martes, 28 de febrero de 2012

ENCUESTA SOBRE ALBERTO CONTADOR

Pregunta: ¿Qué opinas del caso Contador? (pueden elegirse varias opciones)

Nº de votantes: 27

Duración: 15 días.


Respuestas:


a) Contador es inocente y el TAS está vendido a los franchutes: 9 votos (33%)

b) El laudo del TAS no está bien fundamentado y Contador debería haber sido absuelto: 4 votos (14%)

c) Es culpable, pero seguro que Armstrong e Induráin también se metían de todo y no les hicieron nada: 3 votos (11%)

d) Es culpable y espero que echen del ciclismo profesional a este drogata tramposo. 5 votos (18%)

e) El ciclismo es un deporte tan desprestigiado por el dopaje que me extraña que alguien siga viendo el Tour. 12 votos (44%)

f) No tengo elementos para juzgar a Contador, así que prefiero no opinar. 4 votos (14%)

g) Otras respuestas. 1 voto (3%)


NOTA: En las encuestas en las que pueden votarse varias opciones, el % no representa el porcentaje de votos que ha obtenido cada respuesta sobre el total de los emitidos, sino el porcentaje de votantes que ha escogido esa opción.

domingo, 26 de febrero de 2012

ESNOBISMO DE BARRA

Tras la cena anual de machos de la manada que celebramos ayer, me chocó que uno de mis amigos pidiera en la barra un gin tonic a secas, sin especificar marca. La camarera le preguntó de qué se lo ponía, que tenían tropecientas ginebras, y él respondió que le daba igual.

Cuando le manifesté mi extrañeza, me explicó que el 90% de la gente que pide una ginebra concreta jamás sería capaz de diferenciar una de otra, y que si dicen Tanqueray, Hendricks o Bombay Sapphire es solo por pura pijería, para quedar como unos entendidos en lo que no tienen ni idea, como un conocido suyo que andaba siempre a vueltas con los vinos exquisitos, gastándose una pasta y dándoselas de catador de élite con esas chorradas de que si un caldo estructurado y de boca potente pero con retronasal afrutado, y un día se la pegaron con un clarete Don Simón de brick que le sirvieron de la botella de un rosado de postín. El muy gilipollas olfateaba como un perrillo susurrando “qué riqueza de matices, qué franqueza de aromas”.

Me parece que mi amigo tiene toda la razón. Yo mismo reconozco pedir Barceló a lo bobo, igual que hace años pedía Brugal o Cacique, solo por no decir “un ron con Coca-Cola”, pero fijo que no distinguiría unos rones de otros ni por equivocación.

También reconozco haber empezado a decir “un Rueda” en vez de “un verdejo” imitando a mis compañeros de trabajo, para evitar que estos me miren como a un gañán de taberna.

La sociedad cada vez más esnobista y absurda en la que nos movemos nos empuja a comportarnos en la barra como auténticos cretinos. Un tipo que conozco dueño de un bar me contó que no hace muchos años casi todo el mundo pedía un blanco, un tinto o un clarete, sin más, pero que ahora se lleva mucho no solo concretar denominaciones de origen, sino ponerse a charlar de caldos con el camarero, en plan cargante, citando cosechas y características como si fueran sumillers consagrados, y que juraría que si les sirviera el tintorro de oferta del Mercadona se quedarían tan felices.

Otro amigo, el muy cachondo, siempre pide todo serio un Sauvignon y explica no sé qué de la acidez de la uva, pero al menos este sí que entiende de vinos, y de hecho hace poco me regaló un Mauro que me encantó. Siempre dice que la difencia entre un vino de 5 euros la botella y otro de 50 es abismal, pero que entre uno de 100 y uno de 300 seguramente no sabría distinguir.

Luego está otro espécimen muy típico, que es el que en las cenas de amigos siempre pide, normalmente sin consultar, el vino más caro de la carta, y luego no hace más que alabarlo con tecnicismos de soplapollas. Así cualquiera. Pidiendo el más caro también entiendo yo de vinos.

Al margen de las burlas que me inspiran estas actitudes esnobistas y ridículas, a mí sí me gustaría entender más sobre vinos porque creo que la cultura vinícola es un elemento esencial de la gastronomía y de la identidad de mi tierra, y que el saber no ocupa lugar. Aunque nunca he sido de beber vino, cada vez lo aprecio más gracias a la afición de algunos amigos, y estoy pensando en apuntarme a algún cursillo o cata que merezcan la pena, por lo que agradecería que alguien me informara si conoce alguno. En lo que espero no incurrir nunca es en esa afectación cursi de los que no se separan del decantador y dan la brasa en los restaurantes para demostrar lo mucho que saben antes que para disfrutar de un buen licor.

viernes, 24 de febrero de 2012

PLENILUNIO

Siempre me fijo en los títulos de crédito de las buenas películas para ver si son adaptaciones de novelas, y, si es así, intento conseguir el libro y leérmelo. En muchos casos, la obra es extranjera y no está editada en España; otras veces solo puedo hacerme con pésimas traducciones; a menudo se trata de un bestseller que ya he leído, y tampoco es infrecuente que el libro que inspira el filme sea mucho peor que este, e incluso se note a la legua que está escrito y estructurado pensando en llevarlo al cine. Pero de cuando en cuando descubro, gracias a las pelis, verdaderas maravillas literarias que, de otro modo, me hubieran pasado completamente desapercibidas.

