lunes, 30 de marzo de 2015

PERONISMO: "EL SUBSUELO DE LA PATRIA SUBLEVADO" (y 2) (por Tábano porteño)

La "tercera posición" según el pintor peronista Daniel Santoro (el avión Pulqui, fabricado en 1947 por iniciativa de Perón)

(Primera parte: Una brevísima historia)

2- Las ideas

Porque una de las cosas que asombran a quienes se acercan por vez primera al “orbe” justicialista es la disparidad ideológica extrema que hay entre las diversas corrientes surgidas del justicialismo. Y es que para comprender esto es preciso entender el concepto que tenía Perón de su partido, que en realidad no era tal sino “un movimiento que busca identificarse con toda la sociedad y organizar a esta desde el Estado a partir de una concepción nacional y popular que dé preeminencia a la justicia social”, según otro estudioso (de ahí, claro, el nombre de “justicialismo”); el talentoso Dr. C. Disandro, líder de una de las agrupaciones de la “ortodoxia” a la que nombraremos luego, consideraba al justicialismo un “humanismo cristiano”.

Pero ese afán de unanimidad impuesto al país, según el historiador crítico del peronismo T. Halperin Donghi, “impidió el desarrollo de un escenario político con fuerzas de derecha y de izquierda bien definidas o que expresen tendencias claramente identificables; pero esas pulsiones se darán dentro del mismo peronismo y serán mantenidas unidas por la figura del líder”. A su vejez, ya había varias “versiones” de peronismo y otras se manifestarán en años posteriores a su muerte (sigo básicamente la enumeración del Dr. E. Ratti): la “patria sindical” con eje en la UOM (Unión Obrera Metalúrgica), la “renovación” liderada por A. Cafiero, de convicción republicana; la neoliberal de Carlos Menem, posterior a la caída del Muro de Berlín; la “populista de izquierda” de los Kirchner. Todos ellos se dicen o dijeron peronistas.

Pero hubo también grupos radicalizados de izquierda en la juventud peronista, fundamentalmente Montoneros, FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) y FAP (Fuerzas Armadas Peronistas), que recurrieron a la búsqueda del poder por la violencia en un principio impulsados por el propio Perón, que confiado en su capacidad estratégica pensaba que cuando él recuperara el poder iba a poder incorporarlos a la legalidad; grave error a mi juicio porque él mismo tuvo que echarlos de la Plaza de Mayo el día del Trabajador de 1974 (su último discurso público; moriría el 1° de julio), motejándolos de “estúpidos” e “ imberbes”. El enfrentamiento de estos grupos con los de la ortodoxia (esto es, la “derecha” peronista aunque quizá sea más claro hablar de “peronismo originario” o “peronismo de Perón”, para diferenciarlos de la vertiente neoliberal de Menem), entre los cuales los mayores eran el Comando de Organización , la Guardia de Hierro (que a pesar del nombre no tenía demasiado que ver con la organización de Codreanu), y la C.N.U., Concentración Nacional Universitaria, del citado C. Disandro, eran frecuentes hacia los años postreros del líder, y a su muerte su viuda Isabel, cercana a la ortodoxia, heredó la compleja situación que pareció incontrolable sin el carisma de su esposo junto a problemas varios en el frente económico-social, y es entonces que se producirá el golpe de estado del Proceso de Reorganización Nacional, que con el fin de restaurar el orden y combatir el terror de ultraizquierda (que estaba haciendo estragos, sin duda, y combatirlo era guerra justa), terminará volviendo a imponer un liberalismo extranjerizante con algunas de las mismas características de las que hablábamos al comienzo y que se dieron también en el 55.

Como conclusión dejo mi opinión personal: el peronismo original, la “ortodoxia”, que era seguramente el que Perón nunca abandonó aunque lo “camufló” por razones estratégicas (ante los años de avance del globalismo y la plutocracia liberal-socialista, alguien que buscara “soberanía política, independencia económica y justicia social” que eran las banderas esenciales de su movimiento, se las vería en figurillas) tiene aspectos con los que los que nos consideramos nacionalcatólicos podemos identificarnos en gran medida –y de hecho el peronismo del 45 fue apoyado por la mayoría de los intelectuales ligados al catolicismo-. Pero el carácter de “movimiento abierto” y la estrategia “pendular” de Perón (“Los hay ortodoxos, los hay heterodoxos. Los hay combativos, los hay contemplativos. Pero todos trabajan.” Perón dixit) generó un juego peligroso que terminó difuminando ese perfil originario que tenías tales aspectos valiosos, al punto que analistas de la propia ortodoxia calculan hoy que ésta no deber ser mayor al 5 % del peronismo actual. Magro presente para un movimiento que había comenzado prometedoramente.

domingo, 29 de marzo de 2015

PERONISMO: "EL SUBSUELO DE LA PATRIA SUBLEVADO" (1) (por Tábano porteño)


Era el subsuelo de la Patria sublevado
(R. Scalabrini Ortiz, “Al 17 de octubre”)


"Las patas en la fuente" según los antiperonistas (17 de octubre de 1945: trabajadores se refrescan en la fuente de Plaza de Mayo)


1- Una brevísima historia

 En la Argentina de 1943 el sistema que se conocería como “década infame” parecía haber agotado su ciclo. El régimen considerado como “oligárquico y conservador”, que para usar términos actuales tal vez tuvo ciertos logros “macroeconómicos”, se caracterizó por hechos que contrariaban los intereses nacionales; los más evidentes: el vergonzoso pedido del vicepresidente Roca para que Argentina fuese considerado como parte de la comunidad británica; la extranjerización en extremo de los resortes de la economía y las finanzas, los mega negociados en las carnes, la electricidad, las tierras, etc . Y en las clases populares: pobreza, desocupación y enfermedades endémicas; todo ello en el llamado “granero del mundo”. Según estudiosos de la época, la expectativa de vida era de 40 años y los analfabetos rondaban la cifra de 800.000.

