domingo, 31 de mayo de 2009

EL MEJOR MAQUILLAJE

Conocida es la frase popular que afirma aquello de que no existen las mujeres feas sino las copas de menos. Seguramente, el borrachín que acuñó el dicho por vez primera no había tenido la desgracia de contemplar la fealdad sin par de nuestra señorita VicepresidentE del Desgobierno (lo suyo no se arregla ni con toda la cosecha anual de la Ribera del Duero); pero creo que muchos hombres podemos dar fe de lo acertado del refrán; algunos, innegablemente más avezados en crapulosas cacerías nocturnas, con mucha más certeza que el inocente pipiolo que estas líneas rubrica.

Pero no es mi intención dedicar esta entrada a los efectos que alcohol produce en la capacidad de los hombres para admirar a las mujeres. Más bien, querría centrarme en los muy saludables efectos que unas copas, algunos chupitos o, incluso, algunas cervezas -bebidas en vaso, por supuesto- producen en las féminas. Y no me refiero a los estragos que puede llegar a causar en un mujer el exceso de bebida, ni siquiera puntual, pues opino que el repugnante aspecto y proceder del beodo profundo se ve multiplicado lastimosamente en una mujer. Esto sin tener en cuenta que, como norma general, una chica se emborracha con la mitad de bebida que un hombre del mismo tamaño.

Sin embargo, alguien medianamente observador y fascinado por la belleza femenina creo que no podría llegar a discutir cuantísimo mejora el color de las mejillas de una mujer tras ingerir ésta un par de chupitos de alguna mezcla dulzona y suave del estilo al Disaronno con Granadina; o cómo sus labios se vuelven más carnosos, sonrosados y dulces tras un combinado de Licor 43 con naranja. Incluso el pelo parece volverse más suelto y brillante después de un Ponche con lima; y los andares son más gráciles, los pechos más túrgidos y la sonrisa más alegre, insinuante y picarona si se acompañan de unos mojitos. ¿Y qué decir de su cariño y su generosidad tras unos refrescantes tragos de lo que en Castilla llamamos limonada y, en tierras más cálidas, sangría?

Y es que no se puede comparar a Loreal con Baco.

viernes, 29 de mayo de 2009

QUINQUIS

Prometí hace mucho a Anaroski que escribiría sobre los mercheros y ya toca. Además el otro día vi de pasada en El Diario de Patricia a un matrimonio mayor quinqui de aspecto inconfundible y me quedé con ganas de tratar el tema.

En España hay mucho desconocimiento sobre ellos; la gente no se termina de aclarar de si son una raza, una etnia, una cultura o un grupo social. Y no me extraña, porque no lo tienen claro ni los investigadores. La teoría más extendida sobre el origen de los mercheros, quincalleros o quinquis dice que son fruto del mestizaje racial y cultural de varios grupos nómadas que pulularon por la Península desde el siglo XVII, principalmente moriscos retornados clandestinamente tras su expulsión, inmigrantes del Centro de Europa, gitanos y hasta campesinos que abandonaron sus pueblos en épocas de carestía adoptando la venta ambulante de quincalla como forma de subsistencia. Parece innegable al menos una ascendencia centroeuropea, dados los rasgos faciales y el pelo rubio que frecuentemente presentan los miembros de este grupo, y cierta influencia cultural del pueblo caló, debido al contacto forzoso que implicaba el nomadismo. Los mercheros, que sólo existen en España, tienen hasta una especie de lengua propia, muy parecida al castellano antiguo.

Los quinquis se han caracterizado siempre por su carácter indómito, su amor a la libertad, su afición al robo y a la violencia y por ser especialmente sanguinarios en sus delitos, apareciendo en la prensa desde el siglo XIX constantemente mezclados en toda clase de pillajes y actos violentos. Exactamente igual que sucede con el pueblo gitano, la causa clave de la repulsa social que han sufrido está en su negativa de siglos a realizar tareas agrícolas en una España donde la agricultura era el primer fundamento económico y social. 

Como consecuencia de sus costumbres nómadas y su inestabilidad socioeconómica, fueron uno de los colectivos más afectados por la republicana Ley de Vagos y Maleantes. También se les controló severamente durante la etapa franquista. En esta época, la política social del Gobierno se empeñó en forzar a quinquis y a gitanos a fijar un domicilio fijo, para favorecer su calidad de vida y su integración. A pesar de su buena intención, estas medidas no fueron fáciles, ni favorecieron siempre la convivencia. De hecho, en las décadas de los 50 y 60 los mercheros llegaron a ser uno de los grupos sociales más conflictivos por las dificultades iniciales de adaptación al sedentarismo.

No obstante, una vez asentados en barrios urbanos y superados estos desajustes, no tardaron en integrarse bien, en parte debido a su voluntad de huir de la marginación y en parte por su apariencia (sus mujeres, rubias, son muy guapas), que facilitó el mestizaje con los “payos”. Con los gitanos sucedió lo contrario: las medidas de control franquistas reforzaron su sentimiento de raza y su aislamiento social.

Esta integración acelerada ha supuesto (por asimilación cultural y mestizaje biológico) la práctica extinción de la etnia, de la que en la actualidad quedan poco más de 100.000 individuos distribuidos principalmente por Madrid, norte de España, Levante y Andalucía occidental.

De los quincalleros se ha escrito muy poco. Gran parte de lo que sabemos de ellos es a través de dos libros imprescindibles de Eleuterio Sánchez (”El Lute”), convertido al comunismo durante su estancia en la cárcel, debido a su contacto con elementos de la oposición al Régimen franquista, que igual que hicieron con otras minorías marginadas, lo manipularon intentando presentarlo como un icono de la rebeldía frente a la Dictadura.

miércoles, 27 de mayo de 2009

ROMPER UN JURAMENTO

«¡Soldados! ¿Juráis por Dios o prometéis por vuestra conciencia y honor, cumplir fielmente vuestras obligaciones militares, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, obedecer y respetar al Rey y a vuestros jefes, no abandonarlos nunca y, si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España?»


¿Son los juramentos vinculantes de por vida o se encuentran supeditados a las circunstancias del momento?

¿Se debe cumplir ciegamente con lo prometido o existen otras categorías de valor superior, como el honor o la lealtad, que legitiman incumplir con la palabra dada o la disciplina?

