima del sentir de la población catalana e independientemente de la legalidad formal del futuro referéndum (que hoy por hoy no la tiene), ya que considero un crimen obviar la misión y la cultura común que durante tantos siglos hemos compartido y que han dejado huella indeleble en la Historia y en el mundo. Mientras los medios previstos en la Constitución sirvan para mantener intacta la unidad de España, bienvenidos sean, pero si estos medios se neutralizan por la vía de una reforma o de la interpretación interesada de un político cobarde, considero muy legítimo acudir a otras vías digan lo que digan Europa y el tío Sam y aun a costa del sacrificio de vidas humanas. 


Sobre el mismo tema en La pluma

Yo también quiero ser demócrata
Luces y sombras de Hugo Chávez

viernes, 14 de marzo de 2014

ESTADÍSTICAS QUE NUNCA VEREMOS

Me interesa muchísimo la estadística, aunque también me impresiona la facilidad con la que los datos recogidos pueden ser objeto de manipulación (sobre todo a la hora de interpretarlos y difundirlos) en función de los intereses políticos. Además me hace gracia como los estudios estadísticos que a mí más me gustaría conocer jamás son publicados por nadie. Hay estadísticas que no veremos en la vida.

Por ejemplo, me encantaría que alguien seleccionara a los cien trabajadores por cuenta ajena menores de 40 años con los ingresos anuales más elevados de mi ciudad, estudiara bien este colectivo y publicara un análisis estadístico respondiendo a dos preguntas:

1.- ¿Qué nivel de estudios, idiomas y currículum en general tienen estas personas?

2.- ¿Cuál es la posición socioeconómica de sus progenitores?

Estoy seguro de que los resultados serían escalofriantes, un auténtico jarro de agua fría sobre nuestra fe bobalicona en los títulos universitarios, en la formación, en la igualdad y en la movilidad social.

Saldría que un porcentaje muy elevado de la muestra no tiene una preparación académica, idiomática y técnica, ni una experiencia profesional superiores a la media de la gente de su edad en España, y que los padres de la mayoría también se encontraban hace veinte años en la lista de las cien personas con los salarios más altos de la ciudad.

Ya digo, escalofriantes, sobre todo teniendo en cuenta las milongas que nos intentan vender todos los días.

Y si el grupo estudiado fuera el de los cien jóvenes empresarios con mayores beneficios anuales, el balance se adentraría en el género de terror pero ambientado en la Edad Media.

Reconozco que este mismo estudio hecho hace 40 años habría dado resultados peores, pero aún así es triste, muy triste.


Sobre este mismo tema en La pluma viperina: Criba social

miércoles, 12 de marzo de 2014

MONSEÑOR BLÁZQUEZ

La idea de paz de Monseñor Blázquez es un insulto a España y a la inteligencia

Todo apunta a que Monseñor Ricardo Blázquez va a convertirse, por segunda vez en su vida, en Presidente de la Conferencia Episcopal, gracias, por lo visto, al apoyo del Papa Francisco.

Esta noticia debe ser tomada con especial prevención por todos los buenos españoles, dada la actitud proclive al entorno de ETA que este prelado de origen abulense, que en la actualidad encabeza la Archidiócesis de mi provincia, demostró durante su etapa como Obispo de Bilbao (2005-2010).

Sin necesidad de hacer mucha memoria, recordamos que este bicharraco firmó en 2002, junto con el resto de obispos vascos, una repugnante carta pastoral en la que se criticaba al Gobierno por la entonces embrionaria Ley de Partidos, que, como sabemos, permitió la posterior disolución de Batasuna y de otros satélites de ETA, así como del brazo político del GRAPO.

