miércoles, 29 de abril de 2009

GANANDO BARLOVENTO

Son escasas las oportunidades en que los nacidos y criados en mitad de esta enorme estepa cerealista que es la vieja Castilla podemos acercarnos a ese mundo para muchos misterioso que es la navegación, simbiosis perfecta entre la ciencia moderna y un arte milenario que tantos momentos de gloria y dolor ha dado a nuestra Patria: «en Lepanto, la victoria, y la muerte en Trafalgar».

Aprovechando una de esas ocasiones, y ese puente cateto de Villalar al que tan poco respeto, acudí junto a ocho compañeros a una excursión náutica desde la alicantina ciudad de Denia hasta Valencia. A bordo de un yate Beneteau Oceanis Clipper 440 de 44 pies de eslora, preparado tanto para la navegación a vela como a motor, aprendimos de la mano de nuestro experimentado patrón y compañero de trabajo, uno de esos raros bonifaces que de vez en cuando pare el río Duero en su tramo burgalés, un pedazo de la oscura jerga marinera (desde el significado de babor hasta distinguir una cornamusa de un noray) y los rudimentos mínimos para navegar tanto a motor como a vela; esto último, una de las experiencias más bellas que he vivido: surcar el Mediterráneo a siete nudos aproados con el viento, un aire limpio y refrescante, sin polvo, tan diferente del castellano, a varias millas de la costa, con el barco escorado y sacudido por las olas durante un gran tramo de las casi 70 millas que supuso el viaje de ida a Valencia.

Como era de esperar, no faltaron las anécdotas... Tuvimos que retrasar unas horas la salida y modificar ligeramente la ruta prevista puesto que nada más llegar a Denia, el miércoles por la noche, un buen amigo que nos acompañaba se sintió indispuesto y se quedó ingresado toda la noche en el hospital donde descubrieron (¡para ciertos hallazgos no hace falta ser médico!) que su corazón era dos veces del tamaño normal y que no le cabía en el pecho. En el viaje de ida, el vaivén de la embarcación hizo de las suyas en los estómagos de más de uno y en el apetito y el sueño de más de otro. Hacía mucho tiempo que no dormía así de bien a pesar de lo angosto de los camarotes: «Y del trueno, al son violento,/ Y del viento, al rebramar, /Yo me duermo como un niño/ arrollado por el mar».
Pero sin duda, lo más traumático del viaje tuvo lugar ya en Valencia. Tras buscar durante mucho tiempo un lugar para cenar, tuvimos la mala suerte de decidirnos por un bar-restaurante que nos atemorizó nada más entrar: ¡era un bar de maricones! Las enormes bombillas con alas rosas colgadas del techo, los trajes de sevillanas fosforescentes dispuestos en dispersos maniquís, los anuncios de locales aún más raritos y el aceite que el camarero perdía a chorros me dejaron helado. No he pasado tanto miedo en mi vida. De hecho, todos salimos corriendo de ese sitio. Eso sí, hacia atrás y con la precaución de no dar la espalda a ninguno de los especímenes que allí habitaban.

Al final, decidimos cenar en el bar más cutre y cañí que encontramos, donde seguro que no se acercaría ningún invertido: el Bar Los Caracoles. Un establecimiento servido por dos chinos y un barrigudo español, con el menú pintado en el escaparate y especializado, además de en esos moluscos, en el bocata de sepia. Por cierto, el pan levantino, sin duda herido por la humedad, es tremendamente gomoso.

Hablando de cenar, en Denia lo hicimos en La Barqueta, y no creo que se pueda cenar mejor por menos de 11 euros, chupito de mistela incluido, y en El Port donde degustamos los famosos arroces valencianos: a banda y paella de marisco. Y francamente, sin que se ofendan los valencianos, estaban salados. Me gusta más la paella que preparan mi madre y mi hermano.


domingo, 26 de abril de 2009

SOBRE LA PROMISCUIDAD

Desde hace años hay una realidad que supongo que casi nadie discutirá y es que la moral sexual de la juventud se ha relajado hasta niveles insospechados. Una de las manifestaciones de esta relajación de costumbres es el número creciente de parejas que tienen hoy en día los adolescentes, o el hecho nada infrecuente de que en vez de desear una pareja estable, la gente prefiera saltar de experiencia en experiencia en una especie de vagabundeo sexual, sin comprometerse ni fundar un hogar hasta edades mucho más avanzadas incluso que aquélla a la que se abandona el hogar paterno.

No pretendo aprovechar estas líneas para soltar una homilía moralizante sobre este tema, sino para compartir una teoría que tengo desde hace mucho sobre las causas –o al menos una de las causas- de este comportamiento llamémoslo promiscuo. A grandes rasgos yo sostengo que la inestabilidad económica, la pila de años que pasan desde los primeros escarceos amorosos hasta que se puede encontrar un trabajo serio y la dificultad para independizarse y acceder a la vivienda son factores que contribuyen de forma decisiva a que nuestros jóvenes pasen de relaciones planificadas y de ataduras.

Supongo que es algo subconsciente. Es algo así como si los chavales pensaran: “Me gusta este niño/a, pero tengo 18 años, estoy en primero de carrera y por lo que he visto en mis hermanos, no hay quien pueda trabajar o emanciparse hasta los 28 como mínimo. ¡Menuda tortura ilusionarme y tener que aguantar diez años o más para cumplir mis sueños! Mejor paso de noviazgos y me echo amiguitos/as”. Vamos, que la falta de horizontes desanima de hacer planes.

