domingo, 30 de octubre de 2011

OPERACIÓN B.S.O. (12): LA CHAQUETA METÁLICA

¿Quién olvidaría el inquietante filme de Kubrick? La chaqueta metálica (1987) ha sido muy criticada por su supuesto machismo, por su brutalidad y por su pesimismo, pero igual que nadie discute que es una película polémica que no provoca indiferencia precisamente, seguro que hay también unanimidad sobre el acierto de su banda sonora.

De ella, hoy me
ha venido a la cabeza These boots are made for walking, de Nancy Sinatra, y la pintoresca escena a la que acompaña.

viernes, 28 de octubre de 2011

JUGAR A LAS PRINCESAS




El lunes pasado un amigo mío acudió con su mujer a una reunión con la maestra de su hijo de cinco años, para que les contara qué tal iba el crío, cómo se portaba en clase y esas cosas. En un momento de la charla, la profesora, una chica joven muy moderna, empezó a dar un repaso a las notas, a los amiguitos y a las aficiones de Santiago, y comentó que no le gustaba nada jugar al fútbol.

- Ya ves lo que son las cosas –dijo mi amigo un poco cariacontecido-. ¡Con lo deportista que he sido yo desde chiquitín! No me ha salido nada futbolero, no.

La profe le quitó importancia al asunto y sugirió con una gran sonrisa:

-Bueno, no pasa nada, cada niño es un mundo. Además, si a Santiago en el recreo no le gusta jugar al fútbol con los chicos, siempre puede jugar a las muñecas o a las princesas con las niñas.

Inmediatamente se hizo un silencio largo, espeso e incómodo que la docente al final interrumpió tosiendo y sacando el tema del uniforme y de las actividades extraescolares.

Pregunta del millón: ¿Qué debería haber respondido una persona decente y de orden al comentario de esta señorita?

¿Hubiera sido adecuado inquirir secamente si acaso veía al niño pinta de julandrón o si es que a ella le gustaría que su hijo jugase a las cocinitas para que sus compañeros se descojonaran de él? ¿O quizá mejor aclarar con vehemencia que entre jugar a las princesas y hacer el trenecito con un maromo hay menos de un paso? Tal vez habría quedado bien soltar de sopetón que era preferible la castración química o mecánica a ver a un hijo haciendo mariconadas así en el recreo….

Pero no sé… En estos tiempos, cualquiera dice ni pío. A lo mejor mi colega ha hecho bien candando el pico antes de que la seño le tome por el padre nazi del curso y se empeñe en reeducar al retoño en los valores igualitarios, democráticos y no sexistas.

lunes, 24 de octubre de 2011

ENCUESTA SOBRE NUEVO ESTADO PALESTINO

Pregunta: Estás a favor de la creación de un estado palestino? (pueden votarse varias opciones).

Nº votantes: 38

Duración: 15 días

Respuestas:

a) Sí, para que Israel y Palestina tengan cada uno su estado y vivan en paz. 12 votos (31%)

b) No, porque ello daría lugar a una guerra abierta. 1 voto (2%)

c) Sí, pero su territorio debería abarcar todo el del actual estado de Israel y desaparecer este. 4 votos (10%)

d) No, un nuevo estado islamista nunca puede ser una buena noticia. 9 votos (23%)

e) No, los derechos históricos sobre toda esa zona son de Israel. 3 votos (7%)

f) Esa zona no debería pertenecer ni a moros ni a judíos, sino a la Comunidad Internacional. 2 votos (5%)

g) Esa zona debería pertenecer al Estado del Vaticano. 5 votos (13%)

h) Esa zona debería haber quedado en manos de potencias occidentales si las Cruzadas hubieran salido como Dios manda. 17 votos (44%)

i) Me da igual. 4 votos (10%)

j) Otras opiniones. 2 votos (5%)


NOTA: En las encuestas en las que pueden votarse varias opciones, el % no representa el porcentaje de votos que ha obtenido cada respuesta sobre el total de los emitidos, sino el porcentaje de votantes que ha escogido esa opción.

sábado, 22 de octubre de 2011

MUY POCO QUE DECIR SOBRE EL COMUNICADO DE ETA

Sobre el comunicado de anteayer de los comunistas, separatistas y criminales de ETA, muy poco tengo que decir:

1.- Me importa un pito que ETA haya decidido “cesar su actividad armada”. Se trata de delincuentes comunes, de asesinos, así que sus decisiones y estrategias no merecen publicidad ni consideración alguna por parte de la ciudadanía. Parece como que nos estuvieran haciendo un favor. Ellos verán si dejan de matar o si hay que seguir persiguiéndolos, deteniéndolos y condenándolos, pero que no nos den explicaciones.

