miércoles, 12 de marzo de 2014

MONSEÑOR BLÁZQUEZ

La idea de paz de Monseñor Blázquez es un insulto a España y a la inteligencia

Todo apunta a que Monseñor Ricardo Blázquez va a convertirse, por segunda vez en su vida, en Presidente de la Conferencia Episcopal, gracias, por lo visto, al apoyo del Papa Francisco.

Esta noticia debe ser tomada con especial prevención por todos los buenos españoles, dada la actitud proclive al entorno de ETA que este prelado de origen abulense, que en la actualidad encabeza la Archidiócesis de mi provincia, demostró durante su etapa como Obispo de Bilbao (2005-2010).

Sin necesidad de hacer mucha memoria, recordamos que este bicharraco firmó en 2002, junto con el resto de obispos vascos, una repugnante carta pastoral en la que se criticaba al Gobierno por la entonces embrionaria Ley de Partidos, que, como sabemos, permitió la posterior disolución de Batasuna y de otros satélites de ETA, así como del brazo político del GRAPO.

En este panfleto, Monseñor y sus compinches en las otras diócesis vascongadas afirmaban ladinamente sobre la ilegalización de Batasuna: 

“(…) nos preocupan como pastores algunas consecuencias sombrías que prevemos como sólidamente probables y que, sean cuales fueren las relaciones existentes entre Batasuna y ETA, deberían ser evitadas. Tales consecuencias afectan a nuestra convivencia y a la causa de la paz. (…)  La convivencia, ya gravemente alterada, ¿no sufriría acaso un deterioro mayor en nuestros pueblos y ciudades? Probablemente la división y la confrontación cívica se agudizarían. No vemos como un clima social así pueda afectar favorablemente a la seguridad de los más débiles: los amenazados. Más bien nos tememos que tal seguridad se vuelva, lamentablemente, más precaria”.

Pero el entonces obispo de Vizcaya no se limitó a suscribir esta “sutil” amenaza corleonesca al más puro estilo Otegi, sino que el muy canalla se negó ese mismo año a firmar el documento oficial del Episcopado español en materia de terrorismo, en el que ETA y Batasuna salen trasquiladísimas y se proclama valientemente la inmoralidad de sus aspiraciones políticas en base a la doctrina de Juan Pablo II: 

“Cuando determinadas naciones o realidades nacionales se hallan legítimamente vinculadas por lazos históricos, familiares, religiosos, culturales y políticos a otras naciones dentro de un mismo Estado no puede decirse que dichas naciones gocen necesariamente de un derecho a la soberanía política”. “Resulta moralmente inaceptable que las naciones pretendan unilateralmente una configuración política de la propia realidad y, en concreto, la reclamación de la independencia, en virtud de su sola
voluntad”.

Conclusión: Monseñor Ricardo Blázquez es un clérigo nefasto y antiespañol, una serpiente sibilina cuyo destino, en una España ideal, sería otro bien distinto que gobernar nuestra Iglesia.

5 comentarios:

Aprendiz de brujo dijo...

Suerte a nuestro Obispo, en su nueva tarea, (ya oficial).
Yo no tengo una opinión formada de este señor. Si acaso, si me molesta su voz de cura. Yo con las voces de cura no puedo. Ese tono aflautado, compasivo, paternal y pelín amariconado me pone muy nervioso.Me gustan sacerdotes que no tienen voz de cura.
Por lo demás, parece muy fundamentada tu crítica, aunque no debe ser nada fácil ser Obispo de Bilbao y sinceramente no creo que haya sido cosa de Francisco su nombramiento.
Por cierto Rouco ayer se despidió arreando que es gerundio...
Buen miércoles. Nos cominos ya la mitad de la semana.

alco dijo...

Neri, ¿qué significa el "nuestra Iglesia" con la que termina la entrada? Yo tengo entendido que la Iglesia es una, no existe una Iglesia española, sino la Iglesia en España, o en Bilbao o en Valladolid o en donde se quiera. Monseñor Blázquez, en Bilbao cuidaba de los católicos bilbaínos, en Valladolid hace lo mismo con ustedes. Desde que es obispo de Valladolid, ¿hay algún escrito que le haya ofendido? porqué lo que dijo en Bilbao no era para ustedes.
Las opiniones de un prelado o de cualquier sacerdote o abad sobre cuestiones terrenales como es el nacionalismo, los partidos, lo que sea, es cosa del César, no de Dios, y a lo que digan cada uno le otorga el crédito que quiera.
Por otra parte, ¿usted cree sinceramente que Blázquez tiene algo de abertzale? Yo no me lo creo, me parece que en su época en Bilbao adoptó temporalmente criterios políticos gratos en su diócesis. Puede que sea un chaquetero, pero puede también que sirviera adecuadamente a la Iglesia.

J dijo...

En mi opinión, son un mal invento las conferencias episcopales y lo mejor que podría pasar es que desapareciesen.

No forman parte de la sucesión apostólica que nos dejó Jesucristo y más bien parecen un intento de adaptarse y asimilarse a los regímenes "democráticos" actuales que poco tienen de católicos.

No es necesario (más bien, me parece perjudicial) un gobierno colegiado de los obispos de una determinada nación.

En la práctica, estas conferencias episcopales difuminan - cuando no anulan o tergiversan - el magisterio particular de cada Obispo en la diócesis que gobierna.

Por estas razones, me importa bien poco quién sea el presidente de la Conferencia Episcopal aunque también es cierto que comparto algunas de las consideraciones que hace en su artículo.

Al Neri dijo...

Alco, tal vez en vez de "nuestra Iglesia" debí decir "nuestro Episcopado". Hecha esta aclaración y al margen de las muy fundadas críticas de J, hemos de reconocer que el máximo representante de la Conferencia Episcopal ejerce no poca influencia sobre los católicos españoles pronunciándose sobre los temas de nuestra realidad sociopolítica. Por ello me preocupa y mucho que su presidente sea un sujeto capaz de hacer lo que hizo en Bibao.

Como Azobispo de Valladolid, Blázquez ha hecho y dicho cosas que no me han gustado mucho y otras que sí, pero eso no tiene nada que ver: su comportamiento como obispo vizcaíno le definió de sobra.

La ilegalización de Batasuna no es solo un tema vasco, así que sus opiniones en esta materia no pueden tener a los vascos como únicos destinatarios.

Se mire por donde se mire, un obispo que prefiere que la sociedad española y la vasca sufran las consecuencias de una Batasuna legal y activa que las derivadas de su ilegalización, es un hijo de puta. No olvidemos que este partido político era ETA pura y dura: señalaba a las víctimas, practicaba la kale borroka, intimidaba a los vascos y muchos de sus militantes lo eran también de ETA, aunque Blázquez parece que no quería verlo.

No me cabe la menor duda de que Monseñor no es batasuno, pero "adoptar temporalmente criterios políticos gratos en su Diócesis" revela primero una connivencia evidente de buena parte del clero vasco con los abertzales (eso no es nuevo) y en segundo lugar nos da una pista importante sobre cuál puede ser su actitud como presidente de la Conferencia: intentar ser grato a los sectores de la sociedad española que más fuerza hagan o que le resulte a él más cómodo o prudente en contra de los interes de España y de los fieles.

López Carrión dijo...

Hijo de puta no...Equivocado, Neri, engañado..