Además, cuanto más observo, más me doy cuenta de que quienes padecen situaciones laborales más duras o precarias, más rechazo suelen albergar hacia el modelo clásico de pareja duradera y/o monógama. De igual manera, me fijo en que cuando la peña sienta la cabeza en el terreno profesional o económico, suele sentarla casi ipso facto en el resto de los terrenos: emancipación, hipoteca y… novia como Dios manda.

Esta teoría, que tiene mucho de perogrullada pero también mucho de imprudente y generalizadora, requiere de dos matices importantes.

Primero, que no estoy diciendo que la gente con trabajo fijo y piso sea menos promiscua que la gente con menos suerte. ¡Anda que no conozco yo solteros forrados que llevan años disfrutando de un harén los muy jodíos! Simplemente quiero decir que la inestabilidad económica es o puede ser un factor de inestabilidad emocional y sentimental.

Y por otra parte, no quiero que se desprenda de mi reflexión que la culpa de que los jóvenes cambien más de cama que de camisa es únicamente de la sociedad, del Estado o del Gobierno, por no favorecer como es debido el acceso a un empleo o a una vivienda dignos. La culpa –si podemos hablar de culpa- es sin duda de todos. De unas familias mucho menos preocupadas por la educación de sus vástagos; de unos hijos cada vez más comodones y hedonistas que se toman la Universidad como una juerga pagada por papá y si es en el extranjero, mejor –en una Beca Orgasmus- ; y por supuesto de un modelo de sociedad y de unos políticos absolutamente nocivos para cualquier tabla de valores, no sólo porque no ayudan en nada a que la gente pueda hacer su vida y casarse a edades razonables, evitándose así distracciones, aburrimientos y desahogos inapropiados; sino porque nos han metido a todos de lleno en un carrusel cegador de trabajo, trabajo y más trabajo, y de consumo a la enésima, que nos impide recalar en lo verdaderamente importante, que es prestar atención a los niños, a sus compañías, a sus estudios, a pasar tiempo con ellos, a enseñarles a querer…

Es efectivamente culpa de todos, pero no nos vendría mal darnos cuenta de hasta qué punto ciertos modelos de sociedad y ciertos desajustes políticos y económicos pueden influir en nuestro propio comportamiento moral, en nuestra propia dignidad y en nuestra propia felicidad al fin y al cabo.

sábado, 25 de abril de 2009

EL COMENTARIO DE LA SEMANA (32): LA SUBJETIVIDAD ES UN RIESGO BONITO

El mejor comentario de las dos últimas semanas ha sido:

"Tampoco
creo que la objetividad en la historia sea algo que se deba buscar. Una enumeración fría de datos, fechas, reyes y batallas no es historia. La historia es hilar todo esto y darle una interpretación, un sentido, que intente explicar lo que somos ahora. Esta tarea tiene el riesgo de la subjetividad pero es un riesgo bonito porque la historia es, como dices, algo humano, no matemático"

Autor
: Petete

jueves, 23 de abril de 2009

23 DE ABRIL: FIESTA OFICIAL DE CASTILLA Y LEÓN

La Guerra de las Comunidades de Castilla es uno de los episodios más polémicos de la historia moderna española, y su interpretación depende mucho de la tendencia política del historiador de turno.

El 23 de abril de 1521 los comuneros de Castilla eran definitivamente derrotados por las tropas de Carlos I en la Batalla de Villalar.


De forma resumidísima, esta guerra surge cuando una serie de colectivos muy diversos de la Castilla de la época (burguesía incipiente, parte de la nobleza, clero, campesinos…) se alza contra el nuevo Rey de España, Carlos I, por considerar que su política atentaba contra la identidad y los fueros de Castilla, y que con sus preocupaciones imperiales tenía completamente abandonada la gestión de los territorios castellanos. La idea fundamental era que le consideraban un rey extranjero, ajeno a los intereses del Reino de Castilla. Una de las causas del estallido de la revuelta fue el nombramiento de un extranjero como Presidente de las Cortes.Tras diversas batallas, entre las que cabe destacar la de Segovia, los comuneros fueron aplastados en Villalar, siendo decapitados los principales cabecillas (Bravo, Padilla y Maldonado), que dan nombre hoy en día a calles de numerosos pueblos y ciudades de Castilla y León.

Por ser lo más objetivo posible (aunque me cuesta horrores), intentaré explicar las dos grandes versiones sobre el
tema:

1-La versión defendida históricamente por los liberales y la izquierda (y que ahora es la “versión oficial”, recogida incluso en el Preámbulo del nuevo Estatuto de Autonomía de Castilla y León) es que las clases más populares se levantaron contra un monarca centralista que se cargó los Fueros de Castilla y dejó casi inoperativas las Cortes de Castilla y León. Esta versión insiste machaconamente en el origen popular de la revuelta (aunque a diferencia de los marxistas, el liberalismo admite la importante participación de los comerciantes burgueses) y en su finalidad de restaurar derechos individuales pisoteados por el tirano. Este grupo de autores defiende que la revuelta comunera es el primer antecedente de la Revolución Francesa y del resto de revoluciones liberales europeas.

Copio lo que dice el Estatuto de Autonomía:“De estas tierras surgió el clamor que, en 1520, con la formación de la Junta Santa de Ávila, se alzó en defensa de los fueros y libertades del Reino frente a la centralización del poder en manos de la Corona que encarnaba Carlos I. Si en Villalar (23 de abril de 1521) la suerte de las armas fue adversa a los Comuneros, no ocurrió así con sus ideales, que pueden ser considerados precursores de las grandes revoluciones liberales europeas. Como homenaje a ese movimiento el 23 de abril es hoy la fiesta oficial de la Comunidad Autónoma”.

