martes, 10 de julio de 2012

¿FUNCIONARIOS VAGOS O POLÍTICOS DELINCUENTES?


No pasa una semana sin que el Ministro Montoro o el Secretario de Estado de Administraciones Públicas, el inefable Antonio Beteta, se despachen con alguna gilipollez populista e insultante sobre los empleados públicos.

Ayer mismo, en vísperas del rejón que se va a meter a los trabajadores de las Administraciones, el Ministro ha dicho que “a España no le conviene la imagen de que con aprobar una oposición ya se tiene todo hecho”, ya que “hay que cumplir todos los días”, y que ya va siendo hora de que “la función pública vaya adquiriendo eficiencia en la prestación de servicios”.

Por su parte, Beteta ya nos escandalizó hace meses cuando manifestó que los funcionarios “podían irse olvidando del cafelito y de leer el periódico”.

Se barajan para mañana diversas medidas absurdas, ineficaces, humillantes y populacheras contra los derechos de los empleados públicos españoles, un colectivo en el que por supuesto hay de todo, pero que, por norma general y digan lo que digan los mamarrachos de los políticos, se caracteriza por su gran preparación y formación (hasta en los niveles más bajos abundan los universitarios), por haber accedido limpia y objetivamente a su puesto de trabajo, y por desempeñar una delicada labor que beneficia a toda la sociedad de forma abnegada y con vocación de servicio en casi todos los casos.

No sabemos con qué putadas concretas nos sorprenderán mañana los mamapollas que nos gobiernan, pero yo tengo una pregunta muy sencilla que lanzarles. Si Montoro y Beteta (y otros altos cargos de las Administraciones) están tan seguros de que los funcionarios se pasan el día tocándose las pelotas, leyendo la prensa, desayunando dos horas, escaqueándose, haciendo trampas en el fichaje, yendo de compras, y, en definitiva, en palabras de Montoro, no cumpliendo con su trabajo “todos los días”, ¿por qué en vez de bajar sueldos, quitar complementos y moscosos, o ampliar jornadas laborales, no abren expedientes disciplinarios contra todos los supuestos vagos y les echan a la puta calle?

La separación del servicio es una de las sanciones asociadas a incumplimentos muy graves por parte de los empleados públicos y la incoación de expedientes disciplinarios a quienes se sabe que incumplen no es solo una posibilidad que tienen los políticos, sino una obligación, pues, de lo contrario, estarían consintiendo esas conductas e incurriendo por lo tanto en el delito de prevaricación omisiva.

Y por lo que yo sé, que es mucho, en las Administraciones prácticamente no se tramita este tipo de expedientes.

Beteta, con un cafelito con ricino ibas a funcionar de lo lindo

Tal como hablan estos peleles da la impresión de que saben a ciencia cierta, con pruebas fehacientes, que muchos empleados públicos pierden el tiempo y no rinden, por lo que no se entiende por qué no se apresuran a incoar procedimientos disciplinarios a tutiplén para librarse de tanto personal inoperativo en vez de llenarse la boca de estupideces para bailar el agua a una opinión pública mal formada y equivocada que solo sabe tirar de tópicos.

Si afirman e insinuán continuamente que muchos funcionarios no pegan ni golpe e incumplen sus obligaciones, pero luego se niegan a meterles puros y a separarles del servicio, con lo fácil que sería pillarlos (ya que, según dicen, es tan manifiesto), solo cabe concluir que Montoro y Beteta son unos delincuentes, unos cómplices indeseables con la desidia, la vagancia y la inoperancia del personal de la Administración.

Moraleja: o dejan de decir imbecilidades o que se vayan a la cárcel, que es donde merecen estar.

9 comentarios:

Isel dijo...

Es más fácil hablar de esa manera populista, calentando el ambiente para que la opinión pública apruebe eso, junto con otras medidas conjuntas. Recuerdo que en el último paquete han juntado los palos a los funcionarios con los palos a todos.
¿Hay funcionarios que no cumplen? expediente.
¿Hay fraude en el iva? inspección.

Esas son las medidas más adecuadas, aunque sean a más medio plazo. No salir un ministro de hacienda con unas declaraciones bochornosas.