El régimen imperante se aprestaba a imponer al sucesor del entonces presidente Castillo, pero algunos sectores políticos y del ejército buscarán impedirlo. A fines de 1942 surge una organización militar secreta, el GOU (“Grupo de Oficiales Unidos” o “Grupo Obra de Unificación”) que buscó, al decir del estudioso Fermín Chávez, ser “una respuesta al reacondicionamiento neocolonial de la Argentina”. Este grupo accede al poder el 4 de junio de 1943, acontecimiento considerado una revolución para los peronistas y un golpe de estado para los liberales.

El coronel Juan D. Perón, uno de los oficiales del GOU, pide ponerse al frente del Departamento del Trabajo, que poco después convertiría en Secretaría del Trabajo y la Previsión. Allí comenzó la constante labor en pro de las masas trabajadoras que iban reconociendo en el militar al líder que nunca habían tenido.

El protagonismo popular que adquiría Perón más ciertas disidencias internas en el grupo gobernante originaron un golpe en su contra el 8 de octubre de 1945; pero obtuvo del presidente Farrell el permiso de dar un mensaje de despedida por radio, en el que llamó a “defender las conquistas sociales otorgadas”, lo que le valió el arresto. El 17 de octubre se produjo una enorme manifestación popular, organizada básicamente por gremialistas, pidiendo su libertad, lo cual obtuvieron la misma noche; desde entonces el 17 de octubre es el “día de la lealtad”.

Se convocaron elecciones para el año siguiente, y Perón, apoyado por una coalición de sindicalistas revolucionarios en su mayoría más disidentes del Partido Radical y algunos conservadores, ganó ampliamente, iniciando los casi 10 años de sus dos primeras presidencias.

Este “primer peronismo” de 1946-1955 se caracterizó por la defensa de los derechos laborales y de la niñez (“los únicos privilegiados son los niños”), el impulso de la industrialización del país con el Estado como regulador de la economía y la presencia estatal en los sectores económicos estratégicos: trenes, energía, banca, comercio exterior (con el “IAPI”: Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio), la “tercera posición” en política internacional (“ni yanquis ni marxistas / ¡peronistas!”) y la búsqueda de alianzas con países hermanos (“ABC” se llamó un proyecto, por Argentina – Brasil – Chile). En la acción social era especialmente relevante la ayuda de la esposa Eva, cuya muerte en 1952 fue conmocionante para el movimiento.

El movimiento se sostuvo en tres “ramas”: la política, la sindical y la femenina; posteriormente se agregaría una cuarta, la “juventud peronista”.

Ya en la segunda presidencia empieza a advertirse un crecimiento de la violencia política y ciertas dificultades en la economía, y se produce un hecho primordial que influirá en la caída de Perón en 1955: el deterioro creciente de las relaciones con la Iglesia, la cual en el principio lo había apoyado (y que incluirá un hecho gravísimo: la quema de varios templos de la zona norte de la ciudad de Buenos Aires como reacción a un intento de derrocamiento hacia Perón); y con la Iglesia de gran parte de la clase media. Los llamados de Perón a defender el gobierno se sucedieron, varias veces con llamados a la violencia impropios de un estadista (“Y cuando uno de los nuestros caiga, caerán cinco de los de ellos”). 


En 1951 se produce un intento de golpe que fracasa, y en 1955 la “Revolución Libertadora” derroca al General, quien partirá al exilio por 17 años (gran parte de ellos en España). Desde allí dirigirá la lucha por su vuelta al poder y en esos años se verán sus actitudes “pendulares”, polémicas, que llevarán a la polarización a sus seguidores pero todos o la gran mayoría siempre sujetos a la voluntad del líder.



(En el post de mañana Tábano porteño nos hablará de los principios ideológicos y de las "ramas" del peronismo)

jueves, 26 de marzo de 2015

LA CIENCIA PUTA

Me suele hacer sonreír esa fe ciega que tienen algunos en la ciencia y en los científicos, especialmente cuando se ponen a comparar de forma capciosa el rigor del método empírico-analítico con las “supercherías” preconizadas por la Iglesia Católica, a la que siempre acusan de estar vendida al dinero y al poder. Me divierte comprobar cómo estos celosísimos garantes de la experiencia como única fuente de conocimiento, y de la objetividad y la profesionalidad de los investigadores a la hora de exponer sus conclusiones, no se enteran de que, con honrosas excepciones, si algo caracteriza a la clase científica es su contumacia en ofrecerse al mejor postor como la más vulgar de las putas.

Podríamos citar miles de ejemplos cotidianos ilustrativos de la pasmosa facilidad que tienen médicos, químicos, astrónomos, estadísticos, dietistas o antropólogos para abrirse de piernas, a cambio de un plato de lentejas, ante los más turbios intereses políticos o comerciales, proclamando hoy unas "verdades" contrastadas e irrefutables, y mañana otras contrarias en función de la pasta que reciban de sus amos.

Supongo que a todos nos parece bochornoso el papel de los psiquiatras como peritos en los procesos judiciales, cuando diagnostican la locura o la cordura de un reo según les abone el estipendio la defensa o la acusación, o nos rechinan reclamos publicitarios del estilo a “nueve de cada diez dentistas recomiendan Sensodyne (o Trident). Nutricionistas pretendidamente asépticos un día nos explican que un alimento es sanísimo y al siguiente lo equiparan al cianuro solo porque ha cambiado el viento de las exigencias del mercado. Reputados zoólogos publican unas u otras cifras sobre el estado de conservación de una especie en peligro (lince, oso, lobo) dependiendo de la cuantía de las subvenciones para su protección. Hasta que se impusieron los medicamentos genéricos, muchos facultativos recetaban las marcas de la farmacéutica que más les untaba (directa o indirectamente). Los pedriatras no dejan de cambiar de opinión sobre los productos y artículos para bebés, que, de un día para otro, de acuerdo con lo que dispongan los fabricantes, pueden pasar de ser los más beneficiosos a dañar gravemente el crecimiento infantil. Y no sé muy bien si son científicos o putillas baratas, pero prefiero no hablar de ciertos arqueólogos al servicio de los políticos (nacionalistas o no) ni de los cantamañanas de los pedagogos, que no hacen más que usar a los críos como conejillos de indias en experimentos educativos auspiciados por grupos empresariales solo para sacar tajada.