2- La versión clásica de la derecha difiere en no pocos puntos. Consideran el levantamiento como un “movimiento tardomedieval” bastante paleto. Es decir, que cuando Europa se estaba transformando, cuando estaban surgiendo los Estados modernos , cuando se estaban superando el feudalismo y los localismos forales, y se estaba apostando por una legislación única para todos (en vez de fueros para cada pueblo), un movimiento retardatario, anti-imperial, y casi separatista, integrado por los comerciantes ricos y por una parte del clero y de la nobleza, se alzó contra el Emperador únicamente en defensa de sus privilegios de clase y, sobre todo, de los aranceles (impuestos internos a la importación, que les reportaban pingües beneficios y que obviamente peligraban). Los Comuneros –según esta versión- tenían unas mentes anticuadas y fueron incapaces de entender la grandiosidad y la modernidad del nuevo modelo político, que superaba los particularismos en beneficio de un gran proyecto común imperial, cosmopolita y evangelizador.

Esta tesis fue respaldada por ejemplo por Ramiro Ledesma, que no era precisamente derechista, quien llegó a decir en su Discurso a las Juventudes de España que "el movimiento comunero no dejó de ser una respuesta reaccionaria ante el hecho verdaderamente revolucionario que es el Imperio".

Yo creo que ninguna de las dos versiones se ajusta exactamente a la realidad, especialmente en su afán de negar la participación de los ricos y los pobres respectivamente. En cualquier caso, a mí me convence mucho más la segunda, aunque a fecha de hoy está, por desgracia, completamente desprestigiada entre los historiadores, por el único motivo de haber sido defendida por la historiografía franquista. Los defensores de esta teoría solemos despotricar contra la fiesta del 23 de abril, y proponemos (ya se ha hecho por infinidad de cauces) que la Fiesta de la Comunidad de Castilla y León sea trasladada al día 30 de mayo, festividad de San Fernando, por haber sido el Rey Fernando III el Santo (canonizado en 1671) el artífice de la tercera y definitiva unión de los reinos de Castilla y de León en 1230.

martes, 21 de abril de 2009

RELEYENDO "EL PADRINO" (3): DECIR "NO"

Uno de los más importantes indicios de una personalidad bien formada es atreverse y saber decir que no. Atreverse porque no siempre es cómodo hacerlo y las personas inseguras temen desairar a los demás negándoles lo que sea. Y saber hacerlo porque es todo un arte sostener una negativa con elegancia y con cariño y, a la vez, con firmeza. Don Corleone dio a su hijo una lección magistral sobre el asunto. 


"Michael negó con la cabeza y, con voz áspera, dijo:

—Te repito que quedas al margen, Tom.

Tom Hagen terminó su whisky y, antes de abandonar la estancia, dirigió un leve reproche a Michael.

—Eres casi tan bueno como tu padre —le dijo- , pero te falta una cosa por aprender.

—¿Cuál? —preguntó Michael.

—Cómo decir «no» —respondió Hagen.

Gravemente, Michael asintió.

—Tienes razón. Lo recordaré. - Cuando Hagen se hubo marchado, Michael dijo en tono de broma a su padre:

—Del mismo modo que me has enseñado las demás cosas, enséñame a decir que no a la gente.

El Don fue a sentarse detrás de la enorme mesa y se tomó unos segundos antes de contestar:

—No puedes decir «no» a las personas que aprecias, al menos con frecuencia. Ése es el secreto. Cuando tengas que hacerlo, haz que parezca que dices «sí». Aunque lo mejor es conseguir que sean ellos mismos quienes digan «no». Pero eso es algo que se aprende con el tiempo. De todos modos, yo soy un hombre chapado a la antigua, mientras que tú perteneces a la nueva generación. No me hagas demasiado caso".

sábado, 18 de abril de 2009

¿EXISTE LA HISTORIA OBJETIVA?

Como gran aficionado a la historia, hace ya muchos años que me di cuenta que es imposible escribir historia con objetividad. A primera vista podríamos dar por bueno que es complicado ser neutro historiando acontecimientos recientes o de gran polaridad política, porque los hechos aún están calientes o nos incitan demasiado a tomar postura, pero que no supone ningún problema escribir sobre épocas remotas en que los protagonistas y situaciones no nos generan pasión de ningún tipo. Pero luego vas viendo que esta aparente perogrullada es en el fondo una falsedad y que la ideología puede colarse (o mejor dicho, se cuela siempre) al estudiar cualquier período de la historia de la humanidad, por muy aséptico que parezca. Sucesos o etapas lejanas, como la Roma clásica, la Edad Media o la Conquista de América pueden versionarse de forma opuesta según las ideas preconcebidas que el historiador de turno tenga sobre el peso de la economía en las relaciones humanas, sus opiniones personales sobre el colonialismo o sus simpatías o fobias íntimas hacia la labor histórica de potencias como Inglaterra o España. Pero es que si retrocedemos todavía más, las convicciones políticas o religiosas de cada autor siguen estando omnipresentes, y baste como ejemplo la Prehistoria, tan aparentemente despolitizada, que ha sido campo de batalla entre cristianos y agnósticos a la hora de lanzar hipótesis sobre la evolución del hombre.

Las versiones sobre la historia siguen divididas entre liberales y conservadores, entre izquierdistas y derechistas, que cuando escriben intentan resaltar cada uno las fechas o datos que más les interesan, ocultando, camuflando o restando relevancia a aquellos otros que no les gustan o que podrían restar vigor a sus tesis. Lo más típico, ya digo, es que cada historiador tenga su propia opinión antes de investigar y buscar las fuentes y que después vaya tomando o desechando lo que le parece hasta llegar a las conclusiones que ya había sacado de antemano.