2.- El comunicado es un insulto: “Estamos ante una oportunidad histórica para dar una solución justa y democrática al secular conflicto político. (…) La lucha de largos años ha creado esta oportunidad”. O sea que todos los "avances” para solucionar el problema vasco hay que agradecérselos a los atentados etarras.

3.- “No ha sido un camino fácil. La crudeza de la lucha se ha llevado a muchas compañeras y compañeros para siempre. Otros están sufriendo la cárcel o el exilio. Para ellos y ellas nuestro reconocimiento y más sentido homenaje”. Vamos, que dejan la "lucha armada" para abrazar el diálogo pero a la vez homenajean a los asesinos sin decir ni pío de sus 900 víctimas.

4.- El “cese de la actividad armada” no responde a un deseo de “dar una solución justa y democrática al conflicto” sin “violencia y represión”. Es simplemente una estratagema electoral para evitar que en noviembre gane el PP y para alcanzar el máximo número de escaños de Bildu (ETA) en las cámaras. Es un paso más de una larga estrategia en la que se alternan calculadamente tiros y apretones de manos, y que culminará, si nadie lo impide, en una declaración unilateral de independencia vasca (como sucedió con Kosovo) con en el silencio cómplice del gobierno español de turno.

5.- El estatus de los presos y fugitivos de ETA no debería mejorar ni un ápice tras el comunicado, pues de lo contrario los políticos se estarían bajando los pantalones y dejando claro que la ley en este país no sirve para nada y que hay que hacerse terrorista para conseguir cualquier cosa.

6.- Es sospechoso (aunque a mí me da igual) que cesen "la actividad armada" pero no se disuelvan ni entreguen las metralletas. ¿Para qué seguirá existiendo ETA si ya está Bildu?, ¿para repartir caramelos?

7.- De nada sirve solucionar el problema de ETA si no se extirpa con firmeza y eficacia el cáncer del separatismo, legal o ilegal, pacífico o violento. Es mil veces preferible para el futuro de España que ETA no abandone las armas a que sus esbirros de Bildu obtengan un solo diputado o senador.

8.- Lo repito una vez más: contra ETA, pena de muerte.

Sobre este tema en La Pluma:

- Encuesta de soluciones contra ETA

- Pena de muerte: el eterno debate

jueves, 20 de octubre de 2011

LA ACUMULACIÓN PRIMITIVA

“Tenía el saco medio lleno de chatarra y me disponía a marchar cuando llegaron dos hombres que me increparon vulgarmente llamándome ladrón, y sin previo aviso empezaron a golpearme salvajemente… Se repetía la historia. A mi padre le vapulearon por un saco de trigo, a mí por un saco de chatarra… Por fin dejaron de golpearme, y como negaba de que el saco era mío volvieron a pegarme. Todos los que poseen hacienda tienen la mano presta para pegar. Qué bien debe vivirse con mucho dinero y con la seguridad que les da sentirse liberados de toda estrechez económica, con el libre juego de las actuales fuerzas productivas. Ellos quizá no roben en el sentido crudo de la palabra, pero seguro que la acumulación primitiva no se hizo rezando rosarios, sino con pillaje, guerras, robos y violencias. Sus padres emplearon la violencia para acaparar el dinero, la misma que ellos emplean para conservarlo y también sus privilegios inherentes.”

Camina o revienta (1979). Eleuterio Sánchez (El Lute)

martes, 18 de octubre de 2011

LA QUE SE AVECINA

Son casi unánimes las alabanzas a la serie de animación Los Simpson por lo bien que refleja y lo agudamente que parodia la sociedad americana. Estos dibujos no están mal y consiguen arrancarme alguna carcajada que otra, aunque creo que los de Antena 3 son un pelín pesados poniéndolos y reponiéndolos hasta la saciedad. Pero hay una serie de Telecinco relativamente reciente que considero que es todavía más brillante retratando la sociedad, la forma de ser, las costumbres y los defectos en este caso de los españoles.

