miércoles, 5 de marzo de 2014

PSICÓLOGOS

Señorita, necesito desahogarme...

Por diversas causas que hoy no me da la gana desgranar, nunca he tenido demasiado respeto por la profesión de psicólogo. Puede que la culpa sea mía, por no alcanzar a entender la importancia de su labor. También soy consciente de que la psicología engloba multitud de áreas y profesiones heterogénas. Pero el caso es que a mí la inmensa mayoría de los comecocos me parecen unos charlatanes que viven de vender humo y aportan más bien poco a la sociedad. Todas y cada una de las perogrulladas que dicen las sabe cualquiera con dos dedos de frente; utilizan una terminología pedante y gilipollesca, y encima suelen moverse en campos de actividad que me provocan urticaria como la psicopedagogía, el coaching, la cultura empresarial, el apoyo familiar o los recursos humanos, generalmente hablando por los codos sin concretar nada y sacándose de la manga necesidades que nadie tenía antes de tratar con ellos

Sobre mi experiencia personal con estos profesionales prefiero correr un tupido velo por pura caridad.

De unas décadas a esta parte se viene dando mucha cancha a esta profesión desde las administraciones públicas. Parece que las instituciones están empeñadas en colocarlos a todos, venga a inventarse programas, proyectos, estudios, auditorías, formaciones y demás gaitas donde su presencia es marchamo de sensibilidad, de modo que ya quedan muy pocos organismos y chiringuitos oficiales donde no haya un psicólogo dando la coñada al personal o a los ciudadanos, y poniéndoles la cabeza como un bombo. Los medios de comunicación también les dan bolilla a base de bien, en lo que a veces parece una burda estrategia comercial pagada por algún gabinete psicológico.

Una de las cosas que más me irritan últimamente de estos especialistas es su ostentosa presencia en el escenario de accidentes, catástrofes o crímenes multitudinarios. Si nos fijamos, cuando dan la noticia de uno de estos dramas en televisión, siempre describen el suceso, enumeran los muertos o heridos, indican el centro hospitalario donde estos últimos han sido trasladados y, por último, añaden que “hasta el lugar se ha desplazado un equipo de psicólogos para prestar atención a los familiares de las víctimas”, al tiempo que emiten un plano general de unos jóvenes (la verdad es que casi siempre chicas) ataviados con chalecos fluorescentes, rondando con más bien poca soltura a viudas llorosas y a huérfanos cabizbajos. Al ver estas escenas yo siempre meneo la cabeza y me pregunto qué pintan los psicologuillos en estos saraos, quién les ha llamado (fijo que los damnificados no) y qué coño les dicen a los allegados de los fallecidos para brindarles consuelo, cuando me apuesto el brazo derecho a que lo que menos les apetece en un momento así es aguantar a un brasas desconocido poniéndoles la mano en el hombro y soltando una simpleza detrás de otra sobre las fases del duelo y lo bueno que es llorar para desahogarse. Yo creo que les daría una patada en los cojones.

Agracedería mucho toda clase de anécdotas, a ser posible incisivas, sobre la inefable tarea de los psicólogos, cuya relevancia hasta ahora escapa a mi intelecto.

7 comentarios:

Sinretorno dijo...

Casi de acuerdo al ciento por ciento. D.Al, hay que crear profesiones nuevas....sí creo, por experiencia personal en el médico siquiatra y en los buenos curas que perdonan los pecados. Lo que relata sobre el papel de esos sicólogos, me suena a papelón.Usted sabe bien que muchas reuniones de empresa, de departamento, son una especie de terapia: te quejas y no te hacen ningún caso, pero te quedas más tranquilo. En generalhaymuypoca gente que escucha y quizás se puede pagar porquelo hagan, pero sin título especial.

Pide anécdotas; 1. noticia bomba!! se ha comprobado científicamente que la caricias al bebé son beneficiosas, menos mal.2. mwe comentaba un médicodel Congo, en Europa las taasas de suicidio son altas, aquí no se suicida nadie.

Pablus dijo...

Este es el recorrido vital de muchas víctimas de la "psicología":

Joven desea superar su timidez. Acude a un psicologo. El psicólogo no es capaz de sacarlo adelante.
Pero eso sí, el psicólogo consigue que el joven en cuestión...