Los marxistas, por ejemplo (que les hay más y
menos descarados) siempre procuran resaltar, en todos los períodos que estudian, el papel desempeñado por las clases sociales más bajas u oprimidas; justifican todos los acontecimientos y avances con un móvil económico, y tratan de explicar todos los logros sociales e institucionales basándose en las luchas de clase y en las revueltas protagonizadas por los estamentos inferiores. Por el contrario, la historiografía más conservadora normalmente se empeña en dar relieve a la motivación religiosa en las grandes empresas de las naciones occidentales, en oscurecer las etapas en las que ha habido predominio de culturas diferentes a la cristiana y en dividir la historia en función del crecimiento cultural y económico (este último, en términos estrictamente cuantitativos). En concreto la conocida y anticuada división entre Edad Antigua, Media, Moderna y Contemporánea se basa precisamente en estos últimos parámetros. La disparidad de versiones según se afronten los hechos con una u otra filosofía puede apreciarse con gran nitidez en acontecimientos recientes como nuestra Guerra Civil o el movimiento fascista en Europa, y en otros no tanto como la Guerra de las Comunidades (donde la disparidad es casi cómica) o las Cruzadas.

Yo ya me he rendido en la búsqueda de la historia objetiva, pues creo que todos los historiadores son humanos y la cabra no puede evitar tirar al monte. Me conformo con que al menos un libro no sea sectario o esté manifiestamente al servicio de un partido o ideología concretos, como sucede a menudo por desgracia. Creo que la mejor precaución que podemos tener los aficionados a este tipo de lecturas es esforzarnos en identificar racionalmente las corrientes que existen, rechazar nuestros prejuicios en la medida de lo posible, y estudiar todas las visiones, aunque no coincidan con nuestra forma de pensar, teniendo claro que ninguna de de ellas se ajusta al 100% a lo que en realidad sucedió, pero que si conocemos lo que opinan todos los autores nos aproximaremos mucho más a la verdad que si nos recreamos placenteramente en los que nos son afines.

miércoles, 15 de abril de 2009

PICHONES CON ARROZ


Soy un hombre de gustos simples, amante de los placeres sencillos, y por eso cada vez que puedo organizo con mis amigos una comida para degustar los deliciosos platos típicos de Castilla o de donde sea. A veces montamos una excursión gastronómica, como la última a Portugal, el sábado, o tantas que hemos hecho a diferentes puntos de España. Pero lo normal es que, guiado por mi instinto carnívoro, yo escoja algún sitio típico de mi ciudad, fije una fecha para el festín y mande un email a toda la peña para que se apunte el que quiera.

Este jueves elegí para cenar un famoso restaurante especializado en guisos de caza que recordaba perfectamente de las Bodas de Plata de mis padres. ¡Como para olvidarse de aquellas fabes con almejas y aquella perdiz estofada que me metí entre pecho y espalda! Pero como me quedó mucho trauma con los pichones con arroz, me juré a mí mismo que volvería y, aunque once años después, he cumplido mi promesa en compañía de unos cuantos gourmets especializados, entre los que desgraciadamente (no se lo perdonaré jamás) no se encontraban los glotones Veneficus y Leonardo.

Tras unos entrantes dignos y muy bien presentados, y una toma de contacto importante con el vino de la casa (dos botellas casi sólo para dos, que las tías ya se sabe…), apareció la bandeja con los palominos en arroz, guisados con liebre o conejo de monte, al gusto del consumidor. Nosotros dijimos liebre y no nos equivocamos: un sabor bravío y poderoso matizado con el arrocito y resaltado con unas buenas guindillas nos dejó el estómago temblando, sin casi valor para afrontar unos postres de campeonato.

A ver la próxima por qué palo nos decantamos. Aceptamos todo tipo de sugerencias.

lunes, 13 de abril de 2009

POLÉMICA RECTORAL

Siempre me han gustado las procesiones, y todos los años intento ver alguna. Sé que mucha gente las critica por el hecho de haberse convertido en meros espectáculos turísticos y teatrales; es cierto que la mayoría de la gente que va a verlas y muchos de los propios cofrades se acuerdan sólo de la religión en esta época, o ni siquiera eso. Incluso se dan paradojas e incoherencias como la protagonizada por el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, que con una mano lleva el bastón procesional mientras que con la otra firma el contrato de la publicidad atea en los autobuses. Aún así, creo que en los tiempos que corren cualquier manifestación religiosa -cristiana- pública es un acto valiente.



Como todos los años, el pasado jueves -Jueves Santo- se celebró en Valladolid la procesión del Santísimo Cristo de la Luz, con la magnífica imagen titular del mismo nombre alumbrada por la Cofradía Universitaria, obra del gran imaginero Gregorio Fernández. Es una de las procesiones más bonitas y elegantes de la semana Santa vallisoletana, que afortunadamente este año ha podido salir ya que, al menos, el jueves por la mañana no llovió.

Todos los años el rector de la Universidad de Valladolid acompaña a la procesión en su calidad de máximo dirigente de la insitución que acoge a la cofradía. Sin embargo, este año como novedad, el rector, Evaristo Abril, se dirigió a los presentes delante de la magnífica fachada-retablo del edificio histórico de la Universidad hablando de la Semana Santa como "momento fundamental de la vida del cristiano" y del papel de Dios en la vida de los cristianos, en el trabajo, en las aulas o en el hogar, señalando que "hay un algo santo y divino escondido en las situaciones más comunes, que le toca a cada uno de nosotros descubrir" (ver noticia).