Pero es más fácil utilizar este lenguaje aunque sea para vender unas medidas que son contrarias a las que prometieron, que para esto, no habría hecho falta cambiar de perro.

Gustav Becker dijo...

Ni una cosa ni la otra. Es cierto que en el centro de Valladolid es posible encontrarse a la hora de la entrada de los colegios o del aperitivo, a muchos funcionarios que tendrían que estar trabajando pero, o bien por el don de la ubicuidad, o bien porque tienen más cara que un piano de cola, están llevando a los niños, haciendo compras o tomándose un vino, precisamente con colegas de trabajo.
También es cierto que en este símil mesetario de la URSS que es el ente autonómico llamado Castilla y León (en vez de PCUS hay PP), el intervencionismo pleno, las empresas y fundaciones públicas, etc. etc., han convertido en empleados públicos a miles de enchufados, afiliados, amigos, parientes y simpatizantes sin mérito. Miles han entrado a dedo y miles se tocan las narices y mientras, los autónomos o los curritos de empresa privada, fichamos, cumplimos, cobramos la mitad y, si un día a alguien se le cruza un cable, vamos a la calle.

Ramiro Semper dijo...

Las medidas contra los funcionarios son un ejemplo de la demagogia más grosera. Al aprobar los recortes de sueldos, los voceros del pepé se ufanaban de que no habían despedido a ningún funcionario. Realmente lo que han hecho ha sido meter en el mismo saco a los funcionarios honestos, que han ganado limpiamente su plaza y que desempeñan con eficacia su trabajo, y a los enchufados de los diversos clanes mafioso-políticos que han sido designados más o menos a dedo para desempeñar cargos tan inútiles como ellos. En lugar de expulsar a los egundos, se castiga a todos por igual. Muy propio de la farsa democrática.

Chirly dijo...

NI tanto ni tan calvo.

Hay funcionarios públicos a los que les sale el trabajo por las orejas: cobran poco, no tienen la más minima previsión de mejora, y encima no solo no se les reconoce su esfuerzo y sacrificio sino que tienen que ver como se les penaliza con medidas como las que se aprueban hoy. Y son muchos: en educación, justicia, sanidad...

Y hay otros que se tocan los huevos, y mucho. No hace muchos días fui a visitiar a un alto cargo de la Junta, me hizo esperarle fuera de su despacho, en el pasillo, y allí junto a mi, había una mesa con dos sillas. Una está ocupada por una señora que tiene ante si un taco como de tres o cuatro periodicos mas otro que está leyendo muuuy lentamente, con mucha parsimonia y toda su atención. la otra silla está vacía, pero su ocupante ha dejado dispuesto sobre la mensa un trabajo muy similar al de la compañera. La espera duró unos veinte minutos, la visita que realicé duró una media hora y cuando salí de allí me toco esperar otra vez unos diez minutos a que me trajeran unos documentos. La situación no había cambiado, ni se vio interrumpida en ningún momento, salvo en que al final apareció la ocupante de la otra silla y la que estaba antes cogió un móvil de la mesa diciendo - Te han llamado varias veces de tu casa, lo sé porque lo he mirado en la pantalla. La recién llegada cogió el movil, llamó y se puso a charlar, me dio la sensación, por el tono, que nada urgente ni grave ocurria. Sin llegar a sentarse se fue charlando por el pasillo hasta que se perdió por la puerta que acababa de salir. Ya no la vi mas. Y la otra seguía con su ardua tarea. Durante mi espera previa me di un garbeo por los pasillos mas cercanos viendo desde ellos otras mesas similares y oficinas en las que el ambiente general era ese... muchos periodicos sobre las mesas, páginas web de información general en las pantallas de los ordenadores, gente paseando lentamente por los pasillos o en corrillos hablando chorradas a gritos y sin ningún pudor... El propio que me atendió me reconoció que como apenas tenían presupuesto para hacer nada, se veian obligados a estar así, sin hacer nada. Y eso, con la que está cayendo es un escándalo.