Mis últimas experiencias en este sentido han sido Bailando con lobos, de Michael Blake, que el guión de la cinta de Costner sigue religiosamente salvo en algunos matices muy interesantes de comentar algún día; La voz dormida, de Dulce Chacón, que es una mala novela (no he visto la película) como cabía esperar de una mujer y encima rojeras recalcitrante, y Plenilunio, de Antonio Muñoz Molina, que inspiró a Imanol Uribe y de la que hoy vamos a hablar.

A la película Plenilunio (2000) solo cabe calificarla como una obra maestra, de lo mejorcito del cine español y por supuesto lo mejor de Uribe, en la que Miguel Ángel Solá, Juan Diego Botto y Adriana Ozores (¡me encanta!) nos regalan unas interpretaciones inolvidables. Cuando me enteré hace nada de que el guión surgió de una novela de Muñoz Molina rápido intenté pillarla, sobre todo al leer las críticas, pero nunca lo habría conseguido si no es por un lector gallego de La pluma que tuvo la amabilidad de mandármela.

Solo puedo confirmar que desde la primera página hasta la última estamos ante una verdadera joya de la literatura que nadie debería perderse.



El argumento supongo que es conocido por muchos gracias la película. Un introvertido inspector de policía, cincuentón, ex-alcóhólico y con la mujer ingresada en un sanatorio mental, es destinado desde Bilbao (donde estaba amenazado por ETA) a una pequeña capital de provincias en la que, nada más llegar, debe ocuparse del esclarecimiento de un horrendo crimen: la violación y el asesinato de una niña de nueve años. En la ciudad se encuentra consigo mismo, con la maldad humana, con su triste pasado, con un viejo jesuita que le dio clase de niño, con el amor inesperado y con la venganza.

Aunque el guión cinematográfico sigue el libro bastante de cerca, merece la pena leer este solo por la forma que tiene el autor de contar las cosas. A mí a veces me daban ganas de interrumpir la lectura y ponerme a aplaudir. Leer a monstruos como Muñoz Molina es un baño de humildad implacable para quienes a veces creemos que escribimos dignamente.

Otra enorme virtud de la novela es que, aparte de ser un relato policíaco extraordinario, contiene profundas reflexiones sobre muchos temas complejos y muy humanos. El autor nos deleita con agudísimas cavilaciones (que no se reflejan en el filme) sobre la soledad, el odio, la frustración, los complejos sociales, la austeridad material, la infancia, el adulterio, el sentido de la responsabilidad o los lastres del pasado. Pero el dilema que Muñoz Molina aborda a mi juicio con mayor brillantez y que a mí me interesa especialmente es el de la frontera entre la coherencia con los propios principios y el fanatismo político o religioso.

A lo largo de la narración se intercalan pequeñas historias del pasado de los personajes que nos hacen pensar sobre todos estos temas. Las mejores son la del sobrio padre Orduña, un anciano teólogo de la liberación, y la del ex-marido de la maestra Susana Grey, un atormentado militante marxista que de tanto predicar la coherencia, la justicia y la libertad abstractas se olvida de la auténtica ética y del verdadero amor con los que tiene más cerca. Este personaje me ha traído un sinfín de recuerdos de mi primera juventud y me ha hecho sonreír en ocasiones sintiéndome muy identificado.

Según leía las historias y las meditaciones de Molina a menudo me sorprendía moviendo la cabeza afirmativamente, pensando “qué profundidad, qué razón tiene este hombre”. Es una novela muy perspicaz, muy, muy humana, que no deja indiferente.


La peli está ambientada en la ciudad de Palencia (por cierto, sale de extra su antiguo alcalde), pero la acción del libro se desarrolla en una pequeña capital andaluza que no he sido capaz de identificar. La descripción de las sensaciones y vivencias del protagonista al verse trasladado de repente a una localidad desconocida también ha avivado mis recuerdos de mi primer destino profesional.

Aconsejo, a quienes no conozcan Plenilunio, que se lean primero la novela y luego disfruten de la película. Estoy seguro de que os va a encantar.


martes, 21 de febrero de 2012

CARNAVALES

Aunque presumo de tener un gran sentido del humor, soy –y no es incompatible- una persona bastante seria y poco amiga de hacer el payaso y el bufón en público bajo ninguna circunstancia. Hay quien lo achaca a mi acentuado sentido del ridículo, pero yo no creo que sea por eso. Simplemente pienso que cada persona se define a sí misma con su actitud, y aunque hay que saber relajarse y siempre debe haber un espacio para el compadreo y la risa, no es bueno abandonar las formas y la compostura hasta el punto de convertirte en un histrión a la vista de todo el mundo. Aunque a menudo no lo queramos admitir, la imagen, la impresión que causamos a los demás, es fundamental y condiciona nuestras relaciones y nuestras expectativas sociales.
 
