domingo, 10 de abril de 2016

CASTRONUÑO



Ayer fui de excursión a las Riberas de Castronuño, uno de los espacios naturales más singulares de Valladolid y el segundo enclave más importante de toda la región en lo que a variedad de aves se refiere; por ello ha sido declarado por la Unión Europea como Zona Especial de Protección para las Aves. Este humedal, formado por la presa de San José en el curso medio del Duero, tiene 192 hectáreas y en su entorno pueden realizarse varias rutas de senderismo, entre las que destaca la Senda de los Almendros, de unos cinco kilómetros, que discurre por la ribera del río, por bosques de chopos y fresnos y por un pinar en el que hay un magnífico mirador que domina todo el embalse, serpenteando, en su último tramo, entre almendros centenarios. El paseo es una ocasión única para avistar algunas especies de pájaros que no pueden verse todos los días.

Milano negro
Mi objetivo, naturalmente, era encontrarme con alguna garza imperial (Ardea Purpurea), especie emblemática del pantano que ahora mismo acaba de llegar de África. Solo en las lagunas de Villafáfila, en Castronuño y en un par de sitios más podemos los castellanos contemplar a esta zancuda dorada e inconfundible. Hizo un día muy agradable, sin calor ni frío, aunque con cuatro gotas al final de la jornada. Durante los primeros kilómetros no pude ver gran cosa, pues ya se sabe que Dios no ayuda a quien no madruga. Registré minuciosamente los carrizales desde la Senda de los Pescadores y solo logré atisbar los nidos de cigüeña de siempre, muchas docenas, construidos sobre troncos de árboles. Hasta que llegué a la altura de la presa, no hubo nada interesante.

Garza imperial

Cruzando el puente, casi hacia la mitad, con un fuerte viento azotándome el rostro, una pareja de milanos negros, recién llegados también, me ofreció unas vistosas acrobacias nupciales y un par de picados sobre una presa que logró escapar. Las cabezas de plata de estas rapaces enamoradas refulgían contra el sol tímido de la primavera. En el embalse nadaban los cormoranes, ya con el pico anaranjado, y los presumidos somormujos lavancos, con sus crestas de punki y sus papadas rojo chillón. Bajé a almorzar al río y, mientras terminaba mi bocata, pude espiar a placer a un pequeño grupo de chorlitejos chicos, que exploraban el fango pedregoso de la ribera, y a una garceta común, blanca como la nieve y engalanada con su coleta nupcial.

Somormujos lavancos
Garceta común
Me adentraba ya en el bosque, junto al arroyuelo Mucientes, desistiendo una vez más de ver a las imperiales, cuando a mi espalda levantó el vuelo desde una isleta una de estas preciosidades púrpuras, grises y negras. Pude disfrutarla durante casi un minuto. La seguí con mis prismáticos hasta que se posó sobre unos carrizos y sentí esa emoción que siempre experimento cuando avisto un ave que no volveré a tener ocasión de ver en todo un año o más. Más adelante, al pie de uno de los viejos almendros, distinguí el vuelo, mucho más lejano, de una garza real. No me encandiló tanto porque a estas las veo en el Pisuerga cada vez que quiero, aunque es un ave bellísima que siempre impresiona.
Chorlitejo chico


Hay que aprovechar abril para hacer escapaditas ornitológicas. En este mes encuentras diez veces más especies que en cualquier otra época del año, incluido el verano. El despertar del celo hace a los pájaros bastante menos madrugadores y mucho menos precavidos, pues están a lo que están, y uno puede observarlos a placer, incluso a cortas distancias, sin que se espanten. 

8 comentarios:

Zorro de Segovia dijo...

¡Fantástico!

Paco Umbral dijo...

A mi esta temática ornitoilógica no me interesa para nada.
Y los humedales que me gustan no son estos bodegones de abuelete guerracivilesco; sino otros bien distintos de los que nunca se habla, ni se va a hablar.
Ahora con la primavera los friquis de los bichos hacen su agosto psuedointelectual con estas mandangas y nos vas a empezar a aburrir con tus historietas de voayer matutino, que juega a ser Félix Rodríguez de la Fuente. Yo quiero que se hable de pájaras y no de pájaros. De aves de paso sabinescas y no de zancudas que son muy feas.

Suso dijo...

Pues yo agradezco la entrada, y visitaré Castronuño.

Creo que de las zancudas que habla Paco, aquí, encontrará pocas.

Al Neri dijo...

Le gustará, Susto. Tenemos a menos de sesenta kilómetros este paraje increíble. Eso sí, hay que visitarlo en esta época del año; nada que ver con otras. Imprescindibles unos "canutos" para disfrutar de la naturaleza y de las vistas del mirador del pinar. Tiene enlazados en la entrada los datos de la ruta de la Senda de los Pescadores.

Paco, no esperaba esto de ti. Márchate si quieres. En este momento precisamente iba a hablar de tu libro...

Aprendiz dijo...

Me da envidia esta afición tuya, porque te veo disfrutando mucho con ella y soy consciente de su encanto, pero sin embargo no sé apreciarla como tu, porque ni distingo los pájaros, ni me acuerdo de sus nombres, y en general suelen pasarme desapercibidos y ni los veo aunque los tenga al lado. No son mis entradas favoritas, pero me gusta que la gente hable de sus aficiones y que ello despierte en mi un interés que era inexistente; sin que ello suponga que se convierta en un hobby para mí.

Al Neri dijo...

Aprendiz, las aves forman parte de nuestro entorno cotidiano pero nos pasan totalmente desapercibidas salvo que tengamos algún interés en ellas y nos fijemos. A todas horas pían pájaros a nuestro alrededor y casi nadie se pregunta qué especies son las que están piando. Nuestra percepción de la realidad es totalmente selectiva en función de nuestros gustos o intereses. Con la memoria pasa lo mismo. Es como cuando usted va a una discoteca y ni siquiera se entera de que a su lado está bailando un chico grueso con gafas de alta graduación.

Aprendiz dijo...

Las mujeres claro que nos enteramos si a nuestro lado hay un gordo con gafas de culo de vaso bailando... por eso vamos de un lado a otro de la discoteca; buscando la mejor compañía ;-)
(es broma, yo hace mucho que no voy de discoteca y ni recuerdo qué hace la gente allí, ya no sé ni si siguen existiendo)

Nago dijo...

Villafáfila y Arribes de Duero pasando antes por el Monfragüe: una maravilla. Pasada de buitres.
Yo apenas distingo una culebrera de un milano pero ésto está precioso en esta época. Calor sofocante y ahora mismo se escucha tormenta a lo lejos. Hay cigüeñas en cada campanario y muchos petirrojos. Ciervos y corzos por todas partes. Mañana, a lobos... ;)

Feliz verano, chicos. Os mando un fuerte abrazo.

Nago