En este panfleto, Monseñor y sus compinches en las otras diócesis vascongadas afirmaban ladinamente sobre la ilegalización de Batasuna: 

“(…) nos preocupan como pastores algunas consecuencias sombrías que prevemos como sólidamente probables y que, sean cuales fueren las relaciones existentes entre Batasuna y ETA, deberían ser evitadas. Tales consecuencias afectan a nuestra convivencia y a la causa de la paz. (…)  La convivencia, ya gravemente alterada, ¿no sufriría acaso un deterioro mayor en nuestros pueblos y ciudades? Probablemente la división y la confrontación cívica se agudizarían. No vemos como un clima social así pueda afectar favorablemente a la seguridad de los más débiles: los amenazados. Más bien nos tememos que tal seguridad se vuelva, lamentablemente, más precaria”.

Pero el entonces obispo de Vizcaya no se limitó a suscribir esta “sutil” amenaza corleonesca al más puro estilo Otegi, sino que el muy canalla se negó ese mismo año a firmar el documento oficial del Episcopado español en materia de terrorismo, en el que ETA y Batasuna salen trasquiladísimas y se proclama valientemente la inmoralidad de sus aspiraciones políticas en base a la doctrina de Juan Pablo II: 

“Cuando determinadas naciones o realidades nacionales se hallan legítimamente vinculadas por lazos históricos, familiares, religiosos, culturales y políticos a otras naciones dentro de un mismo Estado no puede decirse que dichas naciones gocen necesariamente de un derecho a la soberanía política”. “Resulta moralmente inaceptable que las naciones pretendan unilateralmente una configuración política de la propia realidad y, en concreto, la reclamación de la independencia, en virtud de su sola
voluntad”.

Conclusión: Monseñor Ricardo Blázquez es un clérigo nefasto y antiespañol, una serpiente sibilina cuyo destino, en una España ideal, sería otro bien distinto que gobernar nuestra Iglesia.

martes, 11 de marzo de 2014

EN RECUERDO DE LAS VÍCTIMAS


En venganza por el atentado del 11-S y por oscuros motivos económicos y petrolíferos, Estados Unidos perpetraba en 2003 la invasión de Irak sin la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU. La excusa fue la existencia en este país de armas de destrucción masiva y la vinculación de Sadam Husein con Al-Qaeda, circunstancias que jamás han podido probarse. La invasión fue respaldada por la llamada Coalición de la Voluntad, de la que formaba parte el gobierno de José María Aznar contra la abrumadora oposición de la opinión pública española. La primera actuación de España en esta alianza fue unirse a la declaración de ultimátum al régimen de Sadam.

El pretexto de Aznar para sumarse a la contienda fue que el gobierno baathista constituía una seria amenaza para nuestro país y demás potencias occidentales.

La invasión se inició el 20 de marzo con unos bombardeos indiscriminados sobre Bagdad que masacraron a la población civil inocente, incluidos mujeres y niños. Tan devastador resultó este ataque con tomahawks, que las tropas agresoras apenas encontraron resistencia al entrar en la ciudad.

En mayo, Bush declara unilateralmente el final de la guerra, considerando así terroristas desde ese mismo momento a todos los militares y guerrilleros iraquíes que seguían defendiendo su patria de una invasión ilegal.

Derrocado Husein, se estableció un gobierno provisional de la coalición invasora, del que formaron parte, por decisión directa de Aznar, oficiales y diplomáticos españoles. Dos meses después el Congreso de los Diputados autoriza el envío a Irak de 1.300 militares españoles, integrados en la Brigada Plus Ultra, que participan en los combates y en la salvaje represión a la población local. También se encomienda a esta unidad la captura y la custodia de prisioneros “terroristas” y algunos de nuestros compatriotas se involucran en episodios de torturas 
como el de la base de Diwaniya.

El balance para Irak de esta agresión injusta fue, como mínimo, de 150.000 muertos, más de la mitad civiles. Algunos estudios sitúan la cifra en 655.000 e incluso más.

La guerra supuso un pingüe negocio de muchos millones de dólares para las potencias aliadas, cuyas empresas fueron contratadas para las tareas de reconstrucción. La mayoría de las empresas españolas que se apuntaron al pastel lo hicieron en calidad de subcontratistas de compañías americanas para reparar infraestructuras, obras públicas y viviendas, y obtuvieron beneficios por más de 5.000 millones de euros. Una de las grandes beneficiarias fue La Caixa, que formó parte del banco títere iraquí gestionado por los Estados Unidos.

