domingo, 23 de agosto de 2015

PICADURAS VERANIEGAS (5): MEDUSAS




Las medusas son unos curiosos animalillos marinos con el cuerpo gelatinoso, semitransparente y en forma de campana con el que nadan como a espasmos y del que cuelgan unos largos tentáculos llenos de cnidocitos, unas células muy urticantes. Como todos sabemos, las medusas habitan en la zona pelágica del océano, pero a veces, de forma impredecible (normalmente coincidiendo con olas de calor, pero no siempre) y durante dos o tres días seguidos, bancos enteros de estos celentéreos (hasta de miles de ejemplares) son empujados a nuestras playas por los vientos o las corrientes, fastidiando a los bañistas, que no se atreven a meterse en el agua por miedo a sus dolorosas picaduras. 

La toxicidad de las medusas es muy variable según la especie. En España, y en concreto en el mar Mediterráeo, las más fáciles de encontrar en la costa son las llamadas escifomedusas, algunas de las cuales apenas pican y otras causan, como mucho, un roce muy doloroso y una erosión con pústulas en forma de látigo, sin mayores consecuencias.

En nuestro litoral hay muy pocas especies con el veneno lo bastante potente como para preocuparnos. Las dos más peligrosas son la medusa de compases (Chrysaora Hysoscella) y la tristemente célebre carabela portuguesa (Physalia Physalis). Sobre todo la última puede  llegar a producir un shock neurógeno a causa del intenso dolor, con el consiguiente peligro de ahogamiento, aparte de severas lesiones derivadas de la quemazón de sus tentáculos, que se adhieren fuertemente a la herida y cuesta mucho arrancarlos. Ambas especies son muy infrecuentes en las playas españolas, ya que viven mucho más mar adentro que el resto de sus congéneres y solo accidentalmente aparecen individuos sueltos en la arena. Además la carabela portuguesa es más típica de aguas templadas del Océano Atlántico.

Otras picaduras veraniegas:

- Escolopendras
- Tábanos
- Escorpiones
- Avispas y abejas

1 comentario:

nago dijo...

Por aquí la que más abunda es la Pelagia. Es realmente preciosa. Se puede coger perfectamente con un poquito de cuidado con el cubito y una pala y observar sus movimientos, transparencia y colores antes de devolverla al mar.