Como es de imaginar, la polémica ha surgido pronto desde los sectores más antirreligiosos y laicistas de la sociedad (ver comentarios a la noticia), y estoy seguro de que dicha polémica se incrementará. Estos señores que critican las palabras del rector no sé que esperan o de que se extrañan, porque al fin y al cabo están hechas en el marco de una procesión de Semana Santa. A mí me han parecido unas palabras valientes y más en los tiempos en los que vivimos, en los cuales se quiere eliminar cualquier símbolo católico del plano público, restringiendo cualquier manifestación religiosa al plano puramente privado, casi clandestino.

domingo, 12 de abril de 2009

EL COMENTARIO DE LA SEMANA (31): UNA COSA ES LA EXCUSA TONTA Y OTRA TIRARSE POR LA VENTANA

Los mejores comentarios de las tres últimas semanas han sido:

I- " (...) A ciertas edades todos deberiamos estar emancipados, pero te puedo asegurar que he visto bastantes casos en mi trabajo (y trabajo bastante en la finanza) realmente penosos por seguir la idea de la emancipacion sin los menores calculos o previsiones financieras.

Me parece un poco injusto por tanto plantear una idea de este tipo fuera del contexto social que vivimos. España tiene un problema economico muy serio que hace que esta situacion [vivir con los padres pasados los treinta] sea mas frecuente de lo que parece (y es curioso, creo recordar haber leido un informe que dice que en EE.UU, país por excelencia de la emanciapacion, la tasa de retorno al hogar de los padres se esta disparando con la crisis).

Por tanto una cosa es la excusa tonta (...) y otra es tirarse por la ventana financieramente por un ideal (...). En la vida hay muchas cosas que serian deseables y correctas a todos los efectos, pero si los medios estan limitados debemos de trabjar con este hecho".

Autor: Langor
Entrada: Con mamá y papá

II- "(...) Si la gente se acerca a los templos única y exclusivamente cuando hay algún paso o trono dispuesto a procesionar algo querrá decir. ¿Cual es el problema, que la gente participe en estas manifestaciones o que participe y después no aparezca más por la parroquia? ¿De quién es la culpa de que después las iglesias estén vacías? ¿De las Hermandades, que atraen a gran multitud de creyentes, o de los sacerdotes, que no saben o no pueden encauzar esa afluencia de siervos? (...)"

Autor: AdP

Entrada: Carmen Chacón y el Cristo de La Legión

viernes, 10 de abril de 2009

CARMEN CHACÓN Y EL CRISTO DE LA LEGIÓN


Es cierto. Las procesiones de Semana Santa han perdido prácticamente todo su significado religioso para convertirse, de forma casi exclusiva, en un hecho folclórico y cultural que se mantiene y fomenta desde la Administración a causa del turismo y del lucro que lleva asociado. Valga como ejemplo la vergonzosa respuesta de las cofradías ante la polémica de los lazos blancos en las túnicas de los cofrades y las estrambóticas respuestas de gobernantes e histéricos tontos útiles. Algunos imbéciles, incluso, han pedido que los antidisturbios disolvieran las procesiones, al más puro estilo soviético en Praga, si los cofrades portaran el mencionado lacito.

También es cierto que muchos cofrades no pisan una iglesia en todo el año en el mejor de los casos, cuando no llevan una vida totalmente enfrentada a las enseñanzas del cristianismo. Aunque esto último también lo podríamos decir de muchos de los que acuden semanalmente a comulgar muy ¿devotamente?.

No obstante, y a pesar de todo, quiero romper una lanza a favor de esta centenaria tradición que para muchos supone, aunque sea una vez al año, acercarse a los misterios de la fe y también, para una gran multitud, sin duda, una forma de comprender de primera mano la pasión y muerte de Nuestro Señor.

Por no obviar lo mucho que me congratula y disfruto imaginando cuánto debe fastidiar a tanto quemaconventos comprobar que, a pesar de sus esfuerzos, en España sigue arraigado un fuerte sentimiento cristiano que será muy difícil de borrar. Cuánto deben sufrir los enemigos de la Iglesia al conocer los índices de audencia de las pocas emisiones religiosas y películas relacionadas que todas las cadenas retransmiten salvo las más puramente masónicas. Valga como ejempo de todo esto el traslado del Cristo de la Buena Muerte a hombros de rudos legionarios de las más diversas razas en un acto que todos los años supone una alegoría del verdadero sentido de la Hispanidad. Iglesia, Patria y Ejército unidos un año más a cargo de los presupuestos del ministerio de la Chacón. ¿Se puede pedir más?

ENCUESTA SOBRE EL OPUS DEI

Pregunta: ¿Qué opinión tienes sobre el Opus Dei? (pueden votarse varias respuestas. Por favor, vota sólo una vez)


Nº de votantes: 30



Respuestas:

a) Siento mucha simpatía por ellos. Esta institución es un ejemplo a seguir para todos los católicos.
5 votos (16%)

b) Los católicos que critican al Opus están atacando inconscientemente a la Iglesia en su conjunto.
4 votos (13%)

c) La “leyenda negra” del Opus ha sido urdida por los progres y enemigos de la Iglesia, o incluso por católicos envidiosos o que no están bien informados.
6 votos (20%)

d) Reconozco que algunos de sus miembros con dimensión pública han cometido errores (pero a título particular). 6
votos (20%)

e) No simpatizo especialmente con el Opus, pero sus miembros por lo general son una gente encantadora y muy educada.
6 votos (20%)

f) Respeto el Opus Dei como parte integrante de la Iglesia Católica, pero su vinculación con el poder financiero y con el ultraliberalismo económico contradice los valores evangélicos.
10 votos (33%)

g) Respeto el Opus Dei como parte integrante de la Iglesia Católica, pero están morbosamente obsesionados con el Sexto Mandamiento.
4 votos (13%)

h) No son una secta, pero sus métodos de captación son agresivos, elitistas y clasistas, y la institución tiene algunos rasgos sectarios y de control de la personalidad.
10 votos (33%)

i) El acceso de muchos de sus miembros a los puestos clave de la Administración, la banca o la Universidad es una prueba de su tesón y capacidad de trabajo, y no existe ninguna estrategia de la Obra dirigida a ello.
1 voto (3%)

j) El acceso de muchos de sus miembros a los puestos clave de la Administración, la banca o la Universidad no es algo casual, sino que responde a una estrategia organizada de la dirección del Opus, basada en el tráfico de influencias.
15 votos (50%)

k) Son una secta destructiva con apariencia de institución católica con la que han engañado a una parte de la sociedad y de la Iglesia. 6 votos (20%)

l) Ninguna de las anteriores respuestas se ajusta a mi opinión. 1 voto (3%)