Me enganché a La que se avecina hace unos seis meses. Al principio la tenían puesta en la tele de casa y yo veía cachos de vez en cuando, al pasar, y despotricaba con que menuda estupidez, menudos malos actores, qué vulgaridades, qué tonterías..., aunque no podía dejar de descojonarme de las mamarrachadas del guión y de lo patéticos que resultaban los personajes y personajas que iban saliendo. Pero en unas semanas me di cuenta de que la serie era una genial burla (so capa de un barniz frívolo y humorístico) de las miserias y limitaciones de nuestro país, encarnadas en los diez o doce vecinos de una comunidad surrealista.

El vago de Amador, el tarado del conserje, el trepa y putero Antonio Recio (mi favorito), el calzonazos de Javier Maroto, el adefesio de Paca,
el cínico de Máximo (el del bar), el segundón pretencioso y pedante de Enrique y su hijo resabiado, la vieja bastorra Izaskun, la beata (y obsesa sexual) Berta y casi todas las esposas que salen, sensuales, inútiles y mangonionas... Todos ellos reflejan de forma inigualable la pérdida de valores que asola al pueblo español.

El consumismo, la despreocupación por los hijos, el arribismo, la hipersexualidad, la falta de madurez, la caradura, los vicios caros, la insolidaridad, el chaqueteo, la envidia rastrera y la pretensión generalizada de vivir lo mejor posible pese a ser el más tonto del lugar son las señas de identidad del microcosmos de una escalera, que, caricaturas aparte, bien podría ser la nuestra.

Todo ello aderezado con un humor aparentemente absurdo, pero a veces muy inteligente y con bastante miga, y con unos puntos geniales al tratar temas tan candentes como la inmigración, el divorcio, el clasismo, la hipocresía religiosa, el trabajo o la paternidad. Cierto que a veces da la impresión de que los vecinos compiten entre sí para demostrar quién es el más retrasado mental de todos, pero yo siempre acabo retorciéndome de risa. No puedo evitarlo.

Si veis la serie, contadme cuál es vuestro personaje favorito y por qué. Ya veréis como vamos sacando prototipos españolísimos del siglo XXI.

sábado, 15 de octubre de 2011

TODO EL MUNDO TIENE QUE COMER



Es triste darse cuenta de cómo en cualquier actividad humana hay un porcentaje mínimo de individuos que crean cosas nuevas, aportan ideas y resuelven problemas, y una gran mayoría de borregos que se limitan a copiar y a repetir, a seguir la senda marcada por otros. Cuando hablamos de actividades económicas o productivas, esta realidad se acentúa, hasta el punto de que alrededor de una persona trabajadora y con iniciativa siempre acaba surgiendo, como por generación espontánea, un grupo de buitres inútiles dispuestos a parasitar el esfuerzo ajeno para subsistir, vendiéndose encima como elementos indispensables para la sociedad.

Toda esta reflexión viene a cuento de una serie de actividades, profesiones y servicios absolutamente superfluos que en las últimas décadas (o años) han ido floreciendo con el único objetivo de que unos cuantos puedan comer a costa de los que sí contribuyen a satisfacer necesidades, a la mejora de la sociedad y al crecimiento económico.

Todas estas actividades
tienen en común haberse inventado anteayer, no haber sido echadas en falta por nadie hasta hace dos días, no aportar nada ni servir para nada, recibir un sospechoso patrocinio por parte de las Administraciones (ya que generan empleo, aunque sea inútil), costar un cojón de pato y, aunque no siempre, estar desempeñadas por una purrela de carotas, cantamañanas, indocumentados y marginados de los cauces ordinarios del mercado laboral.

Por prudencia, no pensaba enumerar estas áreas "profesionales", pero como hoy me he levantado más viperino que otros días, me voy a atrever. Estoy pensado en algunos (bastantes) campos de la psicología, en especial la industrial o la de empresa; en toda la cantinela de la calidad, con sus ISO y su modelo EFQM; en los planes de formación de las empresas, siempre encomendados a la clásica consultora vende-humo con mucha corbata y poca sustancia; en la mierdecilla esa de la protección de datos de carácter personal y, por supuesto, en el tinglado de la prevención de riesgos y la seguridad e higiene laboral.

No digo que los fines de estas empresas sean absurdos en sí mismos. Incentivar a los trabajadores, perseguir la excelencia en la producción, formar a la plantilla, salvaguardar los datos íntimos o evitar accidentes de trabajo me parece muy deseable. Lo que pasa es que todos estos objetivos tan loables podrían alcanzarse por los propios empresarios sin el concurso de todos estos chiringuitos y asesorcillos de chichinabo, simplemente con un poco de sentido común y de responsabilidad, y cumpliendo a rajatabla las leyes so pena de sanción.