¿Y qué sucede cuando un juramento es tan complicado y largo que pueden llegar a contradecirse sus mismos términos? ¿No habría, en todo caso, que decidir cuál de esos términos es de categoría superior y, aunque se traicione el resto, ejecutar el más importante compromiso adquirido?

¿Cuándo, ante un juramento, comienza a ser lícita la restricción mental?

¿No sería lícito, si el último objetivo del juramento de fidelidad hubiera perdido su Norte y la esencia que justificara dicha lealtad, pasarse incluso a las filas enemigas cuando éstas garantizasen un seguro mal menor?

¿No sería mucho más sencillo de entender, respetar y cumplir un juramento más simple, conciso y claro que no diera lugar a tanta preguntas?


domingo, 24 de mayo de 2009

FÉLIX RODRÍGUEZ DE LA FUENTE


Amo la naturaleza, pero no soy ecologista, y precisamente por ello, Félix Rodríguez de la Fuente es uno de los españoles que más he admirado desde niño. Podría dedicar decenas de posts a la magnífica labor divulgativa de este entrañable burgalés en favor de nuestros espacios naturales y de la fauna autóctona. Mi admiración es casi devoción por muchos motivos, entre ellos el haber dirigido El hombre y la Tierra, una de las mejores series televisivas españolas de todos los tiempos; el haber sido una de las personas más influyentes en su especialidad, llegando a reformarse leyes y a protegerse especies gracias a su programa y a su tesón; y por supuesto por su inagotable capacidad de trabajo y de entrega, y por su estilo de hacer las cosas, exigiendo al máximo, con mano de hierro, a todos sus colaboradores, en una especie de sacerdocio profesional que dio todos o casi todos los frutos que él esperaba. En muy poco tiempo consiguió que toda España conociera el aspecto y las costumbres de las especies animales más bellas de la Península; cambió los prejuicios y estereotipos populares sobre ciertos animales, como el lobo ibérico; logró la derogación de la normativa franquista sobre alimañas y convirtió a nuestro país en pionero en la protección de la fauna, amparándose, gracias a él, a especies como el lobo y el halcón peregrino. Por si fuera poco, resucitó en España el noble arte de la cetrería, que no se practicaba desde hacía más de dos siglos.

Hace unas semanas me he puesto a ver, después de años, algunos de mis episodios favoritos de El hombre y la Tierra, y me he estado acordando de los problemas que Félix tuvo en vida con los incipientes militantes ecologistas de finales de los setenta y de las duras críticas que recibió por filmar con animales troquelados (amaestrados o al menos muy acostumbrados a la presencia humana).

Como todo el mundo sabe, buena parte de las escenas de la serie no se filmaba con animales salvajes en su propio hábitat. El equipo de naturalistas que capitaneaba el médico Félix Rodríguez de la Fuente poseía una amplia colección de ejemplares de todo tipo, desde una preciosa manada de cuatro lobos, amaestrados desde chiquitines, hasta un nutrido grupo de aves de presa adiestradas para la cetrería (principalmente águilas reales), pasando por turones, jabalíes, culebras de escalera, ciervos y gamos y otros muchos bichos. La estructura de cualquier capítulo consistía en mostrar la supuesta vida cotidiana de estos animales, que se comportaban con toda naturalidad, forzando, eso sí, numerosas escenas “de acción” (normalmente depredaciones) que, aparte de ser imposibles de captar con especies en libertad, daban un toque mucho más cinematográfico y emocionante a la serie y contribuían a que el gran público conociera los hábitos de la fauna.
El caso típico era mostrar el día normal de una piara de jabalíes o de un grupo de ciervos, pero de vez en cuando les atacaba un águila o aparecían los temibles lobos (amaestrados), que se zampaban a un verraco o a un cervatillo, con música de suspense de fondo. Con los animales que vivían en madrigueras o bajo tierra, se habilitaban galerías acristaladas con cámaras para inmortalizar todos los movimientos y, en un momento dado, colaban una culebra o un turón en la hura de los conejos y se armaba una escabechina de cuidado. Los sonidos de ambiente y las voces de cada animal no eran tomadas del natural, sino que se grababan aparte y luego se montaban. De igual manera, detrás de cada episodio había una gran labor de corte y edición, de tal forma que en muchas escenas de ataques de unos bichejos a otros, los planos del cazador y del cazado habían sido tomados en dos puntos diferentes de España. La mayor parte de los escenarios estaban situados en el desfiladero del río Dulce, en la localidad de Pelegrina (Guadalajara).

Los ecolojetas se cabreaban como monas porque Félix mostraba ante la cámara a un jabato destrozado por “el clan cazador” o a un simpático mufloncillo despeñado a lo bestia por un águila real de más de dos metros de envergadura. Además, parte de la comunidad científica le ponía a caldo porque sus películas no eran documentales, sino "burdos amaños". El inolvidable naturalista siempre se defendía con una vehemencia y una incorrección política admirables, alegando que el sacrificio de unos pocos animales estaba bien empleado si gracias a él todo un país conseguía conocer y aprendía a amar los tesoros de nuestra fauna y, de paso, la Administración se concienciaba de la necesidad de protegerla legalmente, como así sucedió. En cuanto a los "trucos", Félix siempre dejaba claro que su intención no era exactamente hacer documentales científicos, sino películas divulgativas sobre etología zoológica. Tampoco en el cine convencional se muestran situaciones reales y a pesar de ello muchas películas sirven para difundir valores, mensajes o episodios históricos para informar o concienciar al público. Los animales de Félix eran como actores de reparto a las órdenes del mejor director.

Desde aquí, rompo una lanza a favor de nuestro Félix, que tanto bien hizo por la naturaleza. Descanse en paz.

viernes, 22 de mayo de 2009

RELEYENDO "EL PADRINO" (4): SER PROTESTANTE ES MÁS AMERICANO

Kay Adams

A cuenta de los interesantes pasajes de El Padrino que hoy compartiré con vosotros, siempre me planteo dos reflexiones:

- Qué gran diferencia hay entre la Religión Católica y el catolicismo sociológico y cómo tantas personas dicen ser católicas o practican el Catolicismo sólo por tradición y por mimetismo cultural, sin que tengan ningún sentimiento religioso. Incluso a veces muchos patriotas españoles se dicen católicos porque España siempre lo ha sido y es una seña de identidad nacional. Esto se aprecia muy bien en la actitud de Mamá Corleone y sobre todo en la de Michael.