Todo este rollo patatero viene a cuento de mi nefasta opinión sobre los carnavales. Y no por su origen pagano, por la falta de arraigo de estos festejos en mi ciudad, porque no acompaña nada la meteorología (esto no es Río de Janeiro para que se llene la calle de fulanas en paños menores) o porque me parezcan una horterada inigualable, que también, sino porque considero completamente ridículo y fuera de lugar que padres de familia, señoras con hijos u hombres de pelo en pecho se presten a hacer el mamarracho disfrazándose.

Esto de las libertades es lo que tiene, que no hay manera de frenar el mal gusto, siempre  felizmente amparado por la democracia, pero yo no me explico cómo la gente se atreve a salir a la calle vestido de esa guisa.

Uno puede llegar a entender, al hablar de los carnavales, de los jalogüins y demás esperpentos, que lo que la peña quiere es romper la monotonía, reírse y pasárselo bien al margen de consideraciones sociales, políticas o de identidad nacional. También soy consciente de que con los niños pequeños siempre hay que estar inventándose chorradas para que se entretengan y, de hecho, admiro a esas madres que, tras muchas horas currando, se quedan luego hasta las tantas confeccionando el disfraz para el crío. Pero lo que no me entra en la cabeza es que se vista de bruja una señora mayor, que mi  vecino gordo del cuarto se ponga un traje ajustado de caperucita o que algunos de mis compañeros de trabajo se hayan presentado esta mañana en la oficina embozados con caretas, ataviados con capas de mosquetero, vestidos de vaca, de quinqui, de bailarina o de cajetilla de tabaco, y hayan trabajado con esa pinta durante ocho horas, así, con dos cojones, sin sentir bochorno alguno.

Mentiría si digo que no me hace gracia. Qué duda cabe que es imposible reprimir las carcajadas cuando te encuentras por el pasillo con un jefe de departamento sesentón vestido de Robin Hood con medias verdes finas marcando el paquete. Es algo tan grotesco que induce a risa, sí, y anima bastante la mañana, pero ello no significa que me parezca normal. Al vejete este fardapollas, por ejemplo, nunca podré mirarle igual a partir de ahora. Cuando me selle los certificados me va a dar la risa floja acordándome de su gorrito con pluma, de sus pantuflas y de su facha de farandulero.


Luego salir a la calle es un espectáculo que de unos años a esta parte prefiero perderme. No se corta nadie, oiga. Yo me quedo ojiplático con la de maromos que se visten de puta poligonera, con sus labios pintados, sus minis enseñándolo todo y unas buenas peras para completar el conjunto. Yo preferiría que me colgaran de un pino antes de salir así de casa, pero algo me dice que estos tíos o no tienen vergüenza o aprovechan el Carnaval para transformarse en lo que de verdad les gustaría ser. Pensad, pensad en los disfraces de vuestros conocidos estos días a ver si se cumple esta regla.

Supongo que estas fiestas (que no deberían serlo y en las que, en todo caso, el Ayuntamiento no debería gastar ni un céntimo) tuvieron su sentido hace muchos años, cuando todo el mundo iba a practicar privaciones y ayunos en Cuaresma y se desahogaban un par de días antes de iniciar el recogimiento y la penitencia. ¿Pero ahora para qué, si todos los fines de semana son de juerga y desenfreno tanto en Cuaresma como en verano o en Navidad? En estos tiempos ya no hace falta velar la identidad con una máscara para pellizcarle a una el culo en el baile, que ahora si te descuidas te lo pellizcan ellas a ti con la cara descubierta y sin preguntar.

sábado, 18 de febrero de 2012

MISTERIOS DE LA CRISIS

Hay un misterio insondable en esta crisis que nos asola: ¿por qué cuando voy a comer a restaurantes normalitos están cada vez más vacíos (aunque sean céntricos), mientras que las pocas veces que mi sueldo me permite darme un homenaje en uno bueno y caro tengo que reservar como mínimo dos semanas antes y siempre está lleno hasta la bandera?

miércoles, 15 de febrero de 2012

INFRARREPRESENTADAS

Las feministas tienen más cara que espalda.

Desde hace años sostienen una encarnizada batalla para acabar con la infrarrepresentación femenina en diversos sectores profesionales. Nunca se han cortado un pelo y han exigido celosamente que las mujeres puedan acceder a cualquier actividad sea cual sea su naturaleza, incluso a aquellas que conllevan riesgos y esfuerzos no solo incompatibles con la constitución física y el carácter femeninos, sino que vetarles su ejercicio era un acto protector, humanitario y sensible propio de una sociedad civilizada. Un claro ejemplo fue su “logro”, en los años noventa, de acabar en España con la prohibición histórica del trabajo femenino en las minas subterráneas. ¡Menudo avance! ¡Gracias a las rojas ya no solo revientan de silicosis los hombres sino también las mujeres! Otro caso, bastante polémico, es el acceso de las chicas al ejército y a los cuerpos de seguridad del estado (eso sí, rebajando las exigencias), o a la práctica profesional de ciertos deportes como el boxeo. Se ve que su conquista del derecho a pegar tiros, a perseguir criminales y a hacer el bestia en un ring es un hito histórico en el progreso de la Humanidad.