Los concursos y contactos con empresas para repartir la tarta de la reconstrucción se iniciaron en Estados Unidos un mes antes de comenzar la guerra. 

Actualmente el ex presidente Aznar se gana la vida gracias a su intervención en la masacre de 2003 y 2004, a cuyas víctimas quiero dedicar hoy un respetuoso recuerdo.

domingo, 9 de marzo de 2014

EL VERDECILLO




Una señal inequívoca de la proximidad de la primavera es el gorjeo estridente, prolongado y rapidísimo del verdecillo macho en celo, que comienza a oírse sin falta en nuestros parques hacia la última semana de febrero. Mi ciudad ya es un hervidero de verdecillos inundándolo todo con su canto incansable que recuerda el frotar de cristales rotos.

El verdecillo (Serinus Serinus), también conocido como chamarín, serín o gafarrón, es uno de los fringílidos más pequeños y abundantes en España; de hecho es una de las aves más frecuentes en nuestro territorio, que puede observarse sin problema en parajes muy diversos, desde pinares, olivares y huertos, hasta eriales, jardines y parques públicos. No es un pájaro tímido y se deja contemplar de cerca. 

Es de color verdoso, aunque el macho presenta unos tonos más brillantes y exhibe, a partir de la primavera, un intenso amarillo en el pecho, cejas, cuello y frente. La mancha limón del pecho de la hembra es mucho menos llamativa.  El vientre del chamarín es estriado y su cola tiene forma de horquilla; su vuelo es característicamente ondulado y se le identifica muy bien en el aire por su inconfundible obispillo amarillento.

 La especie reside en España durante todo el año, pero a partir de otoño se multiplica su población al llegar miles de ejemplares del norte y centro de Europa. Cría dos veces al año y se alimenta sobre todo de semillas, por lo que ha sido tradicionalmente un ave de jaula como el resto de fringílidos cantarines (canario, jilguero, verderón, lúgano, pardillo y pinzón). Hoy está prohibida su captura pero se cría en cautividad.

Disfrutémoslo estos días por todas partes. Prestemos atención a su retahíla de notas chirriantes e intentemos sorprenderlo posado en su rama cuando gorjea esponjado y ajeno a todo.


viernes, 7 de marzo de 2014

HUMILDAD

No hace falta ser Einstein para ver que la humildad es una virtud muy valorada en las relaciones interpersonales. En el fondo todos nos sabemos vulnerables e imperfectos, por lo que nos sentimos cómodos cuando las personas con las que tratamos se muestran sencillas en vez de hacer alarde de su inteligencia, su capacidad económica o su superioridad por muy evidente que estas sean. Es el abecé de la vida social que los cercanos y accesibles caen bien, mientras que a los altivos no hay quién los trague. Esto es así por una razón cultural: la modestia es uno de los grandes ejes de la moral cristiana que ha impregnado intensamente durante siglos la sociedad occidental.

Esta virtud, muy loable, suele ser objeto de ciertas distorsiones y problemas que todos conocemos. Uno de ellos es la falsa modestia, que se produce cuando alguien quiere gozar de los beneficios sociales de la humildad a pesar de que este rasgo no le caracteriza en absoluto. Lo bueno es que al falso modesto se le detecta rápidamente: en cuanto alguien le repite las críticas que él mismo se autoinflige, suele picarse y saltar impulsado por  el resorte de su soberbia.