No entiendo porque la administración publica se asemeja a una empresa y tiene toda la flexibilidad del mundo para para contratar y ampliar personal cuando lo necesita y tiene recursos para ello, pero no puede -igual que cualquier empresa- reducir personal o ajustar el gasto cuando no tiene ni trabajo para sus empleados ni recursos para sostenerlos. Es ilógico y es un privilegio irracional capaz de arruinar a una nación que se tiene que acabar.

Zorro de Segovia dijo...

los estereotipos son complicados de desmontar. El amigo Forges, durante décadas, nos transmitió una imagen de funcionario oficinista, de poco y rutinario trabajo.

Hoy, todo es distinto. Un país más moderno también tiene un funcionariado más moderno, con una gran base universitaria y unas oposiciones mucho más limpias. Los que se cuelan, se cuelan a dedo, no por debajo del tribunal (o eso quiero creer).

Lamentablemente aún existen las regalías y vemos como las Diputaciones están llenas de "hijos de" (que incluso llegan al Congreso, como Viviana o como la Fabra), pero creo que es algo a extinguir.

Al Neri dijo...

Solo decir que muchas Administraciones (aunque unas más que otras)tienen un importante porcentaje de interinos y de contratados laborales eventuales que ingresaron en su día por razones de "urgencia y necesidad", tal como establece la Ley. Puesto que a la vista está que dichas razones de urgencia y necesidad han desaparecido debido a la reducción de las partidas de gasto y, consiguientemente, de los servicios públicos y del volumen de trabajo, lo lógico sería que la primera medida fuera el despido de este personal.

Precisamente las Administraciones tienen interinos y laborales eventuales para poder soltar lastre en situaciones como las que ahora estamos viviendo. O sea que a Chirly le diría que sí existe la posibilidad de reducir personal cuando no se tienen ni trabajo ni recursos.

Otra cosa es que a los políticos les interese tomar una decisión tan impopular en estos tiempos como echar a la calle a miles de personas (y yo les entiendo, estratégicamente hablando). Sin embargo, legal y moralmente ello es viable, y, de hecho, los interinos y laborales temporales conocen perfectamente su régimen jurídico o sus contratos, y saben que esto les puede pasar mal que les pese a ellos o nos pese a sus familiares o amigos.

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Durante casi dos años he estado intentando que mi jefe expedientara a un interino de mi departamento que era un completo inútil, zángano y sinvergüenza. Los motivos no faltaban y de casi todos ellos había constancia escrita. Este jefecillo-tortuga, un libredesignado ugetista con ánimos de trepar en un mundo de peperos, siempre intentó tapar todos los problemas porque no convenía que la mierda oliese (sic). Es más, intentó que yo aprobara ciertos papeles al respecto para tapar el problema y que no se enterasen arriba.

Porque a los políticos, y entre ellos incluyo a muchos libredesignados, no les interesa reconocer que en sus feudos existen problemas. Lo importante es que todo brille como el oro aunque se trate de una mierda pintada de amarillo.

En concreto, la tortuga tapamierdas, me dijo que estaba elaborando un informe para expedientar a dicho personaje porque le amenacé con saltármelo e informar directamente a Burgos y/o Valladolid. Tras mi traslado debió respirar y volvió a enterrar el problema.

Antonio dijo...

Es justo lo contrario de lo que habían prometido.
Lo de "los cafelitos" de los funcionarios es populismo y demagogia, para poner en contra a la opinión pública contra el colectivo.
No niego que pueda existir algo de eso, pero ocurre de la misma manera en la empresa privada.
No creía capaces a los del PP de esa bajeza y todo por eludir el más que necesario debate autonómico con sus embajadas, empresas públicas, agencias, fundaciones y todo ese elenco de seudoagencias de colocación al servicio del partido político de turno.

lanuor dijo...

La idea de ser funcionario por oposición era para evitar los enchufismos por cada cambio de gobierno. Eso sí: los mamarrachos de los políticos se sacaron una idea de la manga, para meter a saco a sus familiares y amiguetes. De aquí tanto asesor cobrando un sueldo vergonzosamente alto para no dar palo al agua. Es vergonzoso. Estos imbéciles del poder se han cargado el principio de transparencia que debe tener toda administración pública. Y van, y putean a los que, como yo, llevamos más de veinte años trabajando después de pasar una dura oposición. Es para meterlos en la cárcel de por vida.