NOTA: En las encuestas en las que pueden votarse varias opciones, el % no representa el porcentaje de votos que ha obtenido cada respuesta sobre el total de los emitidos, sino el porcentaje de votantes que ha escogido esa opción.


miércoles, 8 de abril de 2009

UN MECHÓN DE SU CABELLO...

Probablemente mentiría si digo que es la primera cosa en que me fijo en una mujer, pero tengo claro que es una de las que más me fascinan. El cabello de una chica lo es todo. Es la bandera de su feminidad, la corona de su belleza, el arma mortal de su coquetería, el reflejo de su estado de ánimo, el símbolo de su sensualidad y la expresión de su ternura. Las chicas con el pelo a “lo chico”, por muy guapas que sean, nunca han conseguido captar mi atención, ni mi interés. Me encanta la melenita y, mejor aún, el pelo largo, que es un tesoro que me encandila y que ellas cuidan con orgullo y con mimo.

Es verdad, me fascinan las diferentes formas y peinados del pelo de las mujeres. Me pierde la cola de caballo, que les da ese aire de niñas buenas, aunque sean unas vampiresas; me enloquece el cabello suelto, tanto cuando cae recto y disciplinado como cuando vuela sin norma ni vereda, flotando e inundándolo todo a su alrededor; y lo que más me gusta, sin duda, es cuando una chica convierte su sobrio recogido en una melena enloquecida, casi obscena. Una mujer guapa soltándose el pelo es un espectáculo que siempre me sobrecoge. También me encanta, por lo entrañable, el “moño de emergencia” que sólo te dejan ver cuando hay mucha confianza.

El pelo de las chicas es su seña de identidad y puede llegar a decirte mucho sobre ellas. Su olor y su tacto, que son únicos en cada mujer, se graban para siempre en la memoria de los sentidos.


lunes, 6 de abril de 2009

NOTAS RÁPIDAS SOBRE EL ABORTO

Sobre el tema de la próxima ampliación del aborto, que en tantos blogs y medios católicos se ha tratado, yo sólo quiero esbozar las siguientes notas breves:

1- El aborto es un crimen terrible que debería ser castigado con severidad.

2- Sin ninguna duda, la mayoría de los españoles tiene hoy en día una postura favorable o flexible con el aborto. La crítica sin resquicios a cualquier modalidad de aborto sólo proviene de sectores católicos ultraminoritarios.

3- El Partido Popular es un partido abiertamente abortista y jamás moverá un dedo para que en España se deje de abortar. No representa de ningún modo a los católicos españoles.

4- El “antiabortismo” se ha convertido en un instrumento político de la oposición. Les intereresa que las manifestaciones contra el aborto sean multitudinarias para que sirvan de indicador del descontento con ZP, pero yo tengo el convencimiento de que una parte importantísima de quienes participan en estas movilizaciones no alberga sentimientos antiabortistas sinceros, o al menos, en muchos casos, sólo se opone a la Ley de plazos.

5- Las manifestaciones no servirán jamás para frenar la iniciativa legislativa de ampliación mientras se mantengan las ya citadas circunstancias. Da igual cuántas se hagan y lo multitudinarias que sean. Además el ambiente alegre y hasta festivo de las mismas es incompatible con el drama del asesinato de miles de niños en el vientre de sus madres.

6- Mientras tengamos un modelo político que permita que una cuestión como la vida humana pueda ser objeto de debate, consenso o votación, siempre habrá aborto legal, pues existen numerosos intereses sociales y económicos que “aconsejan” su despenalización.

7- Hoy es imposible que un grupo político que defienda la persecución integral del aborto obtenga ninguna cota de poder a través de los cauces previstos en la Constitución.

… Y no tengo nada más que añadir.

sábado, 4 de abril de 2009

PASCUAS JUVENILES


Ayer, pensando en la proximidad de la Semana Santa, me vinieron a la cabeza muchos recuerdos de mi época de la Facultad, cuando cada año participaba estos días, en compañía de mis amigos, en una Pascua juvenil.

No sé si he contado aquí alguna vez que entre los 18 y los 25 años estuve metido en grupos cristianos de los jesuitas. Algún borrón tenía que haber en mi impecable currículo fascista ;-) De esta etapa podría escribir un libro sobre la importancia de las formas en la religiosidad y sobre otros asuntos, pero no es objeto de este post, así que me limito a comentar que de los varios cientos de ex alumnos y alumnas de colegios de órdenes de espiritualidad ignaciana que integrábamos estos grupos en mi ciudad, muchos de los que yo conozco, y especialmente los profundos y espirituales monitores, hoy pasan por completo de la Religión y de la Misa. Un tema para la reflexión, igual que la crisis de vocaciones en la Compañía de Jesús, que para mí se explica por su reconversión en asociación asistencial y en ONG dudosa, y por la pérdida de aquella mística ignaciana tan atractiva para los jóvenes. Ahora ONG´s hay muchas, no te exigen dedicar la vida entera ni mucho menos hacer votos, así que para muchos la elección está clara.