Lo que me toca mucho la moral es que las muy zorras (en el sentido de astutas) no dicen ni pamplona cuando los discriminados somos los hombres y encima por motivos absolutamente injustificados. Por pura coherencia, estas marranillas pelicortas y vociferantes, en teoría fanáticas de la igualdad de oportunidades para todos, deberían exaltarse también cuando en una determinada actividad laboral se contrata solo a mujeres con todo el descaro, pero qué va, en estos casos flagrantes miran para otro lado porque les conviene conservar un estatus privilegiado en el mercado laboral de ese sector.

En el último mes me he fijado en varios carteles y anuncios de prensa demandando trabajadoras y solo trabajadoras para realizar cometidos que no hay quién entienda por qué han de desempeñar ellas por narices. En la frutería de al lado de mi casa: “se necesita dependienta”; en un bar de copas: “se busca camarera” y en la sección de ofertas de trabajo del periódico local: “puesto de secretaria de alta dirección”. Y aunque no haya visto anuncios últimamente, podríamos hablar de cientos de áreas de actividad copadas por mujeres y algunas veces cerradas a los hombres en las ofertas, como el cuidado de ancianos o de niños, las dependientas de tiendas de ropa, las cajeras de supermercado, las tareas de recepcionista, las auxiliares de enfermería, los servicios de limpieza, la costura y la confección, o las azafatas de congresos, por citar solo algunas.

Las habitualmente indeseables (en todos los sentidos) militantes feministas también deberían lanzarse al cuello de los miles de empresarios que solo buscan y contratan señoritas para poner copas, hacer de canguro, fregar portales o llevar la agenda de un director general. Solo así empezaríamos algunos a tomárnoslas un poco en serio como luchadoras por la igualdad (porque como mujeres imposible) y a poner en cuarentena nuestra sospecha de que, detrás de todas sus maniobras, solo hay un burdo deseo de imponerse a los varones y desahogar así, a falta de otros mecanismos, sus frustraciones y sus complejos.

lunes, 13 de febrero de 2012

REFORMA LABORAL


Desde ayer, el panorama laboral en España puede resumirse así:


1.- Se ha abaratado muchísimo el despido.

2.- Se ha mutilado el derecho laboral español y la intervención administrativa (de la autoridad laboral), eliminando garantías legales y sociales para los trabajadores.

3.- Se facilitan las extinciones de contratos y en especial se flexibiliza la justificación por parte del empresario de los despidos por causas económicas.

4.- Se ha creado una modalidad de despido libre descarado para las PYMES de menos de 50 trabajadores, al establecer un período de prueba de un año.

5.- Se ha potenciado la temporalidad y la precariedad en el empleo.

6.- Se privatiza el servicio de contratación, encomendándoselo a las sanguijuelas de las ETT´s.

7.- De momento se ha reducido la financiación por el FOGASA de los salarios e indemnizaciones impagados a los trabajadores.

8.- Se facilita al empresario trasladar a su antojo a sus empleados y cambiarles las condiciones laborales.

9.- Aunque formalmente se han establecido bonificaciones para fomentar la contratación indefinida, en la práctica se restringe y se dificulta su cobro.

10- Se permite dejar sin efecto las cláusulas salariales de los convenios colectivos si la empresa va mal.

11- Se ha ampliado la duración de los contratos basura.

12- Nos han engañado diciendo que se crea un contrato “para el fomento de la contratación indefinida” cuando ya existía hasta ahora prácticamente igual.

13.- Se estimula al empresario para que despida a sus trabajadores por ponerse enfermos demasiadas veces.

14.- Se ha establecido un régimen “a la carta” de horas extraordinarias en el contrato a tiempo parcial, dejando a los curritos a merced de su amo.

15- Se permite que los convenios colectivos de empresa regulen condiciones de trabajo inferiores a las fijadas en los convenios del sector, fomentando el caciquismo y la extorsión empresarial.

 

CONCLUSIÓN:

- Un retroceso escalofriante en los derechos sociales y en las condiciones de empleo, favoreciendo la explotación, el abuso y el esclavismo.

- Una reforma ajustada a las reivindicaciones de la patronal y un escupitajo a la cara de los trabajadores españoles.

- Una prueba más de que esta crisis al final van a pagarla los más débiles, los que menos culpa han tenido de la actual situación.

- Una reforma ineficaz, que no logrará reducir el paro, sino como mucho camuflarlo; que no incrementará el número de trabajadores, sino de contratos; que generalizará la inestabilidad y la precariedad; que retrasará la emancipación juvenil, y que potenciará la vergüenza de la emigración.

