viernes, 16 de marzo de 2012

SUEÑOS


Tuve una temporada en la que, aconsejado por un amigo, describía por escrito todos mis sueños. Me había explicado que analizar la temática y la periodicidad de los sueños ayuda mucho a conocerse uno mismo, así que cada vez que me despertaba con alguna de estas imágenes nocturnas y fantásticas en la cabeza, cogía rápidamente una libretita y anotaba todos los detalles de los que era capaz de acordarme, porque tenía comprobado que si esperaba unas horas a hacerlo se me borraba todo de la memoria.

Mi amigo tenía toda la razón. Los sueños revelan un montón de cosas de nuestra vida, de nuestros sentimientos y de nuestros deseos, y si fuéramos capaces, que no siempre es fácil, de interpretar con honradez las historias aparentemente inconexas y surrealistas que desfilan por nuestro cerebro en la duermevela o en lo más profundo de la modorra, sacaríamos conclusiones muy útiles que nos ayudarían a mejorar y a aceptar muchas cosas sobre nosotros.

Como es natural, no voy a contar aquí mis sueños, pero sí voy a sintetizar las modalidades principales de los que yo tenía (y sigo teniendo) y en qué medida me aportaron información de interés y me hicieron reflexionar:

- Sueños en los que afloraba, por lo general simbólicamente o de forma velada, alguna preocupación de mi día a día que oficialmente yo consideraba menor o superflua pero que en el fondo me inquietaba mucho más de lo que estaba dispuesto a admitir. Salían a la superficie, en forma onírica, los temas incómodos que me negaba a afrontar o pensar estando despierto.

- Sueños que revelaban frustraciones o complejos que yo consideraba superados. Normalmente rememoraban alguna situación en la que yo sufría por culpa de mis limitaciones, errores o falta de determinadas habilidades. Un ejemplo es soñar de forma repetida con una asignatura que costó aprobar hace años, con alguna antigua torpeza social o con una vieja frustración en apariencia olvidada. Todo ello aparecía envuelto con otras historias y personajes del presente.

- Sueños que resucitaban problemas, situaciones o relaciones que no cerré satisfactoriamente en el pasado bien porque quedé fatal con alguien o porque no tuve en cuenta aspectos que a toro pasado, ya demasiado tarde, vi con toda claridad.

- Sueños que me alertaban de que algunas facetas de mi carácter o de mi forma de ser de las que decía sentirme muy orgulloso no eran como para estarlo (y en el fondo yo lo sabía).

- Sueños que me facilitaban información sobre lo que las personas de mi entorno pensaban realmente de mí. En efecto, a veces soñaba con los gestos o comentarios que me había hecho un amigo o un compañero de trabajo, y era capaz de entender cosas y de ver intenciones en las que ni siquiera había pensado en su momento (o me había negado a pensar para no hacer examen de conciencia).

- Sueños puramente nostálgicos sobre etapas muy felices de mi vida.

5 comentarios:

marian dijo...

El día que escriba yo mis sueños y alguien los lea termino en un psiquiátrico atada de pies y manos.

Aprendiz dijo...

vaya, el otro día escribí yo una posible entrada sobre los sueños, porque siempre me ha llamado mucho la atención. Yo tengo escritos un par de sueños que incluso los tengo publicados en mi blog. Algunos los recuerdo con tanta claridad que recién despertada podría hasta dibujar los escenarios. También he querido muchas veces escribir todos mis sueños, porque me parece increíble que durante el sueño veamos tan coherentes las historias que una vez despiertos no tienen conexión.

Moneypenny dijo...

Yo creo que tengo sueños de todas las modalidades que describes menos de los últimos y si los tengo son muy pocas veces. Será que soñamos más con todos nuestros fantasmas diarios que con las cosas buenas que nos pasan.

Al Neri dijo...

Todos pareceríamos locos si describiáramos nuestros sueños.

Aprendiz, los sueño son mucho más coherentes de lo que creemos, pero hay que saber interpretarlos.

¡Bienvenida Moneypenny! Los sueños son el poso de nuestras preocupaciones y por eso rara vez soñamos con alegrías y cosas felices.

Isel dijo...

Estoy de acuerdo pero quizá falten sueños que son meros pasatiempos para la cabeza, a veces no se puede encontrar sentido a todo.