lunes, 5 de enero de 2009

¡YA VIENEN LOS REYES!


En mi familia, los Reyes Magos son una tradición arraigada.

De niño siempre pasaba buena parte de las Navidades en Madrid, pues mi familia paterna es de allí, pero para el día de Reyes ya habíamos vuelto a nuestra ciudad. Como mis abuelos y mis tíos de la capital se negaban a perderse las caras de mi hermana y mías al abrir los paquetes, recurrieron, más por sentido práctico que por antiespañolidad, al gordinflón y nochebuenero Papá Noel, argumentando a mayores que así podíamos disfrutar de los regalos durante casi todas las vacaciones.

Como volvíamos de Madrid con el Seiscientos – y luego el Seat 124- cargado hasta el techo de muñecas, Ibertrenes, castillos o barcos de Playmobil, geyperman o similares, mis padres instauraron la sabia costumbre de que los Reyes Magos tuvieran un talante mucho más práctico, cultural y educativo. Así, en la mañana del día 6, sus Majestades de Oriente pasaban de traernos juguetes y nos dejaban toda clase de cuadernos, material escolar, libros, ropa y en fin… todo eso que a los niños les jode tanto que les regalen. Ni que decir tiene que como consecuencia de esta práctica paterna, yo siempre consideré a Melchor, Gaspar y a Baltasar unos tíos muy estirados, casi como una prolongación de mis profesores del cole. Además mis padres solían hacer la gracia de dejar una carta firmada por los tres soberanos en la que nos daban la chapa a mi hermana y a mí con que si habíamos sido buenos, pero yo un poco trasto, etc, etc… Vamos, un trauma cojonudo.

Pocos años después de enterarnos de la Gran Mentira de Santa Claus y de los Reyes, mis parientes madrileños mantenían la costumbre de regalar en Nochebuena tanto a niños como a mayores, y en mi casa además decidimos que todos teníamos que hacer un regalo a todos. Recuerdo muy bien los primeros años de vigencia de esta norma, hurgando en mi hucha y comprando un pequeño detalle a cada uno de los miembros de mi familia. Para mi madre, que era y sigue siendo la más difícil de regalar, casi siempre escogía alguna horrible figura decorativa, que por desgracia aún tiene en el salón por estrictos motivos sentimentales, que no estéticos.

Y esta tradición la hemos mantenido hasta ahora. El día 6 por la mañana, generalmente muy pronto, nos reunimos en casa de mis padres y abrimos todos los paquetes que durante los últimos días de diciembre y primeros de enero hemos ido depositando en un armario o, últimamente, en un dormitorio sin ocupar. Hace muchos años había pocos paquetes: cada uno recibía una o dos cosas como mucho; pero poco a poco ha ido creciendo la montaña de regalos, no tanto por nuestro consumismo, sino por la manía de envolver por separado hasta un lápiz, unos calcetines o cualquier cosa insignificante que se haya comprado para alguien en los dos meses anteriores.

Cada uno de nosotros debe haber puesto en sus regalos una etiqueta adhesiva con el nombre del destinatario. Llevamos todos los paquetes al salón (antes lo hacía mi padre por la noche, pero ahora pasamos de chorradas) y nos ponemos a abrir cada uno los suyos entre risas y exclamaciones como si tuviéramos cinco años. En los últimos tiempos, la mayoría de regalos son previsibles, pues por comodidad ya nos solemos preguntar lo que queremos “de Reyes”, pero al final siempre cae alguna sorpresilla.

Antes de comenzar la ceremonia de desenvolver paquetes, mi padre baja a una famosa pastelería cercana a por el roscón. A veces se tira un montón de tiempo haciendo cola y tarda en volver, y nos ponemos nerviosísimos esperándole delante de los envoltorios de colores, curioseando las etiquetas e intentando mirar al trasluz o haciendo sonar los paquetes no identificados. ¡Menudos tramposos! A veces aprovechamos la espera para mangonear en el Belén y bajar a los Magos de los camellos para ponerlos justo frente al Niño.