-Se vuelva maleducado, en nombre de la "espontaneidad".
-Se deje una barba de perdido setentero, también en nombre de la "naturalidad.
-Engañe a su pareja en nombre de la "libertad"
-Tome alcohol (etc. etc.) para ser "moderno".

El joven se despierta una mañana, con un divorcio encima de la mesa. Sin custodia de los hijos. Adicto al alcohol....una vida destrozada.

Y (Dios Santo) la timidez inicial, la que le motivo a ir al psicólogo.... persiste. No la ha superado...

Anónimo dijo...

Lamento no poder aportar experiencias personales porque yo también recelo, y mucho, de los psicólogos. Me gustaría conocer algún caso en que hayan llevado la contraria a alguien diciéndole "deja de hacer el gilipollas porque estás arruinando tu vida" en lugar de animar a seguir adelante con decisiones o actitudes nada beneficiosas. Pero ya digo que tampoco conozco muchas experiencias.
También a mí me había llamado la atención su mención en los casos de catástrofes. Yo lo veo como una chapucera sustitución de la atención espiritual que antes daban los curas: había que poner algo, y lo que hay disponible son los psicólogos.

Un saludo.

Llorente.

Aprendiz de brujo dijo...

Yo creo, que aquí se juntan dos características muy españolas. Uno- el carácter pendular. Antes los psicólogos no existían y ahora se hacen necesarios hasta para hacerse pajas.
Dos-La afición que tenemos a desprestigiar a los profesionales, (médicos, abobados, psicólogos...), en nuestro país.

Yo hablo desde el desconocimiento y por pura intuición, lo cual se presta a juicios erróneos.
A mi la sensación que me da es que los psicólogfos son mucho más necesarios de lo que creíamos hace 25 años y que sin embargo su presencia en la sociedad de hoy está algo inflacionada, tanto sectrorialmentre como temporalmente.
Yo no comparto para nada contigo Neri, el desdén con el que hablas de la pedagogía, y creo que los maestros de nuestros hijos deberían ampliar, sin duda su formación en dicha materia.
Y creo imprescindible para el ciudadano de a pie tener algunas nociones básicas de psicología, de trabajo en equipo y conocer lo que dice la ciencia y los profesionales,- del autocontrol, de la ansiedad, de los mecanismos para controlarla, de sus peligros
Al mismo tiempo una pasadita normalizada y natural por talleres a todos de vez en cuando
no nos vendría mal a casi todos..
Lo que no termino de ver es la presencia permanente, (quizás no sea así) de la figura del psicólogo en algunos colectivos ó sectores. Aquí, sí que veo cierta inflación de un servicio sin duda necesario.

La caricaturización de la presencia de psicólogos en medio de grandes tragedias, me parece ciertamente osada. Me imagino que a nadie le obligan a estar con ellos; pero si alguien lo desea puede contar con su apoyo. No me parece mal.

Al Neri dijo...

También han hecho mucho daño a los maricones.

alco dijo...

Yo no tengo una visión negativa de la psicología. Por supuesto, hay psicólogos que son vendedores de humo, como en muchas profesiones. El objeto de la psicología es el estudio de la conducta humana, y si lo vemos así, tienen éxito en muchos campos: modificación de hábitos, clasificación y selección de personal, detección de déficits, diagnosis, etc. Popularmente predomina una visión folclórica de la profesión, el caso típico es la psicóloga de la serie "la que se avecina", pero la mayoría de psicólogos (y psicólogas, claro está) son profesionales competentes. Pueden equivocarse como todo el mundo, pero son competentes.
También hay que considerar que a la psicología aún le faltan unas décadas para ser una ciencia bien determinada y madura.

Aprendiz dijo...

A mí la psicología me gusta mucho, pero creo que para poder ayudar a los demás, aparte de saber métodos para ayudar hay que tener sentido común y la cabeza bien puesta...

Yo no tengo experiencias personales con psicólogos, pero a veces sí que cuando voy a hablar con mi sacerdote le digo que parece que voy más bien a la consulta del psicólogo. El sacerdote te escucha y te da consejos, no te dice lo que quieres oír sino lo que deberías hacer, y además te deja la tranquilidad de conciencia de que estás intentando hacer lo mejor. Y encima gratis.

Yo creo que muchos psicólogos en realidad tienen vocación de sacerdotes, solo que no lo saben, porque algunas de las cosas que ellos tratan no se arreglan con terapias ni simplemente escuchando y regalándole el oído al paciente. Así encima los estropean más como ya han dicho por aquí.