- ¿Es posible un matrimonio armonioso entre dos personas con diferentes credos religiosos, incluso entre un católico y un creyente de alguna religión inspirada en el mensaje de Jesucristo? Para mí que no, salvo que a un miembro de la pareja o a los dos en el fondo se la refanfinfle el tema. Si ambos son consecuentes y están preocupados por la educación de los hijos, no creo que el experimento salga muy bien que se diga. 


Mamá Corleone siempre preguntaba a Kay por qué no se decidía a convertirse al catolicismo, ignorando que el hijo de Kay ya había sido bautizado en la religión protestante. Kay aprovechó una de esas ocasiones para preguntarle por qué iba cada día a la iglesia, y si ello era obligatorio para los católicos.

Como si pensase que esa supuesta asistencia diaria obligatoria era lo que impedía a Kay convertirse, la anciana le dijo:

—De ningún modo, querida. Algunos católicos acuden a la iglesia sólo el día de Pascua y el de Navidad. Cada uno va solamente cuando lo desea.

Kay se echó a reír y quiso saber:

—¿Por qué, entonces, usted va todas las mañanas?

—Voy por mi marido —repuso Mamá Corleone, y señalando hacia abajo con el dedo, añadió—: para que no vaya al infierno. Cada día rezo por su alma, para que Dios la acoja en su gloria. 

**** 

Kay Adams Corleone había complacido a la familia de su marido convirtiéndose a la fe católica. Sus dos hijos, como es lógico, hicieron lo propio. Michael no se mostró muy de acuerdo al respecto. Habría preferido que su esposa y sus hijos siguieran siendo protestantes, pues era más americano. 

**** 

—¿A santo de qué tienes que ir a la iglesia todas las mañanas? —le preguntó—. No me importa que vayas los domingos, pero ¿por qué incluso los días laborables?

Kay se sentó en el borde de la cama para ponerse las medias, y repuso:

—Ya sabes cómo son los católicos conversos. Se lo toman mucho más en serio.

Michael tendió el brazo hasta tocar los muslos de su esposa, más arriba de donde terminaban las medias.

—No me toques, Michael. Esta mañana voy a tomar la comunión.

Michael hizo caso y no trató de retenerla cuando se puso en pie. Esbozando una sonrisa, le dijo:

—Si eres una católica tan perfecta ¿por qué dejas que los niños vayan tan poco a la iglesia?

Kay se sentía molesta. Su marido la estaba juzgando como haría un Don. 

—Tendrán tiempo de sobra cuando lleguemos a casa —respondió—. En Las Vegas los obligaré a ir más a menudo.

miércoles, 20 de mayo de 2009

HISTORIAS DE LA PUTA PÍLDORA

Para mí, la polémica decisión de la Trini y de la Bibi de que la píldora del día después la puedan comprar hasta las crías igual que pillan chuches en el quiosco de la esquina, es un episodio más en la lista de recuerdos tristes y cutres que guardo sobre la pastillita esa que llaman tan finamente “postcoital”.

I- Hice la mili tarde, a los veintiséis, en un Regimiento de Caballería. Era el veterano de un grupo integrado por chavalines de pueblos recónditos de la Región, casi todos con la testosterona más disparada de la cuenta. Roberto era de los más jóvenes, vivía en un pueblo chiquitín de Zamora y curraba en una explotación porcina. Nos hicimos amiguetes en las segundas maniobras, que me tocó compartir tienda biplaza con él. Era un tío espontáneo, muy buena gente, y lo que más le gustaba, aparte de "chivarse" a la novia, era escuchar por las noches el programa de Lorena Berdún. Una vez acomodados en el saco de dormir, después de todo el día danzando con los dichosos TOA´s, sintonizaba Los 40 en un pequeño transistor y nos lo pasábamos de miedo con las consultas sexuales de los oyentes, que yo siempre he pensado que eran amañadas porque no se puede ser tan gilipollas. Aunque sin duda lo más gracioso eran los comentarios del propio Roberto, y no sólo sus continuas procacidades sobre la “voz cachonda” de la presentadora, sino mayormente sus dos frases favoritas mientras oía los consejos eróticos de la radio, que transcribo con exactitud:

- “Joder, otra vez con la puta regla. ¡Es que siempre es lo mismo! Tenían que hacer un día un especial sobre la regla y luego ya dejar de tocar los huevos con eso”.


- “¡No me jodas, el preservativo! Vamos, que mucho dicen, pero no hay color entre chivar con y sin condón. Es que no da el mismo gusto ni de lejos!

Roberto tenía una novia en un pueblo cercano al suyo. Decían que era medio gitana. Yo a veces le preguntaba por ella, que qué hacían allí en el pueblo, que por dónde salían, etc. Por hablar de algo. Él me contaba que casi no se veían, que sólo los sábados un rato, “para chivar, ¿sabes?”. Por lo visto cada sábado quedaba con los colegas a emborracharse y luego, hacia las cinco o así, se mandaban un mensaje de móvil, la recogía en la plaza y se iban con el coche al pinar. Yo pensaba que eso no era una novia, pero él siempre la llamaba así.

Un domingo por la mañana, un mes después de las maniobras, me llamó al móvil desesperado.

- Al Neri, tío, que la he cagao. Me tienes que hacer un favor de la ostia.

- Dime, Roberto, ¿qué te pasa?

- Pues joder, que el sábado se me fue la olla con la niña y no salí a tiempo, ¿sabes?

- Ya – yo no sabía por qué me contaba aquello.

- Pues eso, tío, que la da palo ir al centro de salud a por la pastilla, porque conocen a todo el mundo de los pueblos de aquí, ¿sabes?

- Bueno, ¿y a mí… para qué me llamas?

- Hombre, joder, que me harías el favor de mi vida si vas tú al Clínico con tu novia, decís que se os ha roto y eso, y nos la consigues, y quedamos por la tarde donde sea… ¡Por favor macho!, ¡qué andamos acojonaos!