La información del tiempo se adapta descaradamente a los intereses del sector turístico y hostelero

Pero uno de los casos que más me indigna es el de los meteorólogos. Estoy seguro de que la información meteorológica suministrada por los medios de comunicación se manipula sistemáticamente para adaptarla a los intereses de los sectores turístico y hostelero, por supuesto previo pago. Una de las épocas del año en que más se aprecia esta práctica miserable es en Semana Santa, aunque también es perceptible en vísperas de los puentes de ámbito nacional en períodos no estivales. Según se acercan las fechas clave, es típico que los medios en general pero sobre todo las cadenas televisivas comiencen a mostrarse cautelosos o muy poco rotundos cuando toca anunciar mal tiempo, utilizando expresiones ambiguas o tirando balones fuera al referirse al frío o a la lluvia que "podrían producirse" esos días festivos. En Castilla y León, donde los pasos y procesiones de Semana Santa tienen un fuerte poder de atracción y salvan la temporada hotelera, estos días las ambigüedades de los servicios meteorológicos claman al cielo. La idea, por supuesto, es no lanzar ningún dato que desincentive las visitas a estos vistosos eventos, que, como todo el mundo sabe, se suspenden ipso facto en cuanto caen cuatro gotas. El lucro de los empresarios turísticos prevalece, con todo el descaro, sobre la verdad científica, que se pliega sin ningún inconveniente.

Se podría decir que los responsables de estos amaños son los periodistas y no los meteorólogos, pero no me parece exacto, ya que las televisiones y las emisoras de radio suelen encomendar la dirección de los boletines del tiempo a rimbombantes científicos del sector que teóricamente deberían decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, con independencia de sus repercusiones económicas.

Quizá no es que la ciencia sea una zorra, sino que quien financia las actividades científicas lo hace con objetivos muy distintos al de ayudar a la Humanidad y dar a conocer al público datos ciertos y rigurosos.

martes, 24 de marzo de 2015

DEBATE LINGÜÍSTICO



Tras el intenso debate entre Luxindex, Aprendiz de brujo y yo la semana pasada sobre la corrección de los términos “prejuicioso” y “prejuzgador”, me pareció buena idea elevar consulta lingüística, por correo electrónico, a la RAE, que me ha respondido esta misma mañana. Copio a continuación mi consulta y la respuesta recibida, agradeciendo a nuestro buen amigo andaluz que haya planteado un tema tan interesante:

CONSULTA

Me gustaría saber si es correcto el uso de las palabras "prejuicioso" y "prejuzgador" y, en su caso, si su significado es equivalente.

Ninguna de ellas está recogida en el Diccionario de la RAE, pero ambas las he encontrado escritas en muchos sitios para referirse a una persona con prejuicios, o a una idea, opinión o mentalidad basada en prejuicios. En el primer caso observo que suele emplearse "prejuzgador" y en el segundo "prejuicioso", pero no siempre es así. Desconozco si es adecuado el uso de una o de ambas voces, si una es sustantivo y la otra adjetivo, si significan exactamente lo mismo o hay algún matiz que las diferencie, y por qué no se recogen en el Diccionario.

Muchas gracias.

RESPUESTA DE LA RAE:

En relación con su consulta, le remitimos la siguiente información:

prejuicioso, sa. adj. Que muestra prejuicios. Opinión prejuiciosa. Apl. a pers., u. t. c. s.

prejuicio. (Del lat. praeiudicium 'juicio previo', 'decisión prematura'). m. 1. Acción y efecto de prejuzgar. ‖ 2. Opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal (DRAE 2014)

Prejuzgador es un derivado correctamente formado para aludir al que prejuzga:

prejuzgar. (Del lat. praeiudicāre). tr. Juzgar una cosa o a una persona antes del tiempo oportuno, o sin tener de ellas cabal conocimiento. No prejuzgues hechos que no conoces.

Ambas son voces correctas y su significado, a efectos prácticos, es equivalente.

Reciba un cordial saludo.
__________

Departamento de «Español al día»

Real Academia Española

Por último, la RAE me aclara, en un segundo email, que la voz "prejuicioso" está recogida en la edición actual del Diccionario (la de 2014). "Donde no está es en la anterior, la de 2001, que es la que figura en nuestra página web, puesto que la versión digital de la última aún no está disponible para su consulta".

domingo, 22 de marzo de 2015

OPERACIÓN B.S.O. (38): ORGULLO Y PREJUICIO




La películas del estilo a Orgullo y prejuicio (2005) no son desde luego mis favoritas, aunque de esta exitosa cinta británica de Joe Wright hay al menos tres aspectos que merecen la pena destacarse: su excelente retrato de la sociedad inglesa de finales del XVIII, la belleza dulce y serena de Keira Knightleys y la banda sonora de Dario Marianelli, un tanto desigual a mi parecer pero con dos o tres temas inolvidables que apetece escuchar de vez en cuando, entre ellos Becoming Mrs. Darcy.

viernes, 20 de marzo de 2015

NI MEDIO NORMAL


Hay cosas que a mí no me parecen ni medio normales, pero en estos tiempos confusos y cambiantes no termino de ver claro si llevo razón o es que soy un carca y un inadaptado.