Porque seamos sinceros, por favor. ¿Cuántas empresas conocemos que hayan mejorado su balance de resultados por haber contratado a unos julais que les implanten un programa de excelencia? Es todo pura imagen y puro negocio. ¿De verdad alguien ha aprendido algo útil en los cursillos que organiza su empresa por las tardes y no ha tenido la sensación de que el dueño de la consultora que los imparte es primo del gerente? ¿Conocemos a algún compañero de curro que se haya motivado después de la charleta del psicólogo de empresa? ¿De verdad se han reducido los siniestros y mejorado las condiciones laborales gracias a la pasta que se han gastado las Comunidades Autónomas en cursos, titulaciones y demás mandangas obligatorias sobre el particular? Y lo más grave: ¿alguien osaría afirmar que nuestros datos personales están más protegidos por obra y gracia de la LOPD, de la Agencia de Protección de Datos y de todo el circo privado organizado alrededor cuando hoy en día, más que nunca, nuestros nombres, teléfonos, direcciones, hábitos y hasta el color de nuestra ropa interior circulan alegremente y nos llaman al día cuatro compañías distintas para avasallarnos sin nuestro permiso?

¡A la mierda todos!

Y mucha o toda la culpa la tienen los políticos, que han legislado no para defender a los trabajadores, ni para proteger nuestra intimidad ni para mejorar la economía, sino solamente para incorporar exigencias complicadísimas en las áreas que he citado y hacer así imprescindible pagar a un intermediario “experto” para llevarlo todo al día. Encima las propias Administraciones son las primeras en pagar mil servicios externos para hacerse sus planes de modernización, sus formaciones de especialistas en nada, sus auditorías sin consecuencias y sus estudios y análisis, que bien podrían hacerlos solitas sin despilfarrar un euro, que para eso están los funcionarios.

Pero, claro, es que en este país todo el mundo tiene que comer, aunque sea recurriendo a inventos del tebeo o creando falsas necesidades para luego pagar a quien las cubra.

jueves, 13 de octubre de 2011

¿CONTRA LOS DESAHUCIOS?

Desde que la llamada Plataforma de Afectados por la Hipoteca (vinculada a los Indignados) empezó a impedir ejecuciones de desahucios por impago en diversos puntos de España mediante concentraciones “pacíficas”, yo he tenido sentimientos bastante contradictorios respecto a este asunto.

Parto de que el derecho a la vivienda es esencial y debería contar con una protección mucho mayor de la que le brinda nuestro actual ordenamiento jurídico. El derecho de toda persona a habitar en una casa digna está por encima de muchos otros derechos, entre ellos el de la propiedad de terceros o los derivados de negocios jurídicos celebrados legalmente con bancos o particulares. Puedo decirlo más alto, pero no más claro. Aun así, que cada uno me interprete como quiera.

Sin embargo, no debemos confundir el derecho a la vivienda con otras facultades que algunos quieren atribuirse alegremente. Una cosa es pretender que el Estado garantice un hogar adecuado a los ciudadanos con rentas más bajas (algo que, por otra parte, hacía mejor el franquismo que la puta democracia de ahora) y otra muy distinta es dar por sentado que todos los españoles tienen que tener por narices un piso en propiedad o tienen que vivir en una casa grande, ubicada en una zona de su gusto o incluso en el término municipal que les apetezca. Y de eso nada. El derecho a la vivienda jamás debería llegar tan lejos.

Ya digo que los poderes p
úblicos deberían asegurar una vivienda para todos y no lo hacen. La primera premisa para hacer efectivo este derecho que el gobierno estatal y los autonómicos incumplen estrepitosamente es desarrollar una política seria de viviendas de protección oficial, en vez de la farsa vergonzante en que se han convertido los programas públicos de vivienda, a los que pueden acceder, aunque parezca cosa de locos, familias con ingresos de 6,5 veces el IPREM. Sinceramente, más que programas de vivienda social parecen medidas de apoyo a los constructores y a la banca.