Le mandé a tomar por culo. El lunes seguía con la copla y les llevó al Hospital Provincial otro compañero a él y a su “novia”, a la que tuvieron que ir a buscar al pueblo, porque Roberto no traía el coche al cuartel. Habían pasado más de 24 horas, pero parece que les daba igual.

Otro lunes justo antes de licenciarnos, me quedé helado al pasar por los talleres y oírle de nuevo convenciendo a no sé quién para que le consiguiera la postcoital. Se ve que le gustaban las emociones fuertes.



II- Fernando no se llama Fernando, pero al ser un amigo cercano, que igual hasta nos lee, he preferido cambiarle el nombre. Fernando me cae muy bien, aunque es un golfo sin remedio, un mujeriego irredimible que –según dice- lo lleva en los genes, así que sólo es una pobre víctima de sus impulsos, ya se sabe. Ni siquiera ha conseguido aplacacar su fogosidad un acontecimiento que, en buena lógica, debería haberlo hecho. Él sabrá.

Fernando una vez impartió un curso aquí en nuestra ciudad sobre un tema relacionado con su bonita profesión, y después, en una cena que dieron los organizadores, se le sentó al lado una zagala flacucha con los ojos tristes que hablaba muy poco pero tenía un mirar felino y una sonrisa capaz de hacer zozobrar a muchos hombres y a Fernando desde luego. Tras una deliciosa conversación, casi monopolizada por la labia de mi amigo, y una mezcla explosiva de copas, miraditas y estratégicos achuchones en el hombro y cogidas de mano, la improvisada pareja se desgajó del grupo. Ella casi no decía ni Pamplona; sólo se reía y se dejaba hacer.

Al final, la cría –porque era una cría- se quiso ir a casa porque “estaba reventada” y Fernando la acompañó hasta el barrio de La Rondilla y se metió en el portal con ella. La mudita se le echó encima, como una tigresa, pero sin abrir la boca. Le empujó contra la pared, junto al ascensor, y comenzó a actuar como si nada en el mundo le diera vergüenza.

- ¿Te apetece?- habló al fin.

Fernando, que es un hombre fogoso pero prudente en cierto modo, le sugirió entre beso y beso, mientras exploraba cada rincón de su anatomía, que podía ser buena idea subir al piso, ya que la chavala no vivía con sus padres, sino con varias compañeras de Facultad con las que, al parecer, tenía muy buen rollito en trances similares. Pero ella se negó, explicando jadeante y sin interrumpir los magreos, que sus amigas estaban todas despiertas preparando un examen final para el día siguiente y no le apetecía dar explicaciones ni que la vieran. “No me extraña”, se dijo Fernando pensando en la diferencia de edad.

Cuando la muchacha dio muestras de querer pasar a mayores muy mayores, cuando la situación ya era insostenible y estaban los dos más calientes que el palo de un churrero, el bueno de Fernando balbució medio descompuesto:

- Oye, que no tengo nada…

Y ella, sin mirarle a los ojos, con la voz ronca de la excitación y como pronunciando un viejo ritual aprendido de memoria, le animó:

- Da igual, tío, de verdad, luego me acompañas a la Residencia y pedimos la píldora, ¿vale?

Cuando Fernando me contó la experiencia insistió en que jamás le había pasado algo tan sórdido y penoso y que por supuesto en toda su vida había sufrido un gatillazo como aquél.

lunes, 18 de mayo de 2009

LA PRIMERA ROSA DE LA PRIMAVERA

Este invierno ha sido especialmente duro en Castilla la Vieja. Intensas y frecuentes nevadas, acompañadas por heladas que hacían descender el termómetro por debajo de los -15 grados, se han convertido en algo cotidiano desde el mes de diciembre. Y no sólo ha sido duro; también extremadamente largo, tanto que, salvo unos pocos días de febrero, parecía que la primavera, tan bella y verde en Castilla, nunca iba a llegar. Hasta hace muy pocos días, las amapolas y las margaritas que ya deberían haber cubierto las cunetas y sembrado muchos campos de un color muy parecido al pimentón, ni siquiera se dejaban entrever.

Tan largo ha sido el invierno que el rosal de mi terraza, a pesar de haber resistido estoicamente al hielo, se negaba entregar sus flores una semana tras otra. Allí estaban, esperando a florecer; a demostrar que, por muy duro que sea el invierno y
por muy larga u oscura sea la noche, al final, llegarán a su fin.


domingo, 17 de mayo de 2009

EL COMENTARIO DE LA SEMANA (34): NO ENTIENDO QUE EL DEPORTE SE MEZCLE CON LA POLÍTICA

El mejor comentario de la semana ha sido:

"Yo no entiendo como los aficionados radicales nacionalistas de estos equipos, van a ver la final a Mestalla, si el trofeo se llama "La Copa del Rey", por qué van allí, deberían estar profundamente cabreados con sus respectivos equipos por jugar esta competición, y en consecuencia y como símbolo de protesta, se deberían haber quedado todos en su casa, con la tele apagada comiendose la chistorra al pantumaca de sus compañeros (por matar un poco el rato).

Me pregunto ¿por qué estos
cencerros no dejan de ir al futbol cuando varios jugadores de sus amados equipos van a la Selección Española sin poner ninguna pega y encima para ganar para España títulos?

De todas las maneras, no entenderé jamás que el deporte se mezcle tanto como lo hace en estos casos con la política".

Autor: Teutates
Entrada: El truco de la Copa del Rey

viernes, 15 de mayo de 2009

EL TRUCO DE LA COPA DEL REY

En la final de la Copa del Rey se ha armado buena. La escoria separatista vasca y catalana ha aprovechado este acontecimiento de tantísima difusión para vomitar, en el incidente por todos conocido, su odio a España y al Rey, con quien en esta ocasión me siento totalmente identificado porque los insultos, pitidos y rebuznos de esta chusma no eran contra la Monarquía injusta, sino contra la dignidad y la Unidad de mi Patria, encarnadas en ocasiones como ésta, nos guste o no, en el fantoche de Juan Carlos.

Pero lo que más me ha dado que pensar de toda esta movida es el curioso comportamiento de RTVE. En un penoso disparo que les ha salido por la culata, los chicos de Deportes no sólo no han emitido antes del partido la organizada y vergonzante pitada del público secesionista contra el Himno Nacional, sino que, una vez editada la grabación y silenciados los rebuznos, nos la han puesto en el descanso. Vamos, una manipulación casi propia de Goebbels, del régimen castrista o de las Olimpiadas chinas.