Voy a entrenar varias veces a la semana a un gimnasio muy grande con piscina al que acuden niños de todas las edades. Las instalaciones están perfectamente adaptadas a los menores: hay vestuarios especiales para ellos, cambiadores para bebés e incluso en el vestuario de adultos han habilitado unas cabinas individualizadas para mudar a los críos. Sin embargo, por razones de comodidad y agilidad, son muchos los que acceden con sus hijos pequeños (entre tres y seis años) al vestuario de mayores y no utilizan estos compartimentos especiales, sino que sientan al niño o a la niña en un banco cualquiera, los desnudan, se desnudan ellos mismos y entran y salen juntos de las duchas a la vista de todo el mundo.

No me considero en absoluto ni mojigato ni demasiado pudoroso, pero creo que hay unos límites mínimos de decoro y de respeto que el personal se salta alegremente. Es posible que cualquier argumento que intente esgrimir en contra de la horrible costumbre que he descrito sea tomado a chirigota por muchos, que me consideren un reprimido o que piensen que tengo “la mirada sucia”, pero de verdad que me espeluzna no ya que un señor exhiba desnuda a su hijita de casi seis años delante de cincuenta maromos, sino sobre todo que la exponga a la visión de los cuerpos en pelotas de tantos hombres de todas las edades.

Para qué engañarnos: yo no me acabo de sentir cómodo cuando me cambio con estos críos cerca y siempre procuro taparme un poco, pero cuando me quedo horrorizado es al sorprender a algún mocoso, y sobre todo a alguna mocosa, mirando fijamente, con la boca abierta, el colgajo de un setentón barrigudo o las nalgas de un fornido culturista. No me quiero imaginar el careto de los hombrecitos de cinco años cuando su mamá les meta en las duchas femeninas.

En serio que no sé explicarlo, pero me parece un cuadro nada edificante para unos chavalines de tan corta edad. Observo que les llama muchísimo la atención ver a la gente en cueros, y aunque imagino que terminarán acostumbrándose (a la fuerza ahorcan), no sé yo hasta qué punto una inmersión tan temprana en los misterios de la vida es conveniente para un adecuado desarrollo emocional e incluso sexual. Claro, luego a los veinte años, como ya lo han visto todo, les da por desear cosas raras. 

No soy pedagogo ni psicólogo infantil, pero me parece una cochinada, vamos, algo impresentable, por no hablar de la imprudencia que puede suponer exponer a un niño como Dios le trajo al mundo a la mirada de tanto depravado como hay suelto hoy en día.

El colmo es la escena dantesca que tuve que presenciar el lunes pasado mientras me secaba el pelo (de la cabeza). De repente, un bujarrón rapado y con piercings y tatuajes por todo el cuerpo salió de la ducha en bolas, agarró un secador, se puso en cuclillas y el muy maricón comenzó a deshumedecerse el ojarasco con el aire calentito. Miré a mi alrededor lógicamente turbado y descubrí a mi derecha a una niña pequeña, muy rubita, que contemplaba el espectáculo alucinada mientras su papá, a su vera, se frotaba los cojones con una toalla. El rostro del angelito era un poema; no podía abrir más sus ojos azules y ni siquiera acertaba a pestañear. Tras unos instantes se giró, tiró a papi del brazo y le preguntó: “papá, papá, mira, mira… ¿por qué se lo pone en el culo?”.

Agradecería cualquier opinión, pues quisiera constatar si soy un retrógrado o tengo razón al pensar que estas conductas son del todo anómalas. A veces me he planteado depositar una queja en el buzón de sugerencias de estas instalaciones deportivas, pero me temo que sea inútil y además me niego a suministrar a los trabajadores del centro material humorístico gratuito. Tristemente, batallas como estas están perdidas de antemano.

martes, 17 de marzo de 2015

LOS ANDALUCES Y CIUTADANS

¡Repéinate menos y trabaja como los catalanes!
La semana pasada, en un mitin de campaña para las elecciones andaluzas, Antonio Sanz, Delegado del Gobierno en Andalucía, nos dejaba atónitos declarando: “Aquí no queremos que mande un partido llamado Ciutadans con un líder llamado Albert”

Ante el revuelo mediático que se ha montado, el intrépido jerezano se ha visto obligado a matizar sus palabras, pero el daño ya estaba hecho. Este personaje de aire caciquil, presidente del PP de Cádiz, puede dar ahora las explicaciones que quiera, pero ya han quedado al desnudo sus prejuicios anticatalanes. Lo grave del asunto es que estoy convencido de que miles de andaluces piensan como él, que la formación naranja es una cuadrilla de “catalufos” que desprecian su región y se han propuesto mangonearla. 

Aparte, yo me pregunto cómo habrían reaccionado los lolailos si la situación se hubiera dado a la inversa, es decir si en plenas elecciones al Parlament, un candidato cualquiera, no necesariamente separatista, hubiera despotricado contra un partido adversario por tener la sede central en Sevilla y un presidente llamado Curro que, encima, sesea. ¡La que se habría liado! Todos los representantes de la política, la cultura y la sociedad de la comunidad autónoma de Andalucía, empezando por el cateto de Antonio Sanz, habrían puesto el grito en el cielo y nos habrían mareado durante un mes con acusaciones de xenofobia, peticiones de dimisión, panegíricos de la identidad andaluza y evocaciones de la riqueza multiétnica de Al Andalus. Habrían llamado malaje al insensato y nazis a los catalanes en general, insistiendo hasta el hartazgo, sin venir a cuento, en que el pueblo andaluz es honesto y trabajador. Habrían convocado cientos de concentraciones de repulsa (en días de diario) y habrían armado más ruido que en la Feria de Sevilla, la Romería del Rocío y los carnavales gaditanos juntos.