Pero hay muchas otras cosas que el Estado podría hacer y no hace. No voy a hablar ya de meter en vereda a banqueros y a promotores, de fomentar una banca pública con créditos sociales o de regular de otra forma las condiciones hipotecarias introduciendo elementos de protección y garantía para las familias, porque soy consciente de la utopía que todo ello supone, de su incompatibilidad con las actuales reglas libremercantilistas del juego financiero. Pero las Administraciones bien podrían hacer un estudio de cada caso de desahucio y apoyar a los propietarios que justifiquen haber suscrito una hipoteca prudente y haber sido víctimas de una disminución de ingresos por causas de fuerza mayor. Este apoyo podría adoptar diversas modalidades: un aval, una subvención en casos excepcionales, un préstamo en condiciones especiales previo convenio con las entidades financieras, una bolsa de empleo social para casos de emergencia, la entrega provisional o definitiva de una vivienda social en condiciones asumibles por el desahuciado y los suyos, o una intermediación ante el banco para renegociar los términos de la hipoteca.

Estas soluciones y otras que se nos puedan ocurrir no tendrían que suponer necesariamente una carga para el erario público, pues el desahuciado protegido podría quedar obligado a restituir los préstamos, subsidios o ayudas cuando el estado de su fortuna mejorase, siempre bajo supervisión y seguimiento de esta circunstancia por la Administración, a fin de evitar fraudes y jetadas.

Se trata de que nadie se quede sin hogar por culpa del desempleo y a la vez de no privilegiar a los sinvergüenzas o a los inconscientes que se metieron en hipotecas temerarias y han vivido como marajás hasta el estallido de la burbuja. Las medidas contra el desahucio, como ya he insinuado, no tendrían ni muchísimo menos que garantizar que los afectados conservaran la propiedad de su piso y ni siquiera que continuaran viviendo en él. Habría que valorar cada supuesto concreto y actuar con equidad y con rigor, para evitar entre otras cosas que la gente se preguntara para qué sirve ahorrar, sacrificarse o comprar una casa barata cuando después, si te va mal y no puedes pagar la mensualidad, viene el Estado a regalarte el dinero o a buscarte piso.

sábado, 8 de octubre de 2011

TRÁENOS TU SEGURO Y NOSOTROS LO MEJORAMOS

A pesar de mi talante intervencionista cada vez más acusado (y más todavía en tiempo de crisis), evidentemente no soy comunista y defiendo unos ciertos niveles de saludable competencia entre las empresas, en la seguridad de que ello redunda en beneficio de los consumidores y de la economía, aunque insisto en que esta no se autorregula satisfactoriamente, por lo que hay que meterle mano. Mucha mano.

Pero una cosa es la competencia sana, que incentiva el trabajo y la creatividad, y premia el ingenio y el sacrificio, y otra muy distinta la mierda esa del libre mercado o la libre competencia, que lo único que hace es favorecer la falta de escrúpulos, las puñaladas traperas, el juego sucio y las prácticas comerciales engañosas cuando no hijoputescas. Y es de estas últimas de las que quiero hablar.

Hay tres prácticas publicitarias o comerciales bastante comunes que cada vez que las veo se me ponen los pelos como escarpias y pienso: ay, si me dejaran a mí legislar sobre el mercado, estos tipejos iba a acabar picando piedra encadenados por el tobillo.

Una de ellas se utilizó sobre todo hace algunos años por varias marcas de bebidas refrescantes sin gas, en cuyos spots televisivos se recurría a una publicidad comparativa salvaje que señalaba expresamente qué porcentaje de fruta contenía el producto anunciado frente a otros competidores, cuyos nombres se citaban (Sunny Delight-Simon Life), o que estaban elaboradas a base de zumo exprimido y no de concentrado como otros (Don Simón-Minute Maid).

La segunda, mucho más frecuente, es la de la publicidad leonina de algunas compañías de seguros automovilísticos o de hogar, que utilizan en la tele el lema “tráenos tu seguro y nosotros lo mejoramos”.

Y la última, que está al orden del día, es el pillaje generalizado de las entidades de crédito, tanto bancos como cajas, que te ofrecen intereses bastante más altos por abrir un depósito con dinero “de fuera” que con el que tienes ahorrado en la cartilla de esa misma entidad.

No sé si es que soy demasiado inocente, si no me entero del mundo en que vivo o si soy un romántico demencial, pero estas formas de actuar me parecen directamente un robo que debería estar castigado con dureza.

