domingo, 14 de febrero de 2016

CREED. LA LEYENDA DE ROCKY






La primera entrega de Rocky (1976) es una excelente película que obtuvo tres premios Oscar y de la que me declaro incondicional; Rocky II (1979) es una secuela digna; las taquilleras Rocky III (1982) y Rocky IV (1985), dos productos comerciales pero bien cocinados (aunque la IV parece un videoclip); Rocky V (1990), una bazofia intragable, y en Rocky Balboa (2006), solo apta para forofos, Stallone hace el ridículo subiendo al ring a su edad, aunque el combate con Mason Dixon es vibrante.

 A pesar de la dudosa calidad de muchas de estas pelis y de que las más recientes no dejan de ser burdos señuelos para enganchar a cuarentones nostálgicos, yo estaré en el estreno de Rocky XX, si llega a rodarse, porque me encanta la saga y su filosofía, además del boxeo como deporte. De momento ayer fui a ver, muy emocionado, Creed. La leyenda de Rocky. 

En esta última secuela, Adonis Johnson, un hijo bastardo de Apollo Creed que los guionistas se han sacado de la manga, abandona su prometedora carrera en el mundo de las altas finanzas para abrirse camino en el boxeo profesional. Empeñado en posicionarse en el ranking por sus propios méritos, se niega a utilizar el apellido de su padre, el mejor púgil de todos los tiempos en la categoría de los pesos pesados y, recordémoslo, un villano malo, malísimo, en Rocky I (el personaje de Apollo está inspirado directamente en el campeón Mohamed Ali). Tras ser vetado en los más importantes gimnasios de la costa oeste, acude a Filadelfia para que lo entrene Rocky Balboa, el único boxeador que logró vencer a Apollo. Tras un combate local sin demasiada importancia, se filtra a la prensa que Adonis es hijo de Creed, circunstancia que es aprovechada por el mánager y entrenador del campeón del mundo de los semipesados, el inglés "Pretty" Ricky Conlan (interpretado por el profesional Tony Bellew), para ofrecer al joven afroamericano una pelea en Liverpool con la mayor repercusión mediática, a fin de recuperarse de los últimos descalabros en la popularidad de Conlan a consecuencia de su conducta delictiva.

La película se evalúa rápido. Muy de agradecer que esta vez Rocky se limite a estar en la esquina de Adonis, que ya no está el abuelo para ponerse los guantes, como ha quedado patente en la muy lamentable La gran revancha (2013). Un punto positivo también para la técnica de rodaje de los combates, mucho más realista (aunque menos espectacular y por lo tanto menos "rockesca") que en los filmes predecesores. Si algo caracteriza a esta famosa saga, especialmente a partir de Rocky III, es que sacrifica la fidelidad a las reglas y a la estética del deporte profesional para ganar en espectacularidad cinematográfica, lo que se traduce en que los púgiles prácticamente no se cubran ni se abracen, y se sacudan de continuo unos guantazos espeluznantes que no resistiría ni un bloque de piedra. En Creed las peleas son muchísimo más parecidas a las de los cuadriláteros reales. La forma de plantearlas varía sensiblemente respecto a los Rockys tradicionales, con planos más cortos (que a mí me gustan menos) y no tantos mamporros directos.

Entre sus aspectos negativos, yo destacaría que la trama es demasiado lenta; que es poco creíble que la viuda de Apollo adopte a su hijo natural; que la novia de Adonis (Tessa Thompson) es una actriz penosa; que está muy poco aprovechado el personaje de Ricky Conlan, y que el ritmo de la historia es decididamente inadecuado, pues se deja muy poco metraje para el combate final impidiendo un mejor desarrollo de los rounds (a la mayoría, entre el tercero y el doce, solo se les dedica unos pocos segundos). Para terminar, la película me parece excesivamente parecida al primer Rocky y la nominación de Stallone para el Oscar al mejor secundario es, en mi opinión, inmerecida.

6 comentarios:

Sinretorno dijo...

soy hombre de rocky y de Rambo. Rambo I era aplaudida en los cines americanos, ante el discurso final de Stallone cuando dice que manejaba millones de presupuesto en Vietnam y ahora no le dan trabajo de lavacoches, además de que su amigo no sientiese las piernas...rochy cuatro corresponde al desbloqueo Rusia Occidente; supieron aprovechar y reflejar el triunfo del mundo de Reagan, del romanticismo final de los 7o y tantos; rocky rezaba y pedía la bendición a su párroco, estamos en un fin de ciclo, que no entiende demasiado todo esto, puede ser.

Al Neri dijo...

Gran comentario, Sinretorno, me ha gustado mucho. Son películas en las que no hay que quedarse solo en los tiros y en los puñetazos.

Sinretorno dijo...

Es usted muy amable Al. " Rambo es bueno con el cuchillo, con las manos, con el arco, comería cosas que harían vomitar a una cabra, su lema es matar...matar o morir, punto". ( Coronel Trauman)

Roque dijo...

La primera de la saga es sin duda la mejor como película. En la tercera, Rocky III, hay un cambio significativo en la actitud y porte de Stallones. Advilsen, que dirigio la primera pero se hizo a un lado en las siguientes, dijo algo así como que habían convertido a Rocky un entrañable perdedor, en un típico ganador americano. Muy bien... pero ese ya no es Rocky".

Es cierto que en las peleas se dan montones de golpes en plena cara, que ningún humano resistiría. Recuerdo la "decepción" que tuvimos aquellos que conocimos el verdadero boxeo... despues de haber visto Rocky. Pocos golpes claros, combates discretos sin aspavientos (en comparación, ojo), y eso que eran tiempos de Myke Tyson, un luchador nato...

Al Neri dijo...

Roque, ha descrito usted a la perfección cómo me sentía yo de adolescente cuando veía un combate de boxeo real después de haber visto Rocky IV...

Eusebio Rivera Sanz dijo...

Me alegro que hableis de boxeo ,yo me aficiones al boxeo cuando vi a José Legrá en su debut en España en el Frontón Fiesta Alegre derrotar por Ko al marroquí Ben Layachi,
que era un peso pluma que pegaba como un peso pesado ,eso fue en 1963,y mi padre me dijo : " Este cubano en cuando se nacionalize español primero será campeón de Europa
y luego será campeón del mundo y es que este José Legrá es el Muhammad Ali de los pesos plumas" y mi padre acertó y José Legrá se nacionalizó español y fue varias veces campeón del mundo y campeón de Europa.