Con la humildad sucede también, en los casos en que es auténtica, que cada vez encaja peor en el modelo de sociedad tan competitiva en que nos movemos. La sencillez está muy arraigada en nuestra mente como actitud ideal por los motivos culturales que he expuesto, pero lo cierto es que nuestro entorno social, económico y profesional ha cambiado de raíz en las últimas décadas y cada vez está más alejado de los valores cristianos. En el contexto de unas relaciones basadas en la rivalidad, los humildes corren el riesgo de ser empujados a la cuneta sin miramientos, por mucha valía que tengan. Parece obvio que por elementales razones de supervivencia, la humildad hoy en día debe ser dosificada con prudencia, advirtiendo bien su frontera con la estupidez, y combinándola con otras actitudes no necesariamente incompatibles con ella pero que sí la atemperan en cierto modo.

Casi nadie nos imaginamos a una persona muy sencilla y honesta con sus limitaciones superando la entrevista para un puesto al que aspiran cientos de profesionales. Nos chirría la presencia de un hombre campechano en ambientes (hoy tan habituales) en los que para mantenerse a flote es imprescindible saber venderse, parecer más listo que los demás y no regalar a nadie ni las migas de una ventaja.

¿Cómo compatibilizar una actitud tan encomiable como la humildad con nuestra necesidad de mantener el tipo en este mundo pujante y de apariencias que nos ha tocado en suerte?


Más sobre este tema en La pluma viperina:

- Saber venderse
- Por encima del hombro


miércoles, 5 de marzo de 2014

PSICÓLOGOS

Señorita, necesito desahogarme...

Por diversas causas que hoy no me da la gana desgranar, nunca he tenido demasiado respeto por la profesión de psicólogo. Puede que la culpa sea mía, por no alcanzar a entender la importancia de su labor. También soy consciente de que la psicología engloba multitud de áreas y profesiones heterogénas. Pero el caso es que a mí la inmensa mayoría de los comecocos me parecen unos charlatanes que viven de vender humo y aportan más bien poco a la sociedad. Todas y cada una de las perogrulladas que dicen las sabe cualquiera con dos dedos de frente; utilizan una terminología pedante y gilipollesca, y encima suelen moverse en campos de actividad que me provocan urticaria como la psicopedagogía, el coaching, la cultura empresarial, el apoyo familiar o los recursos humanos, generalmente hablando por los codos sin concretar nada y sacándose de la manga necesidades que nadie tenía antes de tratar con ellos

Sobre mi experiencia personal con estos profesionales prefiero correr un tupido velo por pura caridad.

De unas décadas a esta parte se viene dando mucha cancha a esta profesión desde las administraciones públicas. Parece que las instituciones están empeñadas en colocarlos a todos, venga a inventarse programas, proyectos, estudios, auditorías, formaciones y demás gaitas donde su presencia es marchamo de sensibilidad, de modo que ya quedan muy pocos organismos y chiringuitos oficiales donde no haya un psicólogo dando la coñada al personal o a los ciudadanos, y poniéndoles la cabeza como un bombo. Los medios de comunicación también les dan bolilla a base de bien, en lo que a veces parece una burda estrategia comercial pagada por algún gabinete psicológico.

Una de las cosas que más me irritan últimamente de estos especialistas es su ostentosa presencia en el escenario de accidentes, catástrofes o crímenes multitudinarios. Si nos fijamos, cuando dan la noticia de uno de estos dramas en televisión, siempre describen el suceso, enumeran los muertos o heridos, indican el centro hospitalario donde estos últimos han sido trasladados y, por último, añaden que “hasta el lugar se ha desplazado un equipo de psicólogos para prestar atención a los familiares de las víctimas”, al tiempo que emiten un plano general de unos jóvenes (la verdad es que casi siempre chicas) ataviados con chalecos fluorescentes, rondando con más bien poca soltura a viudas llorosas y a huérfanos cabizbajos. Al ver estas escenas yo siempre meneo la cabeza y me pregunto qué pintan los psicologuillos en estos saraos, quién les ha llamado (fijo que los damnificados no) y qué coño les dicen a los allegados de los fallecidos para brindarles consuelo, cuando me apuesto el brazo derecho a que lo que menos les apetece en un momento así es aguantar a un brasas desconocido poniéndoles la mano en el hombro y soltando una simpleza detrás de otra sobre las fases del duelo y lo bueno que es llorar para desahogarse. Yo creo que les daría una patada en los cojones.