No comprendo por qué para promocionar tu producto o tu servicio tienes que referirte al del vecino haciendo comparaciones supuestamente objetivas pero siempre insidiosas y engañosas, porque por ejemplo un refresco con menos porcentaje de zumo puede gustar más a la gente que uno con más fruta, sobre todo porque para beber fruta pura te exprimes tú las naranjas. Preocúpate por ser competitivo en el precio, en la calidad o en la imagen de tu producto y deja en paz el de los demás o al menos no incurras en esos descaros que implican, además de tomar al consumidor por imbécil y confundirlo, un ataque frontal al prestigio de la marca ajena.

En relación a la triquiñuela de los seguros y depósitos bancarios, me parece simple y llanamente quitar los clientes a los demás sin el mínimo asomo de ética ni decencia. Muchos me dirán que con estas estrategias se beneficia al cliente y se fomenta a largo plazo que los servicios sean más competitivos y de mayor calidad, pero yo pienso justo lo contrario: esto al final deriva en lo que en derecho administrativo se conoce como “bajas temerarias”, es decir que los empresarios, para abaratar los precios y competir, terminan produciendo o prestando bienes o servicios defectuosos, y acabamos pagando todos el pato. En el caso de los depósitos, además, se llega a situaciones de absoluto surrealismo, con los ahorradores yendo de la ceca a la meca con sus cinco mil euros bajo el brazo a la caza del mejor porcentaje, lo que genera suspicacias, impide una buena atención y acaba desembocando en regateos absurdos por un cuarto de punto TAE, como en un mercadillo moraco. Vamos, que al final es el cliente el perjudicado.

Para el logro de una economía y un mercado justos, hay que empezar favoreciendo (o imponiendo) que también en las relaciones comerciales rijan la transparencia, la honestidad y el respeto que deben presidir la convivencia humana en general.

jueves, 6 de octubre de 2011

CONSUELOS ARTIFICIALES

Mi madre suele decir mucho que ojalá Dios no nos someta a todo lo que somos capaces de aguantar, refiriéndose a esa supuesta capacidad del ser humano de soportar sufrimientos y después reponerse y sobreponerse, de adaptarse a las contrariedades y al dolor hasta límites insospechados.

Yo, en cambio, no tengo nada claro que sepamos salir con dignidad de los baches profundos. Dejando a un lado que hay ciertas desgracias de las que es imposible recuperarse, es decir que si las sufres, nunca vuelves a ser el mismo ni a recuperar la ilusión de vivir, creo que cuando la vida nos da un golpe contundente, demasiado a menudo recurrimos a consuelos artificiales, y casi siempre autodestructivos, para poder seguir en pie.

Los tiempos cambian. Antes a una viuda o a una mujer que sufría un revés terrible podía darle por pasarse el resto de sus días rezando, haciendo novenas obsesivamente o sin salir en todo el día de la iglesia, una actitud dañina por lo compulsiva e irracional, por lo que tiene de refugio insano que bloquea la vida. Ahora tenemos otros pañuelos cura-fracasos, como diría Sabina. He conocido a unos cuantos abstemios que comienzan a beber bastante cuando les deja la mujer o van al paro. He visto a chicas desengañadas de sus historias de amor que se entregan a la promiscuidad, al sexo desenfrenado para olvidar, para vengarse del mundo o para recuperar el tiempo perdido. Otros toman somníferos o se meten las drogas que les dice el psiquiatra o las que compran en la discoteca. También hay peña que en situaciones de ansiedad les da por comer sin control o se evaden de otras maneras, por ejemplo cayendo en la hiperactividad: se apuntan a mil historias para no parar en casa, para no tener tiempo de pensar. Por no hablar de los que se encierran en su casa y se aislan del mundo.

No, no creo que la gente salga tan espontáneamente, por sí misma o con el apoyo de los suyos, de los remolinos más chungos del río. A lo mejor somos más piltrafillas de lo que creemos y por desgracia necesitamos una botella, una puta o una pastilla para poder seguir levantándonos por las mañanas cuando viene Paco con una rebaja de las gordas. O quizá saber aceptar serenamente lo que Dios nos manda, por jodido que sea, es un don reservado a los más piadosos, a los más inteligentes, a los más fríos o a los que son capaces de asumir el proverbio ese que dice: “si tiene solución, por qué te preocupas, y, si no la tiene, pues lo mismo”.

domingo, 2 de octubre de 2011

SURF

Aunque ya estamos en otoño, vamos a amenizar el domingo y a recordar viejos tiempos con un poco de música surf.