Tan antidemocrático "le ha parecido" al Gobierno la jugada que cuando les han pillado con el carrito de los helados, ha faltado tiempo para cesar al torpe Julián Reyes, director de Deportes de la TVE, que sigue erre que erre en que la cagada de lo del Barça- Athletic de Bilbao ha sido “un error humano”. Claro, y nosotros somos gilipollas.

Y ahora viene la pregunta del millón: Si yo hubiera sido Director de Deportes de la Tele del Gobierno y me encuentro con un panorama como el del Mestalla el miércoles, ¿lo habría emitido fielmente como un periodista profesional, mostrando con honradez a los telespectadores la realidad de los hechos o habría tramado una argucia parecida a la del pobre Don Julián, pero, eso sí, más inteligente?; ¿habría hecho prevalecer el derecho a la información veraz que consagra la Santa Constitución o habría hecho trampa para evitar la difusión de una imagen penosa, atentatoria contra España y que encima contribuye a publicitar las ideas de los cabronazos de los nacionalistas?

Pues yo lo tengo clarísimo. Como creo que hay muchos valores –entre ellos mi Patria- que están mil veces por encima que el derecho de la gente a enterarse de lo que pasa de verdad; como creo que el separatismo es ilegítimo y no debería tener ninguna posibilidad de manifestarse; como considero que unas imágenes como éstas sólo pueden dañar la imagen de mi amada España, y, en definitiva, como yo eso de la libertad de expresión me lo paso literalmente por el forro según convenga, habría cogido la puta escena de los abucheos, la habría borrado hasta de la papelera de reciclaje y habría emitido por ejemplo, unas palabras de Matías Prats (padre) contando la historia del Athletic o lo que fuera, alegando después “un fallo técnico imprevisible que me ha impedido reproducir el canto entrañable de nuestro Himno glorioso, coreado unánimemente por el público con lágrimas de patriotismo en los ojos”. Así, con dos cojones.

A lo mejor un Gobierno como el del bribón de ZP me hubiera cesado. Pero un Gobierno creyente en la Verdad y en España, dispuesto a no ceder ni un milímetro de terreno a los chulos catalanistas y proetarras, me habría aplaudido a rabiar.

Pero claro, yo jamás he presumido de demócrata y apostaría lo que fuera a que el cazurro de Reyes, antes de caer en desgracia, se llenaba la boca todos los días con “los valores periodísticos”, “la verdad informativa”, “la imparcialidad”, “la transparencia” y bla, bla, bla. ¡Cínicos sin escrúpulos!, ¡democratillas de estercolero! ¡Que decís creer en una cosa absurda –la libertad de expresión ilimitada- y luego hacéis todo lo contrario en cuanto tenéis oportunidad! Claro que a los de arriba, al descubrirse la tostada, no les ha quedado otro remedio, muy a su pesar, de destituir al incauto. Pero si llega a colar la engañifa, ellos tan contentos, claro. ¡Menudos hipócritas!

miércoles, 13 de mayo de 2009

LA GENEROSIDAD MATA


Con el pasar de los años y tras recibir muchos y muy diversos palos acabas comprendiendo que, efectivamente, el camino que conduce al infierno está empedrado con buenas intenciones. Que el hacer las cosas dejándote guiar por tu buena fe y por tu mejor voluntad, en muchas ocasiones, es perjudicial para aquellos que reciben las obras derivadas y, lo que es peor, tremendamente nocivo para uno mismo. Y es que, a la hora de amar, también debe escucharse la cabeza y no sólo el corazón.

He llegado, por ejemplo, a la conclusión de que actuar con un sentido exagerado de la generosidad, la respons
abilidad y el altruismo es peligroso por sí mismo pero especialmente en ciertos ámbitos. Todos conocemos a personas cuya forma de ser es extremadamente desprendida y voluntariosa, ya sea por aprendizaje, temperamento o un sentido exagerado y ciertamente desviado del deber: el amigo que siempre conduce cuando hay una excursión o que ir de copas a otra ciudad; el compañero de trabajo que siempre está dispuesto a cambiarte el turno o terminar el trabajo que tus «múltiples obligaciones» no te permiten finalizar en condiciones; el primo que siempre se ofrece voluntario para acompañar a la abuelita al médico o el vecino al que parece no importarle arreglarte el ordenador o cambiarte un enchufe a cualquier día de la hora o de la noche.

El riesgo de estas actitudes es que crean hábito en muchos de los beneficiados y la mayoría de éstos, tarde o temprano, se acaban convenciendo de que los favores que continuamente reciben no son tales sino, en realidad, obligaciones del «pardillo» de turno. Y lo que es peor, el día que el cándido voluntarioso no cumpla con la celeridad, eficiencia y amabilidad suficiente, será reprendido por su carencia de profesionalidad o de compañerismo, por su escaso sentido de la amistad o por no querer suficientemente a tal o cual o pariente. Claro, hasta que llega un día que el «pringado» se cabrea y les manda a todos a tomar por el saco o algún sitio peor y, entonces, pasa a convertirse en el malo o en el apestado del trabajo, la familia, el grupo de amigos o del vecindario. Eso, cuando no sale catapultado en sentido contrario y se convierte, objetivamente, en un «suda», un pasota o un vago.