Pero es que los complejos de nuestros compatriotas del sur no les permiten plantearse siquiera que quizá son ellos, esta vez personificados en el incauto Sanz, los que tienden a pecar de simplones, de tópicos, de desconfiados, de prejuzgadores y de ignorantes con respecto al resto de habitantes de la piel de toro. 

domingo, 15 de marzo de 2015

HACER EL AMOR



Dicen que la expresión “hacer el amor” (“faire l’amour”) surgió en Francia a principios del siglo XIX como eufemismo de relación sexual en las novelas románticas, y que muy pronto se popularizó en toda Europa, sobre todo en la Inglaterra victoriana (“to make love”), donde era inconcebible la separación conceptual entre afectividad y sexualidad. En poco tiempo la frasecita llegó a ser una muletilla recurrente en la literatura, en el teatro y, poco después, en el cine de los países anglosajones, por lo socorrida que resultaba para eludir ciertos verbos y sustantivos demasiado sórdidos para la época.  

España fue una excepción hasta los años 70 del pasado siglo, ya que hasta entonces “hacer el amor” significaba en nuestro idioma algo bien distinto a mantener relaciones íntimas; equivalía sin más a cortejar a una mujer, a galantearla y enamorarla caballerosamente. Era una forma bonita de referirse al galanteo, más descriptiva y literal que la variante europea y mucho menos timorata. Para lo otro, la lengua castellana era -y sigue siendo- rica en vocablos más o menos salaces, entre ellos "yacer", que utilizábamos con la mayor soltura. 

Pero ya digo que más o menos en los tiempos de la Transición el cine yanqui nos empezó a pegar esa forma remilgada de definir un buen colchonazo, ya fuera con la parienta o con una señorita con la que no nos unieran mayores compromisos. Recuerdo que en mi niñez y en mi adolescencia esta frase tan repipi se utilizaba continuamente y, lo que es peor, con toda seriedad, en la vida cotidiana por influencia de los medios audiovisuales. Aunque es cierto que eran las mujeres quienes más tiraban de ella, también nos toca a los varones entonar el mea culpa de haber incurrido en semejante cursilada cuando en aquella época queríamos parecer educados rehuyendo el rotundo y castellanísimo verbo "follar". ¡Pero si hasta la canción más famosa de Los Inhumanos se titulaba Qué difícil es hacer el amor en un Simca 1000! ¿Alguien se imagina ahora a un grupo musical empleando esta fórmula eufemística? 

En efecto, los tiempos han cambiado y en este tema desde luego que para bien. Afortunadamente, en materia sexual, hoy los chavales llaman al pan, pan y a al vino, vino, evitando así la estupidez de mezclar semánticamente dos conceptos tan distintos, por mucho que lo ideal es que fueran siempre unidos. Ahora en estas materias se han recuperado las raíces etimológicas más españolas, y en la calle, en el autobús o en las tertulias, sobre todo masculinas, resuenan de nuevo, sin tapujos, los clásicos de siempre, como echar un “polvo”, un “casquete” o un “caliqueño”; “tirarse” o “zumbarse” a Fulanita; “llevar a la cama”; “acostarse” (polisémico, pero evocador), o los cutres pero entrañables “ñaca-ñaca” o “pimba-pimba”. ¡Y qué decir del sudamericano y para nosotros siempre equívoco "coger"! Ellas son más ñoñonas (algunas) y todavía necesitan perderse en circunloquios o recurrir a metáforas floridas, pero cada vez menos. El lenguaje mímico también cumple una misión inestimable a la hora de abordar tan espinosas cuestiones. 

 Y, por cierto, me atrevería a asegurar que casi todas las parejas tienen sus frases o palabras clave, de uso doméstico y totalmente personalizado, para aludir al asunto…

viernes, 13 de marzo de 2015

INSEGURAS



Según el Informe PISA 2014 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que analiza el rendimiento de los estudiantes de 15 años en más de 60 países, las chicas son más responsables, dedican más horas a los deberes, leen más libros y sacan mejores notas que los chicos, pero son mucho más inseguras, lo que en la práctica limita, a largo plazo, su desarrollo académico y profesional. Ellos, por lo general, son bastante más dejados y vaguetes, pero creen en su potencial y no les da tanto miedo meter la pata. Por ello tienden a tener más iniciativa y a intentar soluciones diferentes y creativas con las que aprenden mucho a través del método prueba-error. Así, los chicos alcanzan con más facilidad los objetivos que se proponen y llegan más lejos que sus compañeras, por mucho que estas, en teoría, estén mejor dotadas y sean más cumplidoras.

Las conclusiones de este informe son de lo más elocuentes y pueden ayudarnos a valorar o interpretar muchas de nuestras realidades sociales, como el manido asunto de la igualdad de género, el hecho de que las mujeres ocupen un porcentaje tan pequeño de puestos directivos en las empresas, la escasa presencia femenina en carreras tecnológicas o de ciencias, o la relevancia de la autoestima a la hora de alcanzar metas personales.

Podemos albergar serias dudas sobre si la proverbial inseguridad de las féminas tiene componentes biológicos o simplemente responde a razones socioculturales. Incluso puede que haya una mezcla de todo. Pero parece evidente que para desenvolverse con éxito en las relaciones interpersonales y profesionales es imprescindible un buen nivel de autoestima. No es difícil percatarse, a poco observador que se sea, de que la confianza en uno mismo es más importante que la inteligencia, la capacidad de trabajo, la belleza u otras muchas virtudes. Vemos a diario a personas muy formadas y capacitadas estrellarse por culpa de su dudas y aprensiones, y a tipos mucho menos competentes pero echados para adelante que siempre se llevan el gato al agua. Incluso en el mundo del ligoteo llama la atención hasta dónde puede llegar un feo que le eche morro y no tema el rechazo en comparación con un guaperas que no levante la mirada del suelo. ¿Todo esto es injusto? Me temo que para nada.