- Los sindicatos son de caerse la cara de vergüenza. Si no llega a ser porque la reforma la hace la derecha y porque con ella se les quita el monopolio de la formación subvencionada, los sindicaleros hubieran tragado como tantas veces.

sábado, 11 de febrero de 2012

OPERACIÓN B.S.O. (13): SUPERMAN



Todo el mundo de mi generación recuerda perfectamente el día que siendo niño le llevaron a ver al cine la inolvidable Superman (1978). La estampa de un Christopher Reeve con el pelo teñido y relamido, embutido en su traje azul, o en plan gafotas despistado haciendo de Clark Kent; la atractiva (aunque ligeramente hortera, como corresponde a la época) Lois Lane; el absurdo e incombustible villano Lex Luthor, interpretado por Gene Hackman, y la trepidante historia hilvanada por el mismísimo autor de la novela El Padrino, quedaron grabados para siempre en la memoria de millones de niños tras aquella tarde de Coca-Cola y palomitas.

Pero cada vez que nos surge alguno de estos recuerdos desde lo más profundo de nuestro disco duro infantil, es imposible no ponerse a tatarear la pegadiza sintonía de John Williams, autor asimismo de otras bandas tan memorables como las de E.T, Indiana Jones, Tiburón o La Guerra de las Galaxias. La soundtrack de Superman, con su intensidad ascendente, combina en sus acordes un tono épico, aventurero y romántico que sirvió de modelo a muchas melodías de cine posteriores y que nosotros jamás olvidaremos.

jueves, 9 de febrero de 2012

ARREPENTIRSE

En los últimos meses me alejé durante muchos días de La Pluma porque, por unos motivos o por otros, prefería no pararme a pensar en aquello que me estaba dando bastante quebraderos de cabeza. Prefería ocupar mi tiempo trabajando, leyendo, haciendo deporte o, simplemente, quedando con unos amigos que no merezco. Cualquier cosa menos ponerme a pensar y machacar a otros con mi cada día más pesimista visión del mundo.

Y, como ya escribí en mi penúltima entrada, justo en un determinado momento, llegó la oportunidad con la que escapar de una serie de problemas, quizás muy tontos, que me impedían disfrutar plenamente de la vida privilegiada que, en parte me he ganado pero, ante todo, me ha tocado.

Reflexionando sobre uno de esos problemas, ya prácticamente enterrados, hace un par de días con una de esas personas que me cuida e impide que algún día emule a Michael Douglas en Un día de furia,  le decía que, en realidad, no me arrepiento de nada de lo que hice al respecto puesto que creo mejor lamentarse por haberse equivocado al intentar conseguir un objetivo que mirar a atrás y darse cuenta de que perdiste un partido prácticamente antes de que empezara.

Porque, sinceramente, hoy me pesa haber sido un cobarde hace trece años y perder la que quizás fuera la oportunidad de mi vida pues, y de eso sí estoy convencido, la vida, con suerte, sólo te ofrece una oportunidad verdadera. Lo complicado es distinguir si esa puerta que se nos presenta es la auténtica y eso sólo lo sabremos con el paso de los años.

Ahora estoy seguro que, cuando tenga 46 tacos, no me avergonzaré y no pensaré que fui un pusilánime que no hizo lo que razonablemente estuvo en su mano y, quizás, un poco más. Porque también es extremadamente difícil discernir cuándo hemos dado hasta último aliento y únicamente es posible la retirada honrosa o la inmolación.

Como en español suena demasiado moñas, lo copio directamente en inglés. Incluso yo lo sé traducir. 

SUCCESS BEGINS WITH THE WILL

If you think you are beaten, you are.
If you think you dare not, you will not.
If you think you'd like to win,
but you can not not succeed.

Because in the world find
that success starts with the will of man.
Everything is wrong in mental status.
For many careers have been lost
before being run,
and many cowards have failed,
before they started work.

Think big and your deeds will grow.
Think small and you'll be back.
Think you can and you.
Everything is in mental state.
If you think you're gifted, you are.
You must think well to elevate yourself.
You must be sure of yourself,
before attempting to win a prize

The battle of life is not always won
the strongest man, or the lightest,
because sooner or later, the man who wins,
is one who thinks he can do.

Rudyard Kipling


martes, 7 de febrero de 2012

20 CONSEJOS PARA ESCRIBIR UN BLOG

Igual que existe el lenguaje literario, el poético, el periodístico o el jurídico, me atrevería a decir que Internet ha ido conformando una nueva forma de expresarnos que ya es moneda común en los chats, en las redes sociales, en el messenger y en los blogs. Y hoy quería hablar precisamente del lenguaje bloguero, que yo casi consideraría un subgénero del periodístico aunque tiene características muy distintivas.

Con la maraña de ciberinformación gratuita y de miles de bitácoras que pueden visitarse con un solo clic, no es de extrañar que la principal preocupación de los autores de blogs sea captar la atención de los internautas y conseguir que se fijen en sus posts y que los lean. Como los usuarios de la Red pueden acceder en un instante a cientos de artículos gratis sobre un determinado tema, no perderán ni un solo segundo en tragarse un texto poco atractivo (incluso visualmente), árido, mal redactado o aburrido, y es por ello que la prioridad de los blogueros es expresar sus contenidos de forma breve, sencilla, directa e interesante, para enganchar. Para mí, esta es la circunstancia que más condiciona el estilo propio de los ciber-diarios.