Una vez desvelados los misterios envueltos, nos sentamos a la mesa y degustamos el roscón (que a mí no me gusta demasiado) con un cremoso y caliente chocolate. Mi hermana siempre inspecciona minuciosamente el dulce y hace un montón de triquiñuelas para llevarse la sorpresa. Al acabar vamos a Misa todos juntos, como Dios manda.

Yo odio salir de compras, tanto para mí como para otros, pero todos los años hago de tripas corazón para mantener una tradición bonita que, al menos por un día, nos hace a todos niños, acercándonos más y llenándonos de ilusión.

Me gustaría que vosotros también contarais cómo vivís los Reyes Magos.

8 comentarios:

ignatus dijo...

En mi familia hacíamos lo mismo (regalarnos todos a todos) justo, justo hasta este año. El asunto es que somos 5 hermanos y las repectivas cuñadas (aprox.), más 5 hijos/sobrinos. Total un montonazo de regalos, de comeduras de coco, de ver a última hora que el valor de algunos regalos está claramente descompensado con otros (y alguna cuñada es muy de "llevar la cuenta"), por lo que sales el día antes por la noche a ver qué se te ocurre...

Recuerdo un año, antes de que hubiera niños, que entre todos nos regalamos 56 libros... es que en mi familia somos muy cultos (bueno, yo no: a mí también me regalaban libros, pero siempre de la colección "El Papagayo", de estos malos de humor descerebrado).

El caso es que este año hemos decidido regalar sólo a los niños y a mi madre. A mi padre no, que se jorobe y no se hubiese muerto hace años(sí, también hago humor negro, soy muy completo).

A ver qué tal mañana, cuando en vez de decenas de paquetes y envoltorios sólo haya unos pocos. Por de pronto ha sido más descansado.

Por cierto, Neri, que por lo que dices el roscón lo compramos cada año en el mismo sitio: hoy lunes, a las 10.25 AM había delante de mí 70 personas, y a las 11.00 salí con el "manjar". Dile a tu padre que si quiere un número 4 (el grande) sin nata, vaya preparando 31 euros (para que luego digas de las copas: esto sí es un timo, mil duros por harina, agua, azúcar y trozos de fruta... ni siquiera ponen música, ni hay "tontoalapuerta"... Eso sí, igual de apretujaos)

Por cierto, que ese es para mi suegra que siempre tiene antojo: el mío es del Mercadona congelado y con nata, por 7,25. Lo bueno de no tener paladar es que la mierda con azúcar me sabe igual de buena y es más barata.

Bueno, chicos, que os echen muchas cosas (o sólo una, pero que sea la Play 3)

Miquelino Flynn dijo...

Con eso de la Gran Mentira de Papá Noel sé a lo que te refieres, de hecho este año he pasado la Nochebuena en casa de unos familiares y uno de mis tíos se disfrazó de ese personaje para regalar a mi prima lo que la había comprado. Está claro que como no existe o lo hacía así o se limitaba a hacer aparecer los regalos como si hubieran salido de la nada. Algo que siempre me ha parecido un poco soso, la verdad. Me pareció un detalle que, al margen de lo que podamos pensar de ese señor de rojo (¿o era de verde?), hizo de esa noche un momento un poco más especial si cabe. Al menos en la mirada de mi prima vi algo de eso.

Lo que no acabo de entender es lo de la Gran Mentira de los Reyes. De hecho, si no existieran realmente el día que tuviera hijos haría lo mismo que mi tío pero disfrazándome de Rey Melchor. Y cuanto más lo pienso más ilusión me hace ponerme la barba blanca, incluso casi estoy empezando a desear que sea mentira también.

Aprendiz dijo...

Al Neri, me rio mucho con tus entradas, por un momento he dudado si estaba escrita por un adulto o un niño...

En mi familia cuando era chica si que venía papa noel, pero solo un regalo por cabeza, ahora mi abuelo nos da un sobre, que hace un buen apaño...