Vamos, que pienso que el altruísmo, como el amor, debe ser algo a dispensar con cuenta gotas y un cuidado extremo, teniendo en cuenta, antes de entregar locamente nuestro tiempo y nuestras ilusiones factores importantísimos:
  • ¿Quién será el beneficiado? No es lo mismo entregar nuestras energías a un familiar o alguien muy cercano y con quien tengamos contraída una deuda moral o vital que al cara de turno.
  • ¿No hay nadie más que se pueda hacer cargo? Pues en caso afirmativo habrá que dejar claro que ciertas responsabilidades son compartidas y no deben cargarse siempre sobre las espaldas del mismo.
  • ¿Debo dejar claro que me deben un favor? Me parece imprescindible si estamos tratando con personas con las que no tenemos ningún tipo de vínculo moral o personal. Más complicado es decirlo con la suficiente claridad y cortesía.
  • ¿Va a ser algo puntual o corro el riesgo de que se convierta en un hábito?
  • ¿Verdaderamente mi impulso nace de un sentido auténtico del altruismo o lo hago por otras causas: sentido del deber, ganas de agradar, incapacidad para decir «no», querer ligarse a alguna (lo que hacen las mujeres para aprovecharse de los hombres podría tratarse en varios artículos)...?
  • ¿Corro el riesgo de llegar a quemarme?
  • ¿Se reconce mi esfuerzo suficientemente y es proporcionalmente recompensado? Esto es imprescindible en el ámbito laboral aunque, claro, aquí podríamos entrar a discutir que hacer las cosas para obtener prebendas no es generosidad.
En fin, que puedo parecer exageradamente frío y calculador pero, creo que siempre es mejor esto que pasarse de «pardal» y acabar convertido en un pasota.

lunes, 11 de mayo de 2009

LOS RICOS SON MÁS GUAPOS



A un buen amigo mío le tocó hace seis años dar una ronda de charlas sobre un tema que no viene al caso por numerosos centros educativos de Madrid capital. Recorrió colegios de barrios humildes, otros normales y corrientes y otros cuantos –los menos- del más alto standing, o sea centros para niños de familias bien, de altos empresarios e incluso de personalidades políticas empeñados en no mezclar a sus chavales con el "pueblo llano".

Un día en una cena, mi amigo –un tipo sencillo y campechano- me contaba la experiencia en estos últimos colegios diciendo que lo que más le había llamado la atención era que los niños ricos eran sin lugar a dudas muchísimo más guapos que los del resto de colegios normales. Aseguraba que jamás se lo habría imaginado, pero era algo tan evidente que lo habían comentado de forma espontánea todos los compañeros. En estos coles privados y elitistas –aseguraba- había un alto porcentaje de muchachos altos y atléticos, y de chicas preciosas y esculturales, y en general casi todos eran muy bien parecidos de cara. Subrayaba que en otros sitios también había chavales guapetes, pero que desde luego no sorprendía tanto la proporción y que además se veían muchos más feos; y cuanto más cutre y barriobajero era el centro escolar, más alumnos poco agraciados y físicamente vulgares se veían.

Yo al principio me descojoné de él y le dije que no me viniera con milongas tipo Menguele, pero mi colega no paraba de insistir en que era cosa de una selección natural de siglos y me explicó su teoría. Según iba contándome, más me hacía reflexionar y al final me dejó medio convencido de que sus hipótesis podían tener una base muy cierta. En resumen, él sostiene que desde tiempos inmemoriales la gente con mucho dinero podía elegir sin problema con quién se casaba y evidentemente elegían siempre a los más guapos o a las más guapas, por lo que al final, tras años y años de criba, resultaba que en las familias más adineradas eran todos bellísimos.

Por poner un ejemplo simplón: si el terrateniente del pueblo se encaprichaba de la mejor hembra de la comarca, las posibilidades de que hubiera boda eran bastante altas y, por el contrario, la feúcha del lugar se daba con un canto en los dientes con poder casarse, aunque fuera con un gañán con orejas de soplillo, la boca torcida y ni un triste terruño donde caerse muerto. La vida siempre ha sido así de dura y jodida.

Yo además supongo que a toda esta cadena natural se podría añadir la mejor alimentación que han tenido históricamente los más privilegiados, lo que quizá ha contribuido a “mejorar la especie” en estos grupos sociales en comparación con otros.

En general me parece una tesis un poquito fuerte y muy matizable a la luz de los nuevos tiempos y mentalidades. Pero aun así, el tema tiene su miga, ¿verdad?

domingo, 10 de mayo de 2009

EL COMENTARIO DE LA SEMANA (33): ODA A LOS SINDICATOS

El mejor comentario de las dos últimas semanas ha sido:

Si fingir no te repele
y anhelas ir a la tele,
si a mandar es a lo que aspiras
y te pirran las mentiras,
si no conoces empacho
en tener un buen despacho,
si te sientes encantado
viajar en coche blindado,
si te lanzas,cual poseso
si te invitan al congreso,
si te cautiva el debate
y que te lleven en yate,
si la moral no te encalla
con un ático en la playa,
si, sin duda te la pela
enchufar a la parentela,
si te gustan los galones
del rey de las comisiones,
si te gustan las disputas
y que te lleven de putas,
si vives de maravilla
y viajas por la patilla,
si quieres ser quien decide
y que te den cuánto pides,
el que maneja millones
y manda por cojones,
el que no llora, y sí mama
es lo tuyo: el sindicato te llama.


Autor: SUSI
Entrada: Poema para el 1 de mayo

UN PASEO POR OTROS BLOGS (4): DEBATES EN OTROS BLOGS

Hemos creado una nueva sección-experimento en el margen derecho del blog. Se llama "Debates en otros blogs". Consiste en una lista de enlaces a entradas de otros blogs en las que se esté desarrollando un debate, discusión o conversación interesante con participación de alguno de los redactores de La pluma viperina. Cada debate será identificado con el tema tratado (ejemplo, "Ejército") y después entre paréntesis pondremos el nombre del blog. El objetivo de esta idea es animar a la participación de nuestros lectores en otras bitácoras y permitir el seguimiento de la actividad bloguera de los autores de La pluma. En la lista sólo aparecerán los debates más recientes y después se borrarán. No obstante, entre los enlaces de la lista aparecerá uno a la presente entrada, con la denominación "Archivo de debates", donde iremos añadiendo todos los links una vez eliminados del margen, a fin de recopilar un histórico.




ARCHIVO DE DEBATES










































































jueves, 7 de mayo de 2009

YA NO SE HACEN PELÍCULAS ASÍ (2): "CAPITANES INTRÉPIDOS"


Una tonta mañana de julio de esas en las que uno no sabe a qué dedicar sus vacaciones de estudiante, encendí la televisión y coincidí con el comienzo de uno de esos largometrajes clásicos, en blanco y negro, que siempre han atraído a los nostálgicos de tiempos no vividos: Capitanes intrépidos.

Basada en el relato homónimo que Rudyard Kipling firmara cuatro décadas atrás, la película de 1.937 fue dirigida por Víctor Fleming, autor, entre otras, de Lo que el viento se llevó o El mago de Oz.