Pero me estoy enrollando de mala manera. Yo quería hablar de aquellas Pascuas multitudinarias (hasta 400 personas) de grupos de toda España que se celebraban de Jueves Santo a Domingo en colegios o centros de la Compañía o afines en Villagarcía de Campos, Comillas, Navafría, Salas de los Infantes o Balmori. Guardo un recuerdo entrañable de aquellas experiencias que vivía siempre junto a Veneficus y otros colegas, amigos desde el cole. Algunos años compartí Pascua con Ignatus, Teutates y Meletea.

Los jesuitas y los fieles monitores (hoy algunos arrejuntados) se pasaban toda la Cuaresma explicándonos a los chavales de 18 ó 20 años que aunque en la Pascua habría muchos chicos y chicas, no se podía apuntar uno con intención de ligar, ya que se trataba de una actividad para vivir intensamente la Resurrección de Jesús y para conocer las vivencias espirituales de otros jóvenes, y que no debíamos de ninguna nanera andar fijándonos en lo guapa que era ésta y en lo mono que era aquél. A cuento de esta advertencia, también recuerdo cómo tras pillarme coqueteando con una logroñesa preciosa el Sábado Santo, un monitor de éstos me soltó socarronamente:

- Veo que las niñas de Logroño se han tomado muy en serio lo de no fijarse nada en la belleza para tratar con los chicos de la Pascua.

Menudo hijoputa. El caso es que las Pascuas eran experiencias muy bonitas y de verdad que inolvidables, por el corazón que poníamos en todos los oficios; por la oración de Getsemaní del Jueves (con el tema Tierra firme de fondo, interpretado con violín); por la mañana de reflexión del Viernes y el Vía Crucis de por la tarde, que me ponía los pelos de punta; por las típicas reuniones en grupo para hacer la ronda de “¿Cómo te has sentido?” (un poco mariconada); por el Camino de Emaús del Sábado, que era un paseo en pareja de varios kilómetros por el campo para intercambiar sentimientos (y que se hacía invariablemente con una tía buena, salvo Veneficus y yo, que algún año lo recorrimos juntos porque ninguna nos escogía); y por la fiesta entusiasta para celebrar la Resurrección tras la Vigilia llena de velas y de misterio, que es para mí una de las celebraciones religiosas más bonitas que he visto y que nadie hace como los jesuitas.

Aunque lo más distintivo de las Pascuas juveniles era sin duda la sección de guitarreros que ponían banda sonora a todas las celebraciones. Me acuerdo como si fuera ayer de las pintas noventeras incalificables de todos aquellos aspirantes a cantante de pop y de cómo ligaban los muy cabrones interpretando canciones de moda en los descansos. Al Subdirector del Banco Arús le habría encantado venir con nosotros.


También eran un puntazo los ya mencionados grupos para “comentar las jugadas”. Eran una cosa curiosísima y Veneficus y yo nos lo pasábamos fenomenal adivinando lo que iba a decir cada uno en su turno o preparando nuestra intervención antes de reunirnos. Lo bueno es que casi todo el mundo se comportaba como si estuvieran poseídos o hubieran visto una aparición, y como si fuéramos amigos íntimos de toda la vida, e incluso hermanos, pese a no conocernos de nada, ya que los grupos se formaban con 8 ó 10 personas de distintas ciudades. Por ejemplo, en la primera reunión, el Jueves Santo, cuando el monitor nos preguntaba por qué habíamos venido a la Pascua, las respuestas de la ronda eran todas idénticas o con mínimas variaciones:

-Buenoooo, estooooo, yo he venido a la Pascua porque me han dicho que se vive todo muy profundamente, porque conoces cómo viven los demás la Semana Santa y para cargarme las pilas para todo el año.

Lo de las pilas sobre todo se repetía sin cesar, para nuestro descojone, ya que alguna vez apostábamos el número de veces que iba a pronunciarse la expresión “he venido a cargar las pilas”.

Por último, contar -sin su permiso- una anécdota insuperable de Veneficus en la reunión de despedida de nuestro grupo, el Domingo por la mañana, en la Pascua de Comillas del año 96. La iluminada monitora propuso una bujarrada especial, consistente en hacer un corro con las manos dadas y expresar cada uno por turnos qué valores le había transmitido durante esos días el compañero de su derecha. Como ya os imagináis, la situación era de vergüenza ajena, todos ahí soltando unas tibiezas que no sabías donde meterte:

- María Luisa me ha hecho darme cuenta de la importancia de ser alegre y ver el lado positivo de todo.

- Jesús Antonio me ha enseñado en esta Pascua a vivir la Fe intensamente.

- De Ángel he aprendido que se pueden tener muchas dificultades y aun así ser feliz y vivir con confianza.

Total, que cuando le tocó hablar a Veneficus, se quedó un rato callado mirando dubitativo a la moza que tenía enlazada de la mano y dijo:

- Perdona, es que no me acuerdo cómo te llamabas.

Todavía me estoy riendo, en serio.

jueves, 2 de abril de 2009

BREVE Y TRUCULENTA HISTORIA DEL ACEITE DE RICINO

El aceite de ricino, que se obtiene de la planta del mismo nombre, ha sido utilizado como laxante desde la Antigüedad. En Wikipedia se nos dice que una dosis típica contiene entre 10 y 30 mililitros y que “su efecto se basa por una parte, en la acumulación de agua en el intestino y, por otra, en la irritación de las mucosidades que aceleran el vaciado del sistema intestinal”. La reacción se produce a las dos o cuatro horas de haberlo ingerido y en dosis elevadas se pueden producir náuseas, vómitos, cólicos y diarreas.