Tras bastantes años leyendo blogs muy distintos y unos pocos escribiendo en La pluma, voy a intentar resumir brevemente cuáles son las características de este nuevo lenguaje, género, estilo o como quiera llamarse; voy a dar unos consejos muy personales sobre cómo escribir entradas en una bitácora para que de verdad sean leídas:

1.- Un buen título. Dado que la mayoría de los internautas accederán a tu post desde links de otras páginas en las que figura el título, es importante escogerlo muy llamativo, pero que sea “honrado” y guarde relación con el contenido. Es decir, que aunque durante un tiempo podrías atraer lectores poniendo títulos bombazo y sensacionalistas, si luego el contenido no tiene nada que ver o no está a la altura, te acabará pasando como al pastor mentiroso y no te pinchará nadie.

2.- Brevedad. Es muy raro que, salvo que escribas como los ángeles y seas amenísimo, alguien te lea un texto de más de 700 palabras. Desengáñate, tus posts más largos casi nadie los lee enteros.

3.- Párrafos cortos. Un texto demasiado ladrillo desincentiva la lectura.

4.- Concreción. Debe evitarse divagar. Lo mejor es abordar un tema concretísimo e incluso un detalle de un determinado tema. Un post con excesivos contenidos distintos rara vez interesa.

5.- Bien escrito. Una redacción impecable y un estilo atractivo son la mejor carta de presentación, el mejor banderín de enganche. Si no sabes escribir decentemente, cometes faltas de ortografía o no estás dispuesto a ser puntilloso con los errores tipográficos o de formato, no abras un blog.

6.- Conocimientos. Un importante elemento de prestigio es demostrar que sabes de lo que hablas. Un post no es una tesis doctoral, pero si no trasluce conocimientos, datos o experiencias interesantes no enganchará a nadie.

7.- Originalidad. Antes de publicar un post, hazte las dos siguientes preguntas: ¿esto que voy a publicar puede estar ya en Internet igual o parecido?, ¿voy a decir algo nuevo o de una forma diferente a como lo haría cualquiera? Si a la primera respondes sí y a la segunda no, mejor no lo publiques.

8.- No copiar. Una entrada no debería consistir, salvo contadas excepciones, en copiar o enlazar un texto que no sea tuyo y menos sin citar la fuente. Aunque enlaces algo ajeno, haz siempre algún comentario o aportación personal.

9.- No repetirse. Es importante buscar cierto equilibrio en la temática. No se debe caer en el extremo de hablar siempre de lo mismo, pero tampoco en el de hacer un blog excesivamente heterogéneo donde nunca se sepa por dónde vas a salir. La fidelidad de los lectores se consigue teniendo una "línea editorial" más o menos definida, aunque seas variado eligiendo temas.

10.- Estilo directo. El lenguaje de un blog debería ser muy conciso y directo, yendo al grano de la cuestión, sin introducciones ni circunloquios. Un post no es el lugar adecuado para desarrollar ideas o noticias, sino que debe ser como un flash para invitar a la reflexión sobre un punto concreto.

11- Cómodo de leer. Haz una bitácora muy cómoda de leer. Es mejor pecar de simplón que de peñazo. Un post no es ni un artículo ni sirve de lucimiento literario. Separa las ideas en guiones, numéralas, simplifica, usa negritas, escribe frases cortas, no repitas ideas... Dalo todo mascado para que se lea rápido y sin esfuerzo.

12.- Divulgativo. Un post no es un artículo magistral científico o histórico, ni una elaborada columna de opinión. Sirve para lanzar, de forma sencilla y de modo que lleguen a todo el mundo, pequeños esbozos de ideas. Sus características esenciales son la simplificación y la omisión de matices para no quebrar el principio de brevedad y facilitar la lectura y el debate.

13.- Abierto al debate. Las entradas de un blog siempre deberían dejar abierta una puerta a la reflexión y al debate. Es típico del estilo bloguero intentar “pinchar” a los lectores lanzando preguntas al aire o esgrimiendo mensajes rotundos que animen al comentario de contraste.

14.- Autenticidad. Se tú mismo escribiendo; publica lo que de verdad salga de tu corazón. Esa honestidad la notarán tus lectores

15.- Complicidad. Un buen blog debe tener en cuenta de alguna manera quiénes son sus lectores y destinatarios, y buscar cierta complicidad con ellos, pero sin venderse jamás ni reflejar a todas horas lo que ellos esperan. Al que no le guste algo que has escrito, que se largue.

16- Independencia. No hay blogs más coñazo que los voceros recurrentes de un determinado grupo político. ¡Para eso está la web del partido!

17.- Humor. Di las cosas de forma diferente y divertida. Casi cualquier tema puede ser una excusa para echarse unas risas, pero además hay formas de expresarse y de enfocar las materias que son divertidas de por sí. Un lector al que hagas reír seguro que volverá.

18.- Regularidad. Si vas a publicar solo cuando te apetezca, mejor no empieces un blog. Lo mejor es tener preparada una larga lista de temas. Cada vez que se te pase por la cabeza algo que escribir, corre a apuntarlo. Un blog que no se actualiza al menos semanalmente no lo lee nadie.