Es cierto que aquellos sujetos (yo conozco unos cuantos) con la autoestima por las nubes pero apenas respaldada por méritos reales lo tienen complicado para medrar, pues rápido se descubre el pastel. Pero también es innegable que las habilidades “en abstracto”, por muy notables que sean, de poco sirven si no se combinan con el coraje suficiente para hacerlas valer. Es inútil ser el más sabio, el más hábil, el más agudo o el más trabajador si se vive en un continuo titubeo que impide tomar decisiones, asumir riesgos y realizar tareas con agilidad. 

miércoles, 11 de marzo de 2015

LOS COMPLEJOS DE MARGALLO



En el marco de una visita de trabajo de varios días a la antigua Unión Soviética, el Ministro de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo rindió homenaje el domingo pasado a los españoles caídos que lucharon contra Alemania en la Segunda Guerra Mundial, depositando una corona de flores en el monumento erigido a estos combatientes en el Parque de la Victoria de Moscú. Ni que decir tiene que el sobrino nieto del capitán García-Margallo, héroe de la Guerra del Rif y del que por cierto no ha heredado ni la testiculina ni el ardor patriótico, ni siquiera barajó la posibilidad de incluir en su agenda de viaje una breve visita a alguno de los cementerios militares donde reposan los restos de muchos de los 5.000 valientes que cayeron plantando cara al comunismo en la División Azul, en la Legión Azul y, una vez disueltas estas, en distintas unidades de la Wehrmacht.

Ciertamente sería como pedir peras al olmo pretender que este pepero de mañas lacayunas que en 2012 expulsó de España al embajador del presidente sirio Al Asad, reconociera el valor y el sacrificio de los jóvenes idealistas que entre 1941 y 1943 se alistaron en la 250ª División para frenar la tiranía materialista y atea que amenazaba Europa, y en defensa de la verdadera libertad de los pueblos y de un nuevo orden económico anticapitalista y solidario. Pero lo que clama al cielo, lo que no puede aceptarse de ninguna manera, es que se avenga a honrar en exclusiva a los soldados españoles que combatieron en el lado soviético. 

Aunque mi opinión sobre mis "compatriotas" que desertaron de la División para pasarse a los ruskis no puede ser más negativa, habría aceptado de más o menos buen grado que el Ministro de Exteriores dedicara unas palabras de recuerdo a “todos los españoles caídos en Rusia durante la Segunda Guerra Mundial”, sin más especificaciones. Lo que me avergüenza y me parece indignante es que se rinda honores a los muertos de un solo bando, obviando la más mínima mención a los del contrario, que encima son muchísimos más.

Yo estaría dispuesto a pasar por alto que los españoles que sucumbieron en la estepa enrolados en el Ejército Rojo fueron unos traidores que odiaban a su patria, unos marxistas execrables que tras sembrar el odio en nuestro país, provocar el baño de sangre más trágico de nuestra historia y protagonizar una auténtica orgía de crímenes, huyeron como conejos al terminar la guerra para librarse de la justicia y volver a empuñar las armas al otro lado de los Urales en nombre de un régimen político basado en el despotismo, el rencor y la impiedad. No me importaría mirar para otro lado, como ya hizo en 1954 el General Agustín Muñoz Grandes, quien, en su discurso de bienvenida al último contingente de divisionarios y de desertores que regresaba de Rusia, declaró que “el Gobierno no establece diferencia alguna entre los miembros de la División Azul y los demás españoles que con ellos vuelven después de haber luchado en el campo contrario. Sean bienvenidos todos ellos”. Pero naturalmente un servidor tragaría siempre y cuando el Ministro hubiera recordado, también sin distinción, a todos los fenecidos en el campo de batalla, y no solo, como hizo el domingo, a los que más conviene a su imagen y a sus intereses. Claro que comparar a Muñoz Grandes con este moñas es como equiparar a Dios con un botijo.

A Margallo los guripas caídos se la traen floja
De verdad que me cuesta entender por qué se tiene tanto miedo a mencionar, aunque sea de pasada, a los voluntarios de la Galubaya Divisia. Es cierto que esta unidad militar estaba plenamente integrada en el Heer y por lo tanto operaba al servicio del Tercer Reich, hoy condenado al ostracismo histórico y político sin margen para el menor matiz. Pero también lo es que su juramento de “absoluta obediencia” al Führer se limitaba a “la lucha contra el comunismo”, objetivo por cierto compartido por todas las potencias occidentales a partir de 1945. Tampoco tiene ningún sentido considerar nazis a los divisionarios españoles, y menos en el sentido que se da hoy a este denostado término, ya sinónimo de maldad suprema, dictadura terrorífica y exterminio de judíos. Ni un solo voluntario en 1941 tenía la menor idea de los hoy tan difundidos excesos de Hitler ni se imaginaba lo que iba a suceder en poco tiempo en los campos de concentración alemanes. Estas cosas tan horribles no suelen conocerse hasta que pasan unos años, a veces muchos. Seguro que el franquismo no habría conseguido reclutar a 50.000 muchachos si hubieran sido de dominio público las atrocidades del ejército teutón, igual que imagino que los jóvenes norteamericanos se habrían resistido a participar en la guerra de haber conocido los horribles crímenes sexuales cometidos por sus fuerzas armadas que han salido a la luz hace pocos días.

Lo que pasa es que con políticos de la mediocridad y del partido de García-Margallo tampoco hay que llevarse demasiado las manos a la cabeza ante gestos tan mezquinos y tan antiespañoles. Todavía me sonrojo al recordar al Gobierno de José María Aznar votando en 2001 en el Congreso de los Diputados a favor de la “rehabilitación total de los guerrilleros antifranquistas”, es decir de los grupos terroristas de extrema izquierda popularmente conocidos como "maquis" que entre 1939 y 1952 causaron más víctimas que ETA en las zonas rurales de toda España. (834 secuestros, 538 sabotajes, 5.963 atracos y 953 asesinatos).

domingo, 8 de marzo de 2015

LA CUEVA





Este fin de semana, animado por un amigo que me contó que era impactante, he visto la película de Alfredo Montero La cueva (2014). Es un filme de terror con el formato, tan de moda, de grabación amateur (El proyecto de la Bruja de Blair, REC) sobre un grupo de cinco chavales que se extravía en una laberíntica caverna de la isla de Formentera. 