Pero el brebaje en cuestión no se ha hecho famoso en nuestro país precisamente por sus efectos medicinales, sino por su uso habitual como instrumento de castigo y represión política en los años 30 y 40.

La primera referencia que tenemos del uso punitivo del ricino se remonta a Italia en la segunda década del pasado siglo. Los Fasci di Combattimento empleaban purgas con este producto para intimidar a los socialistas ya antes de la Marcha sobre Roma.

La importación a España de esta práctica se produce en 1931, con la constitución de la organización de La Conquista del Estado, de Ramiro Ledesma, empeñada en imitar al fascismo italiano en sus consignas, estética y métodos. Tanto en este grupo como en las J.O.N.S. que nacieron poco después, se empezó a utilizar el aceite de ricino en la sede de Madrid, como sanción disciplinaria a los propios afiliados que desobedecían al mando, incumplían sus obligaciones o comprometían al grupo con su imprudencia. El correctivo se aplicaba a cucharadas, cuyo número dependía de la entidad de la falta. En poco tiempo, este desagradable tratamiento se exportó a las peleas con los adversarios políticos, principalmente en el ámbito de la Universidad, donde miembros de la marxista Federación Universitaria Escolar (F.U.E.) eran acorralados por los chicos de Ramiro y obligados a degustar el saludable potingue.

Pero la máxima “popularidad” del ricinamiento comienza con la fundación de la Falange. Los jonsistas recién incorporados aportaron este “invento” que se propagó rápidamente por todos los puntos de España que contaban con núcleos falangistas. Tan común era darles ricino a los rojos que el propio José Antonio Primo de Rivera llegó a explicar a unos militantes a los que destinó a la “segunda línea” y a labores de propaganda: "No sois lo suficientemente jóvenes para ricinar a un comunista o asaltar un quiosco de periódicos. Para eso hace falta tener menos de veinte años y la alegre irresponsabilidad de la adolescencia”. Por entonces, el estimulante ricino ya era protagonista indiscutible de los encontronazos entre jóvenes escuadristas de Falange y grupos de comunistas, socialistas y anarquistas, principalmente en las calles de Madrid.

El ricinamiento era un acto violento, pero casi solemne. El mejunje venía en una botella grande de cristal y no se utilizaban ni cucharas, ni vasos, ni monsergas. Una vez atrapado el comunistón de turno, se le invitaba a beber un buen trago. Como el sujeto solía resistirse o retiraba la cabeza, se le solía inmovilizar y hasta taponarle la nariz para que abriera la boquita y diera un sorbito por mamá y otro por papá. También era frecuente golpear a la víctima en la boca cerrada con el cuello de la botella hasta que decidiera qué le convenía más: perder los incisivos o pasarse unas horas con diarrea. La dosis variaba en función de los “pecados” del izquierdista, pero rara vez se abusaba, pues el ricinamiento era concebido como una simple advertencia o humillación. Lo de obligar a beber la botella entera sólo se hizo en casos muy excepcionales, en un ambiente ya prebélico o durante la Guerra Civil. Francisco Umbral en su novela La leyenda del César Visionario (1992) deja caer que hubo personas que murieron por los padecimientos derivados de este castigo, pero yo no me lo creo.

Durante la contienda el ricino se convierte en un elemento habitual de represión en la retaguardia, si bien se destinaba casi en exclusiva a las mujeres; con los varones se empleaban otras técnicas menos sutiles. Cuando el Ejército Nacional tomaba un pueblo, se procedía a la detención de los “republicanos” más comprometidos o destacados en los combates. Si habían escapado o no se los localizaba, era relativamente frecuente que las mujeres de sus familias fueran ricinadas, a fin de forzar la entrega motu proprio de los emboscados. También se purgaba con frecuencia a las milicianas capturadas en Zona Roja, acompañándose la práctica de otra muy típica de la Falange, el rapado al cero, que en aquella época suponía para cualquier mujer una dura afrenta y degradación. Se solía decir que el fuerte poder laxante del aceite depuraba su “tóxico interior” y el corte del cabello servía como censura de su libertinaje.

Las recetas de ricino fueron inicialmente una costumbre casi exclusiva de las Banderas de Falange Española, que, según avanzaba la guerra, se fue extendiendo a otras milicias y unidades militares, hasta el punto de convertirse en una especie de símbolo de la victoria en los pequeños pueblos ocupados por Franco en los que casi sólo quedaban mujeres y niños. En los primeros años de la postguerra se continuó usando el purgante, de forma mucho más residual, en los cuarteles de la Guardia Civil, como castigo para los maquis y “guerrilleros” emboscados en el monte.

La total desaparición de este emblemático correctivo no sólo se debió, aunque parezca mentira, al aperturismo del Régimen del 18 de julio o a la llegada de la democracia y al consiguiente cambio en la forma de entender la lucha política, sino sobre todo a los avances farmacéuticos, que relegaron el aceite de ricino a las herboristerías en el mejor de los casos. Los patriotas de la Transición no conseguían encontrar el laxante en las tiendas y por eso toda la progresía ha permanecido estreñida desde entonces.

Pese al indudable calado de esta simpática "medicina" en la memoria popular, apenas podemos hallar referencias en la literatura o en el cine. Yo sólo recuerdo la heroica paliza de Mateo y sus muchachos al antiespañol Doctor Relken en Los cipreses creen en Dios (1953), de Gironella; la histriónica escena de la peli Silencio roto (2001), de Montxo Armendáriz, en la que un picoleto hace ingerir la botella entera a un izquierdista que blasfema jugando a las cartas, y unas imágenes de La buena nueva (1998), de Helena Taberna, en las que un grupo de falangistas ricina a la novia de un rojo y la pasea por todo el pueblo.