19- No comentes. A ser posible participa poco en la zona de comentarios. Tú ya has dicho lo que tenías que decir y cualquier explicación, matiz o concreción posterior robará frescura y espontaneidad al contenido del post.

20- Cuidado con la actualidad. Se actual pero no esclavo de la actualidad. No te conviertas en comentarista de cafetería de los titulares que has leído en la prensa esa mañana. Como mucho, busca aspectos curiosos de las noticias y llama la atención sobre ellos.

domingo, 5 de febrero de 2012

MANUAL DEL BUEN AFEITADO

Cada día detesto más esa moda de ir mal afeitado o con barba zarrapastrosa de dos o tres días. Creo que un hombre que se precie de serlo debe cuidar mínimamente su afeitado pues unas barbas descuidadas son un gesto de mal gusto y evocan, aunque no sea así en todos los casos, una enorme falta de pulcritud que seguramente podría extrapolarse a más ámbitos de la vida. Está de moda, por supuesto, no afeitarse pero también es moda ser un chapucero y un mangarrián.

Personalmen
te, uso dos técnicas de afeitado, que alterno, generalmente cada 48 horas, aunque en ocasiones me vea obligado a afeitarme de forma diaria. Una de ellas es un poco más agresiva por lo que la alterno con un método un poco más ligero. Paso a explicar el primero:




Ante todo, precisamos de unas buenas herramientas y me ahorro el refrán y el chiste. Personalmente, y desde hace unos meses, soy partidario de utilizar brocha y crema de afeitado en lugar de las consabidas espumas o geles en aerosol que, aún siendo más prácticas y rápidas, no ofrecen los mismos resultados. Tengo dos brochas diferentes: una Omega, italiana, de pelo sintético, y una Wilkinson de pelo de tejón. Este último tipo es mucho más recomendable, no sólo por la suavidad del pelo sino, ante todo, por la manera más eficaz en que distribuye el agua sobre la crema, logrando una espuma de mejor calidad. Eso sí, el precio de las brochas de tejón puede dispararse, considerándose normales las de 20 ó 30 euros. Pero las hay de más de 100. En todo caso, es un buen regalo de cumpleaños o de Navidad, teniendo en cuenta que pueden durar muchísimos años.

En
cuanto a las cremas de afeitar, las prefiero a los jabones, habiendo probado las de marca Lea, La Toja y también Omega, decantándome por la segunda.

A
la hora de elegir una cuchilla, pues no me atrevo a experimentar sobre mi cuello con una navaja, me decanto por las maquinillas desechables, sobre todo las Wilkinson Xtreme3 de tres hojas, con una relación calidad-precio extraordinaria.

En cuanto al proce
so de afeitado, es sencillo, resumiéndose en unos pocos pasos.


  1. Es importante humedecer bien la cara con agua lo más caliente posible, sin llegar a abrasarnos,claro.

  2. Sobre la palma de la mano izquierda ponemos una pequeña cantidad de crema de afeitado no más grande una moneda de un céntimo. Con esta cantidad tenemos de sobra para varias pasadas, ofreciéndonos así la crema de afeitar, además de una calidad infinítamente mayor que sus homólogas en aeorosol, un precio mucho más económico a la larga.

  3. Humedenciendo ligeramente la brocha, comenzamos a frotar la crema sobre nuestra mano, obteniendo una espuma más o menos húmeda y/o espesa a nuestro gusto.

  4. Nos enjabonamos la cara con la brocha mediante movimientos ligeros y veloces que humedezcan convenientemente la barba.

  5. La primera pasada con la cuchilla ha de ser mediante movimientos livianos y largos descendentes, comenzando por las patillas y siguiendo, en este orden, por las mejillas, el cuello, la barbilla y el labio superior. Al terminar, parecerá que no nos hemos afeitado pero esta pasada en simplemente preparatoria.

  6. Tras volver a humedecernos las cara también con agua caliente, podremos seguir utilizando la espuma generada anteriormente, eso sí, quizás volviendo a mojar ligeramente la brocha antes de enjabonarnos para comenzar a la segunda pasada que será en el mismo orden pero mediante movimientos más cortos, precisos y en sentido lateral poniendo especial atención en el cuello.

  7. La tercera pasada debería ser, también en el mismo orden, en sentido ascendente.

  8. Por último, se debe hacer una cuarta pasada, también ascendente, para rematar cuello, barbilla y labio superior.

  9. Tras aclararnos la cara con agua lo más fría posible y limpiar y escurrir cuidadosamente la brocha, remataremos un buen afeitado utilizando una loción de afeitar lo suficientemente intensa. Personalmente me decanto por Floïd en su versión mentolado vigoroso aunque los primeros días parezca excesivamente agresivo.



Sí que es cierto que cuatro pasadas de cuchilla pueden irritar la piel demasiado, por ello, no conviene utilizar siempre este método, alternándolo con otro similar pero sólo con dos pasadas: primero descendente y luego ascendente.