Tal como comenté hace dos posts, este género cinematográfico ha sufrido una fuerte transformación en las últimas décadas y La cueva es uno de los mejores ejemplos. Las productoras saben que los fantasmas, los seres monstruosos o sobrenaturales, y los fenómenos paranormales chocan ya (salvo en el caso de Aprendiz) con el escepticismo del personal, así que recurren preferiblemente al pánico psicológico generado por situaciones que cualquiera de nosotros podría vivir. Bueno, cualquiera no, porque la conducta de los protagonistas de La cueva, adentrándose sin precaución alguna en una gruta enorme y llena de bifurcaciones, es propia de oligofrénicos, pero bueno. 

La película no es ninguna maravilla pero tenía ganas de verla porque su planteamiento me recordaba al de mi cinta de miedo favorita, The Blair Witch Project, con la que en su día pasé un mal rato (de eso se trata, ¿no?). El rodaje en forma de falso documental, siempre que esté bien planteado, es un buen sistema para meter al espectador en la historia, pero tiene un inconveniente difícil de salvar, y es que resulta poco verosímil que un videoaficionado, por muy friki que sea, tenga el cuajo de seguir grabando en determinados trances truculentos o de gravísimo peligro, en los que lo más lógico es echar a correr y mandar la camarita a hacer puñetas. Los guionistas tratan de atenuar este handicap con continuas frases de los personajes racionalizando esta actitud irracional de rodar hasta cuando te están degollando. “Es importante filmarlo todo para dejar pistas por si alguien encuentra la grabación”, “grábalo todo, Manolo, que esto quede para la posteridad”, “grabemos cuanto más mejor por si esta experiencia puede servirle a alguien” y otros argumentos igual de banales se repiten de continuo en este tipo de películas para que no nos extrañe que el cámara siga inmortalizando su vivencia aunque un zombi le esté mordiendo los huevos. 

Aunque no sé yo si dicha actitud es tan artificial, pues un familiar me ha recordado que cuando el Tsunami de Indonesia había sujetos con las olas ya encima que seguían filmando como subnormales. 

La cueva no será, ya digo, la película de la década, pero al menos en mí ha cumplido su objetivo, pues me ha causado un agobio considerable. En algunos momentos me ha parecido poco creíble, pero su ambiente claustrofóbico, su crueldad y sus dosis bien cargaditas de angustia me han estresado bastante. Y dicen por ahí que estresar a un funcionario tiene mucho mérito… 

Salvo en algunas partes del final, toda la grabación parece espontánea. El ritmo está muy bien dosificado y las imágenes aparentemente más duras en realidad no lo son tanto, pero Alfredo Montero demuestra su maestría apelando a nuestra imaginación más que mostrando escenas demasiado explícitas. Él sabe bien que la imaginación puede causar más espanto que la realidad.

viernes, 6 de marzo de 2015

SI TE HE VISTO NO ME ACUERDO


Hay varias canciones de Joaquín Sabina que nunca han salido en un disco. 

Una de ellas es la sintonía del legendario programa gastronómico Con las manos en la masa (1984-1991), presentado por Elena Santoja. Yo siempre había creído que tanto la música como la letra de esta genial composición, que se sabe de memoria media España, era obra del propio cantautor jienense, pero lo cierto es que su autoría corresponde al dúo Vainica Doble, integrado por la hermana de la presentadora y por Gloria Van Aerssen, que la interpreta junto a Sabina (quien, por cierto, una vez insinuó que se avergonzaba de esta faceta de su carrera artística).

Otro tema inédito es el titulado Si te he visto no me acuerdo, una reliquia valiosísima que hoy quiero rescatar del olvido. Sabina lo interpretó para Televisión Española durante el programa especial homónimo de la Nochevieja 1985-1986. Sus siete largas estrofas separadas por un pegadizo estribillo rebosan veneno y sarcasmo contra el primer gobierno del PSOE. Provocó un gran malestar en las altas esferas socialistas y fue la primera cuenta del rosario de desencuentros que sostuvieron el cantante y la cadena pública. Al año siguiente, en vísperas de elecciones y siendo ya Pilar Miró la directora de RTVE, el Gobierno se cobró su venganza censurando la canción Cuervo ingenuo (de Javier Krahe) en la emisión de un concierto de Sabina y Viceversa. No fue ni mucho menos la única acción represiva de la supuestamente demócrata Miró contra las voces disidentes en el medio que dirigía, y si no que se lo pregunten a Lolo Rico, creadora y directora de La bola de cristal. 

Si te he visto no me acuerdo es una joya histórica que con el tiempo ha cogido solera, pues se escribió a modo de crónica humorística de la primera legislatura de Felipe González, incidiendo en las contradicciones entre el programa político ultrarreformista y aderezado con chaquetas de pana que votaron diez millones de españoles en el 82 y la realidad de los hechos una vez que los sociatas tomaron las riendas del país. Las estrofas abordan temas entonces de plena actualidad, como la expropiación de RUMASA, el escándalo Flick, el cambio de postura sobre el ingreso en la OTAN, la retransmisión de la visita de Juan Pablo II, el romance de Boyer con la Preysler, las vacaciones de González en el yate Azor, el sida o los anuncios de condones. Se cita además a personajes televisivos de la época como Coll, Ramoncín, José María Calviño, Paloma Gómez Borrero, Fernando García Tola, Eva Nasarre, Felipe Mellizo, José María Íñigo, Jesús Hermida o Alfredo Amestoy. Incluso el líder de Fuerza Nueva aparece en el verso “cenarán tortilla en la bodeguilla Palazón y Blas Piñar”. ¡Quién le iba a decir al veterano patriota que acabaría teniendo un puesto “de honor” en el cancionero de Sabina! Y por cierto: ¿alguien sabe quién era Palazón? 