Harvey, malcriado, corrupto y déspota pero inteligente, es un huérfano de madre -libre adaptación de Fleming del título original- apenas atendido por su padre, un rico e influyente hombre de negocios que, aunque le quiere, intenta compensar su falta de atención consintiéndole cualquier capricho. Alarmado por el cariz que toman las constantes faltas de disciplina de su hijo, decide llevárselo de viaje a Londres, momento en el que Harvey cae al agua y es rescatado por Manuel -Spencer Tracy-, marinero de Madeira embarcado en la goleta bacaladera We're Here de Gloucester. Harvey se verá obligado a pasar varios meses a bordo, trabajando como grumete y sometido a una vida de durezas y privaciones; y firmemente custodiado por Manuel, que se convertirá en su mejor amigo y maestro, vivirá una transformación radical, encontrando lo mejor de sí mismo.

La película, magistralmente ambientada, además de contar con una de las bandas sonoras más famosas de la historia, obra del judío Franz Waxman, está repleta de escenas inolvidables como la que se muestra al final y otras muchas: Harvey, convertido en verdadero hombre, sacándose en carne viva los anzuelos de un brazo o, llorando ante un altar. Y, ante todo, es una lección totalmente actual que nos enseña que la dureza, la disciplina, el cariño y la verdadera atención son capaces de extraer lo mejor del alma de un joven, en una época en que los padres han dejado la educación de sus algodonados hijos en manos de la Nintendo y de la puñetera LOGSE; en una época en la que ya no se hacen películas así.


miércoles, 6 de mayo de 2009

UN POCO DE "JEFOLOGÍA"

¿Alguien se atreve a decir qué significa ser un buen jefe? Y por favor, no nos dejemos llevar por las pasiones, que ya se sabe que a nadie le gusta tener a un tío detrás tocándole las narices, mandándole hacer cosas en plazo, metiéndole prisas, bronqueándole (con razón o sin ella) o llamándole al móvil a deshora. Y menos aún nos gusta que un jefe o quien sea evalúe nuestra forma de trabajar. Pero como en todo, hay líderes buenos y líderes malos. Y de eso se trata; puesto que todos tenemos uno (o varios), lo hemos tenido o lo tendremos, o incluso lo somos por suerte o por desgracia, me gustaría que explicáramos lo más objetivamente posible cuáles son para nosotros las cualidades de un buen jefe.

Yo llevaba pensando toda la vida que un buen directivo nace y no se hace, que las dotes de liderazgo se llevan en los genes, pero con el tiempo y a la luz de mi experiencia profesional he descubierto que este don para organizar y mandar, si bien guarda relación muy directa con la personalidad, tiene muchos componentes abiertos al aprendizaje y a la mejora, por lo que una persona que por su apariencia o por su carácter nadie consideraría un jefe capaz, puede resultar al final muy eficaz, valorado y obedecido ciegamente por sus subordinados si sabe tener mano izquierda y controla al detalle todos los temas del trabajo. Quizá en algunos aspectos, es más un arte o una técnica que una cualidad, y desde luego tiene mucho más que ver con las habilidades sociales y la forma de tratar a las personas de lo que yo pensaba de siempre.

Voy a intentar abrir el debate enunciando cuáles son para mí las características ideales de un jefe (no están en orden de importancia):

1- Dominar minuciosamente todo el trabajo del departamento que depende de él. Con independencia de que delegue o de que él jamás vaya a realizar determinadas tareas, debería ser capaz de hacerlas todas sin ayuda de nadie. No debe haber ningún aspecto del trabajo que se le escape o que alguien pueda “venderle la moto” (ejemplo, un trámite mecánico o el manejo de una aplicación informática). Jamás debería encargar un trabajo que no sepa hacer él mismo, o al menos conocer el proceso.

2- Ser buen comunicador y explicar claramente los objetivos del departamento y de las tareas que se encomiendan. Con frecuencia, un trabajo sale mal porque no se ha explicado bien.

3- Hacer un uso inteligente y equilibrado de la delegación: aprender a fiarse de los demás y a delegarles trabajo, pero a la vez no abusar descargándose de tareas en las que es necesario un seguimiento más personal.

4- Consultar
a todos los implicados y expertos en la materia antes de tomar una decisión, pero ser rápido y firme al decidir, sin dejarse “embaucar” por pesimistas y resistentes al cambio. Para ello es necesario tener un carácter fuerte y autoritario, pero a la vez saber ceder y rectificar si es preciso, pues lo importante es que el trabajo se haga bien y no quién tenga razón o más orgullo.

5- Motivar al personal que depende de él resaltando de forma directa o indirecta todos sus logros y el trabajo bien hecho, y regañar o recriminar sólo cuando sea estrictamente necesario. En caso de acierto o de una buena iniciativa de un subordinado, resaltar siempre su mérito ante los jefes superiores, mientras que en caso de error, asumirlo siempre como propio, sin perjuicio de las medidas posteriores para que no se repita el fallo. Jamás hablar mal de un miembro de su propio equipo a sus superiores.

6- Tener reuniones frecuentes
con todos los miembros del equipo para distribuir el trabajo en vez de hacerlo de forma individual, así como para ponerles al tanto de las novedades y decisiones importantes. Pero nunca celebrar reuniones inútiles (sólo por reunirse) o largas.

7- Intentar hablar en persona los asuntos
, evitando en la medida de lo posible el teléfono y el correo electrónico.

8- No tener jamás trato de favor por ningún miembro del equipo e intentar en la medida de lo posible equilibrar las responsabilidades de cada uno en función de su formación y/o categoría, evitando agravios comparativos.

9- Tener una relación cordial, sin exceso de confianzas. La amistad jefe-subordinado es tan utópica como la amistad hombre-mujer ;-)

10- No tolerar jamás ninguna insubordinación, jetada o escaqueo, especialmente si perjudican injustamente a los demás compañeros. En estos casos es mejor reaccionar pasándose que no llegando. No reaccionar por orgullo, sino por justicia y por el bien del trabajo.

11- Intentar promocionar a los empleados más eficaces y comprometidos con el trabajo.

12- Tratar exactamente igual (con idéntico tono y respeto) a sus jefes y a sus subordinados, desde el Director hasta la empleada de la limpieza.