Pero los que nos gustaban eran los reyes. Con eso de que tuviéramos mas tiempo para jugar, en mi casa vienen el día 5 después de la cabalgata. A mis abuelos maternos y a mi tia le gustaba vernos entrar a los 5 hermanos a tropel, casi pisoteandonos para llegar al salón.
Dado que tengo 4 hermanos y que a mi no me gustaban las muñecas, los regalos siempre eran, mayoritariamente playmovil, lego, bicicletas, balones, algún libro, juegos para el ordenador, la play o la gameboy...
Y luego, el día 6 íbamos a casa de mi abuela paterna, de chicos los reyes también nos dejaban un regalo, a mi alguna barbie, por lo que seguro que me ponía a llorar... Ahora solo la bolsa de chuches y algo de dinerillo, pero poco porque somos muchos primos. Después del reparto, quién quiere toma roscón, aunque a mi no me gusta, y luego vamos a misa mis padres y mis hermanos.

Y luego lo típico, en el colegio a comparar regalos con las demás, yo siempre he tenido menos que la mayoría, es lo que tiene ser familia numerosa.

En fin, espero que se porten bien los reyes contigo Al Neri, a mi creo que solo me van a traer una cosa, pero bueno...

Por cierto Ignatus, eres muy borrico, eso del humor negro...puff me ha hecho gracia pero...

Besos a todos

Natalia Pastor dijo...

Yo también soy de Reyes por edad y por tradición.
Lo que está claro, es que es un dia para los niños, y que si estás rodeado de ellos,ver esa ilusión,esas miradas y expresiones de magia y expectación,son impagables.

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Como Papá Noel es un pagano (¿de?) rojo en mi casa el día de Nochebuena venía el Niño Jesús en persona y nos traía algo por sorpresa que nunca habíamos pedido. Lo de la carta llegaba la noche de Reyes.

Pero últimamente Correos está muy mal porque llevo años pidiéndome una Silvia Jato (bueno, un clon, porque está casada) y no les debe llegar la carta. Este año, por si acaso, me he pedido una Scarlet Johanson no sea que las Silvias Jatos escaseen. Voy a poner la botas de la mili que son muy grandes y todos los pares de zapatillas de deporte que tengo, hasta las viejas que uso para pintar.

Eso sí, no he sido un niño demasiado bueno. Pero, leche, que sean inteligentes y para enmendarme que me traigan de regalo a una niña buena como la Johansson (a la Jato sigo sin ponerle pegas).

Hispanicus dijo...

Yo como tengo a mi suegra a más de 800 km de distancia, soy feliz, no les he pedido nada, con eso lo tengo todo, ¡soy libre!

Espero que no me oiga o lea y me haga una pócima de esas o se venga volando en su escoba turbo inyección, por si acaso menos mal que tengo una bateria de patriots por usb.

Ahora en serio, yo solo pido a los Reyes Magos que se lleven a Zapatero y lo dejen en un oasis de Iran o más "pa´lla"

Teutates dijo...

A mí megustan los Reyes Magos, eso sí me llevé una desilusión tremenda cuando me enteré quienes eran realmente.
Ahora, y espero sea temporal, no hacemos nada, no porque no nos guste, sino por la impaciencia que tenemos a la hora de dar o recibir los regalos, mis reyes llegaron en diciembre, a principios, y yo les di también por esa época, en cuanto los compro no tengo paciencia para guardarlos, en fín que se le va a hacer, eso sí, lo que lleva sucediendo en reyes ya unos años, es que siempre hay o cena, o merienda, o chocolatada en mi casa o en la de algún amigo.

Mary White dijo...

AlNeri,ayer en la radio hablamos del salario mínimo y me acordé de ti :)

Debemos tener edades parecidas por los coches que nombras (¿el capitán Tan,Valentina y Locomotoro, Cesta y Puntos, etc.?). Mi ritual era exacto al tuyo hasta que mi hermana se casó con un irlandés. Entonces se dividieron rituales. Para mi sorpresa, siendo la oveja negra, este año he sido la única que me he mantenido firme en la noche del 5. Mi hermano,el más clasicón,me miraba con envidia y me decía "Yo también soy de los RRMM pero es que Teresa...." (por mi cuñada).
Al final es un desbarajuste, el día 6 no había nadie de mi familia en Madrid,así que tengo que esperar a verles... pero no pienso desfallecer.