En Youtube no hay ningún vídeo completo de la canción, así que he elegido para encabezar el post una versión editada a base de empalmes de sonido, aunque desgraciadamente sin imágenes. Para ver varios fragmentos de la actuación recomiendo este enlace

Más sobre Sabina en La pluma: 

- Sabina, Viceversa, Varona y la igualdad
- Joaquín Sabina 



miércoles, 4 de marzo de 2015

MIEDO




Hasta nuestros instintos más innatos evolucionan de la mano de los cambios sociales y culturales. Nuestras pasiones, apetitos, deseos, motivaciones y reacciones naturales sufren profundas transformaciones a lo largo de los años o de los siglos a medida que adquirimos conocimientos o vivimos nuevas experiencias. Alimentos que en el pasado consumíamos sin remilgos, hoy nos producen naúseas. Olores cotidianos hace décadas hoy nos repugnan. Comportamientos que antaño considerábamos higiénicos hoy nos parecen sucios. Nuestras pautas de excitación sexual han sufrido una revolución inimagibable. Y, por supuesto, los actuales patrones de miedo ya no tienen nada que ver con los de hace, por ejemplo, sesenta años: lo que aterrorizaba a nuestros antepasados hoy es motivo de descojone general. A mí me impresionan los cambios que hemos vivido con relación a este último tema, cómo ha influido el devenir de nuestras sociedades en los resortes del terror humano, que nos parecían casi atávicos y ya se ha visto que no lo son.

Hace poco salía en televisión un feriante, dueño de una de estas atracciones de toda la vida conocidas como mansiones del terror, explicando que su negocio se estaba yendo a pique porque a los niños ya no les asustaba recorrer en un vagoncito unos pasillos tenebrosos llenos de momias, monstruos, vampiros y otros seres siniestros. Que cuando Drácula aparecía de repente ante el trenecito con su capa y su palidez espeluznante, la chiquillería se echaba a reír y gritaba “¡mira, Batman!”.

Dicen que las pelis de miedo también están en crisis y que los directores ya no saben qué inventarse para impresionarnos. De hecho hay quien afirma que el cine de terror como tal ha desaparecido, pues las cintas que se ruedan ahora buscan solamente sobresaltar o dar asco con escenas sorpresivas o efectos gore, o, como mucho, mantener la tensión con un suspense bien administrado. Pero miedo, lo que se dice miedo, ya no consiguen darnos hagan lo que hagan. Nuestro nivel cultural, nuestros rudimentos científicos, nuestro hartazgo de efectos especiales y nuestro escepticismo santotomasiano bloquean cualquier asomo de canguelo ante una trama terrorífica convencional

Posiblemente la atenuación del miedo humano en las sociedades modernas se explique por el hecho de que su principal razón de ser era la ignorancia, y hoy en día no hay casi nada que ignoremos o al menos eso nos pensamos. Antaño se tenía terror a lo desconocido y hoy no existe lo desconocido. Apenas queda ya ningún fenómeno incomprensible que nos provoque recelo y mucho menos pánico. En una cultura tan empírica como la nuestra, en la que vemos todo tipo de cosas y tenemos toda clase de vivencias a diario, es prácticamente imposible horrorizarse ante ninguna situación. Por añadidura la ciencia y la educación han arrasado con las viejas leyendas y supersticiones que atenazaban la garganta de nuestros abuelos y que, en buena medida, sirvieron de inspiración a toda la iconografía de la literatura y el cine de terror contemporáneos. Los cuentos de brujas, fantasmas, ogros y chupasangres cada vez se nos antojan más pintorescos, y personajes como Nosferatu, que en los años veinte puso los pelos de punta a toda una generación, hoy nos parecen cómicos histriones.

Una vez leí que cuando el hombre aprendió a manejar el fuego hace 500.000 años desaparecieron de un plumazo la mayoría de sus terrores ancestrales, y que el resto de aprensiones se disolvieron con la llegada de la electricidad. La luz de las hogueras y de las bombillas logró neutralizar nuestro temor a todo aquello que se ocultaba a nuestros ojos tras la anochecida. Del mismo modo, la formación y el bagaje con los que contamos ahora han sido como un foco luminoso que ha dejado al descubierto todos los peligros y ha desvelado todos los misterios que nos inquietaban.

¿Habrá en el futuro nuevos miedos que paralicen a la Humanidad? ¿Descubriremos nuevas galaxias, planetas y seres que nos amedrenten tanto como lo hicieron los espíritus malignos, el vudú, los hombres lobo o la Santa Compaña? De momento parece que el único pavor que nos queda es a nuestra propia muerte.

domingo, 1 de marzo de 2015

DEBILIDADES


Cuando tengas un arranque de modestia y te dispongas a hacer autocrítica en público, piénsalo dos veces y jamás te lances sin estar muy seguro de que si mañana o dentro de unos años alguien te reprocha lo mismo no te vas a cabrear. Porque si entonces te enfadaras, habrías cometido dos errores insubsanables: dar a conocer un defecto tuyo sin ninguna necesidad y desvelar que tu gesto de modestia fue más falso que un euro de aluminio. 

Hay otras precauciones que te conviene adoptar antes de sacar a la palestra tus limitaciones o intimidades. Nunca debes hacerlo en una etapa difícil de tu vida, cuando lo ves todo negro y arrastras tu autoestima deshilachada como una capa vieja. Quizá cuando salga el sol te arrepientas mucho de haber hablado de más. Lo mismo habría que decir de las confianzas nacidas al son engañoso del tintineo de los hielos y los brindis: el alcohol es el peor consejero para las confidencias. Y finalmente, cuídate de que tus explosiones de sinceridad solo se produzcan en presencia de gente que te quiere, en la que puedas confiar y que bajo ningún concepto pueda usar en tu contra la información que le has regalado sobre tus debilidades.