Eso sí, advierto de a
ntemano que siguiendo estos métodos podemos despedirnos para siempre de la posibilidad de utilizar afeitadora eléctrica aunque en mi caso nunca he podido: no era capaz de afeitarme sin producirme, incluso, quemaduras.


jueves, 2 de febrero de 2012

DEMOCRACIA ELECTRÓNICA


Internet y las nuevas tecnologías están dejando cada vez más en evidencia a los regímenes demoliberales. Puesto que el argumento para defender una democracia representativa de partidos, parlamentos y diputados era la imposibilidad lamentable de juntar a todos los ciudadanos de un país para votar directamente cada norma o cada decisión política, lo normal es que ahora con la llegada de los certificados electrónicos y la firma digital, el modelo de participación diera un giro de 180 grados, pero no ha sido así. Ahora que todos los españoles podríamos entrar cómodamente en una web y votar, de forma única y acreditada, un proyecto de Ley, la ejecución o no de una obra, una u otra opción de trazado de una carretera, o una determinada directriz política, lo suyo sería que alguien empezara a preguntarse para qué sirve esa purrela de chupópteros, llamados diputados y senadores, que dicen representarnos. Pero nada. Aquí no cambia nada y lo que te rondaré morena.

Lo digo muy en serio,  ¿por qué al menos, aun manteniendo el Congreso y el Senado un funcionamiento similar al actual, nadie se plantea que en una determinada fase del procedimiento legislativo, quizá mejor al principio para no derrochar recursos, se establezca una especie de trámite de audiencia electrónico, en el que, durante un determinado plazo (quince días, por ejemplo) todos los españoles mayores de edad pudieran, mediante su firma digital, dar el visto bueno o vetar con carácter vinculante un proyecto de ley?

Seguramente yo pondría pegas a este sistema, ya que no creo que ciertas decisiones deban someterse a votación (ni en el Congreso ni en la calle) y además me parece que en determinados asuntos solo pueden ser válidos la opinión y el voto de los expertos en la materia, de los que trabajan en ese sector, o de los afectados o interesados. Pero claro, ya se sabe que yo soy un fascista; lo que no entiendo es cómo todos los constitucionaleros, los liberales, los demócratas de relumbrón y los salvadores del pueblo en general, que se pasan la vida repitiendo el rollo de un hombre un voto y de la igualdad de tabla rasa, no se apresuran a implantar estas soluciones tecnológicas que garantizarían una participación popular sin intermediarios, sin trampas y sin fisuras.

Y aunque es de cajón que yo desconfiaría de un sistema que permitiera a todo perro pichichi votar sobre cualquier cosa indiscriminadamente o participar en la toma de ciertas decisiones que puedan comprometer el destino o la seguridad de España, o el interés general, sí soy partidario acérrimo de implantar estos mecanismos telemáticos de democracia directa en muchos ámbitos de la vida política y para muchas cuestiones.

Un ejemplo concreto: Parece razonable no someter a la referida sanción electrónica por todos los ciudadanos, vía web, un proyecto de Ley sobre el Patrimonio Arqueológico, pero, ¿por qué no habilitar este trámite para todos los arqueólogos del país? No me refiero a las típicas audiencias sectoriales a asociaciones o colectivos profesionales, que emiten sus informes y luego se les hace más o menos caso (casi siempre ninguno) en función de intereses puramente políticos, sino a permitir al conjunto de los expertos españoles en esa materia dar luz verde o vetar el proyecto por votación y por mayoría mediante el simple procedimiento de marcar cada votante acreditado una casilla en un portal de Internet.

E insisto: lo de los arqueólogos es un simple ejemplo que podríamos extrapolar a otros sectores profesionales o grupos de interesados según el tipo de norma: ganaderos, profesores y alumnos, investigadores, turistas, pequeños comerciantes, médicos y personal sanitario, etc...

En el ámbito local, esta novedad podría dar mucho juego y contribuir a la construcción de una sociedad más comprometida y cohesionada. Más ejemplos: Un ayuntamiento podría estudiar las diferentes alternativas de trazado de una calle o de un vial, diferentes programas (con presupuestos variables) de fiestas patronales, distintos proyectos posibles para la construcción de un edificio importante, varias posibilidades de ubicación de una planta depuradora, de un polideportivo o de una infraestructura con repercusión social, y, después de valorarla, colgar toda la información en la página municipal durante dos semanas y que sean los vecinos (todos o un determinado sector, según proceda) los que se decanten por una u otra solución o incluso rechacen todas si no les parecen adecuadas para satisfacer sus necesidades.

También podrían utilizarse estas técnicas para contar con el apoyo popular en la adopción de ciertas medidas o en la realización de ciertos gastos polémicos que puedan generar confrontación social. ¿Por qué no se deja a los ciudadanos participar directamente en  la ejecución presupuestaria y tumbar ciertas decisiones de gastos superfluos votando con su DNI electrónico?

En efecto, las tecnologías del futuro abren un enorme abanico de posibilidades para mejorar y hacer más justo el panorama político, para fomentar la solidaridad, la implicación y el compromiso de todos con los asuntos públicos, pero me da la impresión de que estas posibilidades pondrían en serio peligro la poltrona de los señores feudales de siempre y que de momento no verán nuestros ojos nada de lo planteado en este post.