13- Respetar religiosamente el tiempo libre de “sus chicos”, evitando llamadas los fines de semana o en vacaciones salvo casos plenamente justificados o cuando así lo demande la especial dedicación o compromiso del trabajador. Darle mucha importancia a las vacaciones y al descanso de su gente.

14- Seleccionar él mismo, si puede o le dejan, a su propio personal. Y aquí una nueva pregunta: ¿se puede ser buen jefe si se tiene un mal equipo (vagos, inútiles…) o es un factor decisivo para no serlo?, o dicho de otra manera: si se cuenta con unos colaboradores penosos y el trabajo sale fatal, ¿es culpa del jefe por no saber motivarlos o encauzarlos, o bien es imposible hacer las cosas bien con cierta gente por muy buen líder que se sea?

¡Ánimo y participad! Me interesan mucho vuestras opiniones. Y tened en cuenta que estas "reglas" dependen lógicamente del tipo de trabajo y de empresa.

martes, 5 de mayo de 2009

GRANADA




Este puente de mayo he aprovechado la invitación de una amiga para acudir junto a otros, de nuevo, a una de las ciudades más bellas y encantadoras de España que, no sin razón, ha seducido a reyes, escritores, conquistadores y artistas.

Quizás sea por ese espectáculo que es contemplar la Alhambra desde el Mirador de San Nicolás, mientras se recorre un solitario Albaicín de madrugada o, justo al contrario, por el placer visual de contemplar el aquel barrio o el Sacromonte desde la Torre de la Vela o desde los Palacios Nazaríes donde el yeso se convierte en piedra y las piedras en estrellas. O por descubrir el Paseo de los Tristes desde la Cuesta de los Chinos o por ascender al Palacio del César Carlos desde la Plaza Nueva por la enhiesta Cuesta de Gomérez, pasando bajo la Puerta de las Granadas.

También puede que sea por la portada de la Corrala del Carbón, junto a la cual se pueden saborear las suculentas tapas que no hacen engordar a las chicas más espectaculares y arregladas de España: Granada es arte en movimiento. O por la Capilla Real donde descansan los Reyes Católicos; o por la Catedral y la Cartuja y su sacristía de taracea, o por sus calles limpias y encantadoras donde se respira en primavera el aire cristalino que desciende desde la Sierra Morena: Sacromonte, Realejo, Oficios, ...

En realidad no sé del todo por qué es pero, sin duda, puede que Granada sea la más bella ciudad de España.


domingo, 3 de mayo de 2009

HISTORIAS DE "CAMORRISTI"

Estoy seguro de que casi todos los aficionados al cine sobre la mafia hemos quedado muy gratamente sorprendidos con el estreno este año de Gomorra, una película italiana de Mateo Garrone que se acerca valientemente y como nunca se ha hecho hasta ahora al mundo de la Bella Società Riformata, más conocida como la Camorra, una especie de organización mafiosa que parasita la economía de la región de Campania, sobre todo de Nápoles, desde los albores del siglo XIX. Mejor dicho, yo es la única peli que conozco que describa el ambiente de un barrio napolitano dominado y empobrecido por la extorsión y los crímenes de los oscuros camorristi.

Acostumbrados como estamos a una especie de mitificación de la mafia en el cine, donde las tramas y los asesinatos se nos muestran como algo misterioso y casi épico, o bien se ofrece una imagen sofisticada y poderosa de las bandas del crimen organizado, sorprende cuando menos esta cinta, que profundiza en la cara triste, cutre, materialista y despiadada de una de las mayores lacras de Italia, que ha asolado hasta su casi abandono y destrucción varios núcleos urbanos de Nápoles. Por otra parte, estamos demasiado habituados a conocer en la gran pantalla solamente historias de la Cosa Nostra, la rama de la mafia siciliana en Estados Unidos, en unos contextos desarrollistas y "de guante blanco", y entre los años 20 y 70 del pasado siglo, pero no habíamos tenido ocasión hasta el estreno de Gomorra de ver los huevos de la serpiente, los orígenes latino-europeos del problema, el clima de un barrio italiano controlado por estos criminales, la idiosincrasia de los protagonistas, y todo ello en plena actualidad, sin tener que remontarnos a épocas “de película”.

Sólo quiero recomendar este peliculón, sin entrar en muchos detalles argumentales. Dejar caer, eso sí, que se trata de varias mini-historias paralelas donde podemos ver las diferentes facetas de este fenómeno aparentemente complejo, pero que en el fondo se reduce a simple violencia y dinero. En este fresco sobre el crimen en Nápoles, se habla de la edad temprana en que los jóvenes marginales se incorporan a las bandas; de los problemas internos entre las mismas; de los diferentes sectores económicos que controla la Camorra (alta confección, eliminación fraudulenta de residuos...), y de su forma implacable de "hacer justicia" con cualquiera que ose delinquir al margen de sus cerradas estructuras jerárquicas.

viernes, 1 de mayo de 2009

POEMA PARA EL 1 DE MAYO


ACEITUNEROS (Miguel Hernández)


Andaluces de Jaén,

aceituneros altivos,

decidme en el alma: ¿quién,

quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,

ni el dinero, ni el señor,

sino la tierra callada,

el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura

y a los planetas unidos,

los tres dieron la hermosura

de los troncos retorcidos.

Levántate, olivo cano,

dijeron al pie del viento.

Y el olivo alzó una mano

poderosa de cimiento.

Andaluces de Jaén,

aceituneros altivos,

decidme en el alma: ¿quién

amamantó los olivos?

Vuestra sangre, vuestra vida,

no la del explotador

que se enriqueció en la herida

generosa del sudor.

No la del terrateniente

que os sepultó en la pobreza,

que os pisoteó la frente,

que os redujo la cabeza.

Árboles que vuestro afán

consagró al centro del día

eran principio de un pan

que sólo el otro comía.

¡Cuántos siglos de aceituna,

los pies y las manos presos,

sol a sol y luna a luna,

pesan sobre vuestros huesos!

Andaluces de Jaén,

aceituneros altivos,

pregunta mi alma: ¿de quién,

de quién son estos olivos?

Jaén, levántate brava

sobre tus piedras lunares,

no vayas a ser esclava

con todos tus olivares.

Dentro de la claridad

del aceite y sus aromas,

indican tu libertad,

la libertad de tus lomas.