Agracedería mucho toda clase de anécdotas, a ser posible incisivas, sobre la inefable tarea de los psicólogos, cuya relevancia hasta ahora escapa a mi intelecto.

domingo, 2 de marzo de 2014

MANDANGAS VOCACIONALES

Leí hace poco que la escritora María Dueñas dejó su trabajo como profesora de Filología Inglesa en la Universidad de Murcia en cuanto su novela El tiempo entre costuras se convirtió en un súper bestseller y en serie de televisión. La noticia me gustó y me hizo pensar en lo estúpidamente idealizado que a veces tenemos nuestro trabajo, hasta llegar a creer que responde a nuestra vocación. Pero ahí está la Dueñas mandando al carajo una profesión teóricamente bonita, no mal retribuida y que se supone que le llenaba, para hacer lo que de verdad le apetece o le da pasta. Como que iba a seguir aguantando a los alumnos y las gilipolleces propias de una universidad por tres mil euros mensuales cuando sus novelas están en la estantería vip de todas las librerías de España, se las traduce a veinticinco idiomas e inspiran series de lujo con la mayor cuota de pantalla de la semana.

Ya digo que los que tras años de estudio y especialización al final ejercemos “de lo nuestro” tenemos una tendencia muy idiota a confundir nuestra relativa complacencia laboral con el romanticismo de la vocación. Mentimos a los demás y nos mentimos a nosotros mismos sobre el grado de satisfacción personal que nos brinda nuestro trabajo. Creemos que fingir -en mayor o menor medida- pasión vocacional nos hará más profesionales, interesantes o realizados a los ojos de los demás. Nada nos haría sentir más estúpidos, después de media vida preparándonos para acceder a un puesto, que reconocer, cuando al fin lo logramos, que no nos llenan nada nuestros cometidos profesionales y que incluso estamos hasta los huevos. Pero es que muchas veces es así; lo que pasa es que al haber pocas perspectivas de cambio, casi ninguna posibilidad de vivir de lo que de verdad nos ilusiona, ponemos al mal tiempo buena cara, y más con la que está cayendo.

La inmensa mayoría no hemos escogido los estudios guiados por nuestras inclinaciones, sino más bien por las circunstancias o por nuestra aptitud, incluso a veces por eliminación. En demasiados casos hemos estudiado en la universidad porque era lo que se esperaba de nosotros o, más claro aún, porque sabíamos muy bien que sin un título debajo del brazo (a veces daba igual cuál) nos íbamos a comer los mocos.  En cuanto a nuestros empleos, el margen de maniobra ha sido mucho menor aún y al final nos hemos lanzado a aquello que hemos comprendido que nos aseguraría mejor las lentejas, aunque a veces –por qué no– hayamos terminando cogiendo cariño a algunas facetas de nuestra actividad cotidiana, sobre todo a medida que dominábamos todos sus resortes.

Pero ese cariño no es pasión y, en el fondo, lo que nos gustaría es ganarnos la vida a nuestro aire, sin soportar chorradas, cumpliendo nuestros sueños aparcados y mohosos, o haciendo lo que ahora hacemos en nuestro tiempo libre como afición. Si nos dieran la oportunidad, menudo corte de mangas le íbamos a hacer a nuestro curro de ahora, incluso aquellos que trabajan en sectores presuntamente muy vocacionales como la medicina o la educación.

También sería muy divertido hacer el experimento sociológico de coger a un tío de estos que van de enamorados de su oficio y ofrecerle mil euros más al mes por encerrarse en una oficina a hacer un trabajo burocrático, rutinario y cansino. Nos íbamos a quedar alucinaditos de los resultados del ensayo; se nos iban a caer a los pies muchos mitos e íbamos a poner en cuarentena las mandangas vocacionales con las que nos gusta tanto llenarnos la boca.

Más sobre la vocación en La pluma: Vocaciones y trenes